miércoles, 26 de diciembre de 2012

CARTA A LOS REYES MAGOS DE UN CICLISTA

Tú mismo, sí, no disimules


Queridos Reyes Magos

Os sorprenderá que os escriba de Balaguer ahora, con tan poco tiempo para preparar los regalos, pero ahora que me han chivado que no venís de Oriente, sino de Andalucía, no me podéis poner la escusa de que ya estáis de camino.

Como ya sabréis, le había pedido los regalos a Papá Noel, para aliviaros un poco de trabajo, con una carta respetuosamente redactada. El caso es que la mañana de Navidá me levanté prontito y fui corriendo al salón, donde tengo la bici y el barbas me tenía que dejar mis regalos; cual sería mi sorpresa al comprobar que no solo no me había dejado lo que le pedí, sino que ¡me había desaparecido la bici! Miré a mi alrededor, pensando que quizás era una broma, y descubrí que también me faltaba el televisor de plasma que me había comprado con la prestación por desempleo. Creo que el gordo me tiene manía, no hay otra explicación; ¡pero si incluso al drogata del tercero, que es un mal bicho, le dejó una bici igualita a la que yo tenía...!

Bueno, ya que vosotros sois justos, como históricamente han sido siempre los reyes, creo que atenderéis mi tardía carta:

A Melchor le pido una bici nueva de montaña, para poder salir con mis amigos, por supuesto de doble suspensión de 700mm de recorrido o más, con un sillín blandote, que tengo el culo sensible. A ser posible hecha a mano como las de Juanjo, que molan más; y bien soldada, que no me rompa en cuatro días como a Pachu. No hace falta que traiga guardabarros, que ya se lo encargo a medida a Guzmán. Con pintura dorada, ya que eres el rey de Oros.

A Gaspar le pido una equipación completa, que también me la birló el maizón de los renos: un maillot con rayas diagonales, para parecer más delgado; un culotte con badana de gel (o mejor de champú, que tengo el culo muy peludo); y un casco de agujerines, que está muy fardón, pero de los buenos, no de esos chinos como el de Toni, que a saber lo que aguanta... y yo no tengo la cabeza tan dura. Y unos calcetos calefactados.

A Baltasar le pido el GPS, que lo sigo necesitando. Uno bueno ¡eh!, que no solo avise del desnivel de las rutas de Pepe, sino también de los kilómetros reales de las rutas de Javi.

A Juancar le pido una escopeta de cazar elefantes, que le tengo que dar las gracias a Papá Noel por lo bien que me ha tratado. Me vale con cartuchos de sal, solo se trata de dar calorcito.

Finalmente, y si me lo permitís, al camello le pido unas pastillas energéticas de esas que te hacen subir mejor las cuestas, o por lo menos que no importe a qué ritmo se suben. Que no sean azules como la última vez, que me sube lo que no debe.

Sin más, me despido hasta el día 6; recuerdos al Aliatar, a la Leti, a Elvis y a Simba; al Urdanga no le digáis nada, que igual se queda con mis regalos.

Atentamente, Pelayín

sábado, 15 de diciembre de 2012


CARTA A PAPÁ NOEL DE UN CICLISTA

Uno cualquiera, podrías ser tú mismo



Querido Papa Benedicto XVI Noel:

Te escribo estas líneas p'a pedirte mis regalos de Navidá y próspero año nuevo. Espero que te llegue la carta a tiempo, si no es así, llámame y te digo de palabra lo que quiero. Te mando la carta sin sello, porque no se dónde se compran sellos finlandeses.

Este año he sido muy bueno y apenas me he caído de la bici, ni me he roto nada, así que creo que me merezco un esfuerzo por tu parte. Es verdad que no voy nunca a misa, pero viendo la tripa que te gastas, seguro que valoras más que vaya todos los domingos a una cervecería, que ahí sí que no fallo ni una.

Procedo: quiero que me traigas un buen par de cubiertas, que las tengo ya muy gastadas y en el Declatón no les quedan de las baratas; que agarren bien, no como esas de Juan que se cae tanto. De color negro, a ser posible con una banda reflectante como las de la bici del cartero de Rubén.

También quiero un GPS, si viene con mapamundi de Asturias mejor, pero si no lo encuentras ya me lo pasa Vicen, así que no te comas mucho la cabeza. Que detecte los desniveles, para que Pepe no me la vuelva a meter (con perdón) en una rampona de esas con nombre escato-religioso.

P'a mí mismo te pido un kit antipinchazos, pero no para las cámaras, sino para las manos, que todavía estoy sacando pinchos de los dedos de la última vez que bajamos de la cabaña del Marqués. Mejor en color carne, que el verde destaca demasiado y yo no soy de lavarme mucho.

Finalmente, si puede ser, quiero una bici de esas plegables, como la del Profe, que fardan cantidad y me viene muy bien para hacer los "recados" (ya sabes, lo de las cervecerías...). No intentes colármela con una Brompton de palo china, que sé como distinguirlas (y como se lo diga a Pablo, te enteras). Y no seas tacaño y ponme un sillín Brooks.

Nada más, Noel (¿o prefieres que te llame Papa?), deseando a Don Usted y tus renos que tengais un feliz año, se despide atentamente

Pelayín

PD: Como no tengo árbol de Navidá, porque le tengo alergia a las bolas aunque sean de cristal, puedes dejarme los regalos junto a la bici, que la tengo en la habitación de invitados. Te dejo la ventana abierta, para que no tengas que entrar por la chimenea.

viernes, 30 de noviembre de 2012

¡¡CH'ÉÉH BÍKÁ 'ÁDEIT'IID!!

(¡¡QUE NO LOS PILLAMOS!!!)

El chillido del águila ratonera (Atsá yázhi) resonó en el valle, rebotando entre los farallones que lo cercaban por los costados. El otoño avanzaba y, aunque los árboles todavía mantenían las hojas en su sitio, empezaba a ser difícil conseguir comida fresca.
Abajo, entretanto, en la llanura entre el río y la ladera, un numeroso grupo de jinetes se mantenía a la espera; unos metros por delante de ellos, el líder aguardaba la decisión del rastreador, que, arrodillado en la hierba, tanteaba con su mano en busca de huellas….
El jefe, de edad mas que madura, recio y circunspecto como su cargo demandaba, acució al batidor, (atentos, que va…letra a letra…):
-“Díkwínokt’é lá ‘iih wohjee?, que en idioma navajo quiere decir...¿cuantos son?; el rastreador, Tasunka P’áábhlo, joven y fiero guerrero, soltero aún pero bravo de genio como puma enloquecido y conocido por escalpelar con frecuencia, respondió veloz, abriendo la palma de la mano:
-“ ‘Ashdla’ bilagáana yá’at’ééh lá líí’ bee, Tatanka…” -  que siguiendo con la traducción, quiere decir algo así como…-“cinco hombres blancos, en rápidos caballos…Gran Jefe.”-.
Tatanka Yó’Fonso, pues así llamaban al jefe, lanzó su mirada en dirección al resto de sus hombres, (sin verlos, que era corto de vista…): veintena corta de enhiestos pieles rojas sobre sus bridones, bien pertrechados de atuendos tribales, y con fuerte y destemplada voz gritó: -“Bilagáana Kóó díí yish ál”, (dicho lo cual tosió un par de veces…). Al momento, dos fornidos guerreros con sus tatuajes primitivos, y sujetando sus caballerías del ramal, acercaron al prisionero: hombre de piel pálida y corto cabello gris, que lucía unos vistosos decorados sobre sus prendas…Tatanka observó al hombre con fijeza, acercando su rostro al del pálido, tan cerca que su nariz se arrugó al percibir los efluvios etílicos del mestizo
-“Ddaasha’ yinílye?”-, (¿tu como llamar??)el aludido, que entendía un poco del indígena costero, después de tragar saliva y bizquear un poco respondió con la voz cascada por la bebida y las malas compañías…
-“Pat Ruben”…
-“Bilagaána hásgóó lénihi’£”- (¿Hombres blancos a donde ir?...-) 
-“…hacia la diligencia… íbamos a coger la diligencia de las 17:30…”-respondió asustado el ceniciento.  
Gran Jefe Tatanka asintió, era lo que sospechaba después de la veloz huida de los rostros pálidos. Volviendo la cabeza hacía el resto de su tribu, levantó la lanza y al instante un par de feroces ojeadores salieron al galope en dirección Sur, golpeándose con sus monturas a la par que cabalgaban. 
Mientras el resto de hombres inició la marcha, lenta pero constante, por la suave llanura ondulada, el anciano jefe, cuya dura vida en las llanuras habíale conferido cierto aspecto redondeado, buscó acomodo sobre su yegua, y aguardó al resto del grupo mientras contemplaba a sus belicosos integrantes: Ahora pasaban Horakus Jack y Tufierro Veloz, de su misma tribu, los Pies Negros, el primero sobre una jaca mas grande de lo habitual; detrás seguía un numeroso grupo de veteranos Mescaleros, entre los que intuía a Yosit’u Zarate, Witko Pucho, Mathoshita Marguerido, Satanta Cade'n’as y los hermanos de Tipi Quana Acedo y Parker Pepe, este último protegiendo al joven navajo Kom’anda Dié’Gho
Cerraban la marcha, ya en la retaguardia, el chamán del grupo Yastoy’aky Paul y su despiadado lugarteniente Yoke’ago’aky JhonBlas, acompañados del neófito El’ á 'dio de la tribu de los Algonquinos, y por delante entre nubes de polvo y salvajes alaridos, desaparecían ya los temerarios Cherokees Aatasista Mul’e y Thecumseh Aív' an
Retorció otra vez el caudillo sus posaderas que ya le dolían mas de lo habitual, aclimatadas como estaban a las llanas praderías, y no a aquellas montañas, y, con lento cabalgar, retomó la ruta. 
Hacía ya algunas millas que habían perdido a los renegados; fue en la posta de Ventaniella donde, aprovechando uno de los numerosos descansos que hizo el grupo, los reos pusieron pies en polvorosa y desaparecieron de la vista. El descenso posterior, pedregoso y retorcido como serpiente dormida...     (T£’iish díí bikáá’…) depositó al numeroso grupo en las verdes praderas del Valle Valdosín, de espaldas a Peña Pileñes. Es aquella un zona calma, de suave hierba, protegida por el baluarte peñoso de El Castillo, que evita los vientos Orientales, y aprovechada por los pastores para alimentar sus rebaños. 
Poco hubo de descanso allí, pues el eficaz rastreador, localizaba las huellas de los prófugos, que seguían corriendo en dirección al solitario pueblo de La Uña. El camino serpenteaba en dirección Shddi'dáh dooha'a'aah bita'gi (sureste señores...), acompañando al recién nacido arroyo Estula en su caída hacia el poblado leonés, en un tramo rápido que se hizo casi al galope. Una vez en la aldea, e inspeccionada esta en busca de los montaraces astures, a los que no se capturó por poco, pues ya subían por las alturas de Fonfría, Tatanka consintió que sus guerreros reposaran y tomaran un ligero refrigerio que les permitiera seguir la persecución, a la vez que asaltaban al inocente panadero que llegaba en aquellos momentos: -“Hastíín báá, dáánaakigo shaa dííní£, Dikwíí bááh ‘ílí? ”, (que expresa “dame pan o muere, y cóbrame, anda”, mas o menos, también dice algo de sembrar alfalfa, pero es que el navajo es muy ambiguo…)…  
Pero pronto se hizo evidente el retraso acumulado y se reanudó la marcha, lo que motivó algún griterío desaforado por parte de los oteadores Mul’e y Aív' an, que merodeaban por el Colmado acechando a su joven y dotada dependienta. 
La ruta ascendía ahora hacia Náhookos dóó e'e'aah bita'gi... (El Noreste..anda que..para tener prisa...), entre el río Carcedo y su sierra, en dirección al temible Paso de la Fonfría, lugar de extremos contrastes; pero con medio trecho recorrido, el Jefe optó por dar descanso de nuevo a sus hombres mientras que él se aventuraba en solitario hacia la temida cumbre. Fue el momento que las huestes aprovecharon para bautizar al alevín Die’Gho en los misterios del Sagrado Termo, a los que el mozo se acogió de buen grado. Por arriba en las alturas, Tatanka hacía cima y esperaba al resto de la tribu que no tardaría en llegar, para asediar la Misión de Arcenorio, lugar sagrado entre los indígenas de la zona. El batidor, hombre peligroso en extremo, pero cauto y acechante como castor en celo, acudió rápido ante el jefe:-“T’áá baa ‘ahólyá, kodóó ‘ayóo tsétahgo ‘atiin, Tatanka”…”…(Cuidado, jefe…que el camino tiene más piedras que plumas usted en el penacho...” era un poco guasón el tal Thasunka..)) a lo que  Gran Tatanka asintió: -“‘Ahoo’”…(que si, no confundir con Hau, hola tio, que tal, en Lakota) y acto seguido lo comunicó al resto de desarrapados: -“T’áá baa áholyá dine”, y así fue en efecto: un trecho duro e incómodo en el que mantenerse de pie ya era un triunfo, más aún cuando algunos oriundos de la zona acosaron por momentos al grupo. 
A partir de la Misión, el siguiente hito en el camino era el antiguo fuerte de Guaranga, deshabitado ya hacia tiempo y al que se llegó de forma más que sencilla afrontando unas cuantas rampas pedregosas y resbaladizas. Fuerte Guaranga se presenta como lugar recogido y silencioso, con testimonios casi ocultos de remotas batallas, y cuyo franqueo da paso a un descenso vertiginoso, a través de la espesura de un bosque de hayas, robles y acebos. Hábiles fueron los jinetes para ceñir a sus monturas en las traicioneras curvas de la senda, toda vez que estas amenazaban una y otra vez con expulsar a los caballistas al precipicio (Tsé ‘nt’ í’í). En una de estas, intentó la fuga el prisionero Pat Rubén, siendo rápidamente reducido por Mul’e aáh ha’ajeeh tó da’ díísoo£ígíí (Mulero Viruela loca) , en un ardid casi suicida, tras el cual, no hubo más intentos de escape. Las fuerzas bélicas se reunieron en Collado Granceno, donde celebraron un concilio, ya sin esperanzas de capturar a los fugados, sobre cómo atacar la población de Beleño; gano la opción de deslizarse silenciosamente pos las sendas y caminos cubiertos, que, a media ladera rodeaban la población. 
Y allí se sumergieron los bigardos, en una maraña de zarzas y espinos que nadaban sobre pestilentes lodazales, apenas cubiertos pos la vegetación. Fueron unos instantes de zozobra y tensión máxime cuando uno de los jinetes salió despedido de su jaca hacia los matos cercanos. 
El inmundo tramo terminaba a los pies del campamento, donde por supuesto, no había rastro alguno de los blancos, ni de sus monturas, ni de la famosa diligencia de las 17:30…TAtanka, que se había mantenido en un segundo plano todo el descenso, se acercó al prisionero con tranquilidad y a la vez que intercambiaba una mirada de complicidad con el mas forzudo de sus fieles , le dirigía unas suaves palabras al colorido mancebo:

-“Kodóó elah nídaah, díí t’áá ‘aleh’íídígo bik’e ‘ eshch’£í…’eh ...bilagáana” …” 
tranquilo hombre blanco, te va a doler solo un poco...  ...

FUENTE:
TALKING NAVAJOO BEFORE YOU KNOW IT
Leon Wall, Reservation Principal
in Charge of Literacy Program
William Morgan, Translator
Navajo Agency
Division of Education
Window Rock, Arizona
UNITED STATES DEPARTMENT OF THE INTERIOR
DIVISION OF EDUCATION . . . BUREAU OF INDIAN AFFAIRS)

jueves, 19 de julio de 2012

OPERACION VUCOGI XIX

Dicen los libros de historia que el mayor despliegue conocido de la era moderna ha sido la Operación Overlord, nombre en clave de la invasión de Normandía allá en Junio de 1944.
Salvando las distancias, el tiempo y las consecuencias, la Operación VUelta al COncejo de GIjón de este año, la 19, se ha parecido bastante a aquella otra que supuso el fin de la hegemonía nazi en Europa: meses y meses de preparación, kilómetros y kilómetros de incursiones en territorios pocos o nada explorados, días y días de debates interminables sobre un recorrido u otro, con sus cnsecuencias...mojaduras, escozones, garrapatas, arañazos.
Y todo ello bajo la eterna supervisión del General de la idea, que aún estando de viaje, de vacaciones, o arrinconado en las profundidades de la tierra, mantenía una férrea disciplina sobre los itinerarios a investigar. Si hubiera que poner un nombre en clave a la intervención de este año, no habría otro mas indicado que “ La Barcaiztegui”, (que suena bien, pero se va a quedar con las ganas...).
Y al igual que en aquella Francia en las postrimerías de la WWII, en esta ocasión el movimiento de vehículos, fue abrumador...: a los ya habituales Terranillos del PDM, y las unidades del Seprona que cuidan de nuestra seguridad hay que sumar los otros dos TT de Protección Civil, tan elegantes ellos; la ambulancia de la Cruz Roja; el Jeep de Pepe, que transportaba al director de Carrera, al jefe de disciplina, y al reportero gráfico, Srs. Peinador, Emilio y Del Real; el vehículo médico con nuestra doctora Ester; el que recogía bicicletas, con su remolque; el coche de enlace de Patricio que acarreaba con el locutor incansable; el de asistencia mecánica con la veloz Ursula y el temeroso Jorge a su lado y las cinco motos que merodeaban entre el pelotón. Y tras de todos ellos y cerrando la marcha por lugares impensables, la Tanqueta Acorazada Anfibia de David, copilotada por un animoso Víctor. A todo esto hay que sumar el tercio de millar de integrantes de un pelotón estirado y fatigado que ascendían una tras otra las innumerables cumbres de que constaba la etapa. Porque si bien es cierto que el metraje y desnivel de la edición de este año fue similar a la edición anterior, (por más que jurásemos todos en arameo y cirílico que era mucho más dura) las sensaciones sobre las monturas no lo indicaban así.
Ya en la primera rampa, en Cabueñes, se formarían atascos al haber infantes incapaces de ascender la pedregosa rampa, atascos que fueron alargando el pelotón, de tal forma que cuando las unidades de retaguardia, alcanzaban La Arquera, atesoraban ya media hora de retraso sobre la cabeza. Sería el primero de los cortes para salvaguardar la integridad grupal. A todo esto, desde la unidad motorizada de Patricio, se emitían órdenes, contraordenes, disposiciones, decretos, peticiones de información, avisos varios, radiados por las ondas al resto de desamparados corredores. La nubosidad disminuía y el sol asomaba con timidez mientras los veloces y no tan veloces llegaban al fondo de Rioseco y tomaban la ascensión hacia Paraguezos, desde donde descender hacia La Collada era ya un mero trámite, esta vez sin abejas. Dicen las malas lenguas que al pasar por la zona se oyen voces susurrantes... ...(-“¡quitármelas...quitármelas...!!!”)), por lo que la zona se transita de forma más que rápida, el record lo marca Rendueles, que no frena hasta que ve el asfalto, dándose manotazos en los brazos....
A las 12:00 (11:00 hora Zulu) se alcanzaba la zona de intendencia, y las tropas se aprovisionan de víveres sin problema, bajo una elegante carpa azul.. La División Pelaya, por otro lado, aprovecha para conferenciar en torno al vehículo de Pepe mientras degusta el aperitivo y los agentes de la Benemérita toman medidas a la navaja del susodicho y excelente cocinero.
Una vez acabadas viandas y refrescos, se retoma la acción, pasando al ataque la unidad “Repechín” del exiguo coronel Fermín, que en su feroz avance olvidan en la zaga al intendente Oscar, que amenaza con futuros perjuicios hosteleros. 
El ascenso a la senda del Bombero, se hace largo y empinado, y el suboficial Alfonso sufre por mantener el ritmo de la caravana, se hacen necesarias algunas amenazas veladas y no tan veladas para que mantenga el cansino ritmo cansino. Suerte tiene que encuentra a un veterano soldado con problemillas en su montura (cambio roto, cadena rota, eje trasero torcido, rueda doblada...casi nada, si le pasa a uno que yo se me, cambia de bicicleta...) y aprovecha la reparación para recuperarse un poco. A la par, los sargentos Moya y Mancha responden como pueden al inquisidor radiofónico...-“donde estáis-cuántos sois-cómo vais-donde están los coches-aparta Chema, que te atropellamos-Rubén para aquí-qué haceis...”...es inútil reducir el volumen de las radios...se escucha igual...
Desviado aquel infeliz hacía terrenos urbanos, y con un importante retraso en la ruta, el exiguo grupo corona Lavandera para encontrarse con otro infortunio: uno de los participantes se ha enrollado un poco de alambrada en la lorza intermedia  y la atenta doctora le cose los desgarrones para que no se le pierda la chicha; como para sacarle el casco hubo que usar palanqueta, se le traslada al lazareto más cercano a que le revisen, mientras se sube su jumenta y la del acompañante al Carro de Combate Davidiano.
Solventados los asuntos, la retaguardia acelera y corona Grandarrasa  y Palmiano y desciende al Rio Pinzales llegando en buena hora (14:00 hora Zulu = 15:00) a la Intendencia de Peñaferruz, donde el resto de Brigadas ya apuran sus raciones de combate. Es de agradecer la atención de los pobladores de la zona, que suministraron infusiones calientes a aquellos combatientes necesitados (...-”necesitados, Rubén, necesitados...tu vienes en coche, y suelta la botella de anís...suelta...dame...”)
La marcha seguía camino al poco, dirección Serín. A esas alturas, con mas de media ruta transcurrida, el intrépido Marín, que en su vida anterior debió ser explorador Sioux o Arapahoe, antes de que lo cepillaran los de su propia tribu, andaba atareado arriba y debajo, comprobando el despliegue, y, al otro lado de las ondas el implacable Echevarria  martilleaba a las fuerzas en emisión continua: ...-“donde estáis-cuántos sois-cómo vais-donde están los coches-aparta Chema, que te atropellamos-Rubén para aquí-qué haceis...”
Los continuos subeybajas de la travesía ya habían mermado las reservas de energía de los reclutas, que tras vadear la autopista por el paso elevado de Serín, afrontaban con resignación la subida al Monte Areo. Es un ascenso largo y de pendiente enrabietada, sobre todo en su tramo final, donde el reportero Paulino inmortalizaba a los sufridores. La rampa (camino llano...jejej...) produce un descalabro general, sobremanera en las unidades finales, que remontan caminando la pista. Para alivio y respiro de los escaladores y de la totalidad del pelotón, el de la emisora suelta el micrófono y ayuda a uno de los infelices. La profesora de spinning de Acedo toma buena nota del comportamiento de su pupilo, que la abandona en medio del monte, siendo auxiliada por Pedro y Pablo y Moya y alguno más. El vehículo blindado desciende entre roderas de metro sin complicaciones. Ya solo resta un estrecho sendero, cuidadosamente recortado por el Servicio de Jardinería de La Peña Pelayo, y que permite velocidades de paso elevadas a los que se atreven, y que desemboca ya en la Parroquia de Monteana.
A partir de aquí, el relevo lo cogía la Policía urbana, que custodiaba las tropas en su recorrido por la urbe, ante la sorpresa de algunas ciudadanas demasiado recatadas y con atuendos demasiado cortos. Tras paso por Poniente, Ayuntamiento, San Lorenzo, con manifestación anti-gubernamental incluida y carretera Villaviciosa, la cabalgata hace meta en Las Mestas, con posterior entrega de trofeos y prenda conmemorativa, este año, verde.
   
--””Por Dios...por Dios...que le quiten el megáfono ya...!!””, exhaló Marín, intentando sin éxito silenciar el altavoz, que seguía emitiendo aquel chorro de voz  de forma implacable...eran ya ocho las horas bajo aquel fuego sonoro, y el fluorescente comentarista no daba muestras de cansancio en su perorata...” ...-“donde estáis-cuantos sois-como vais-donde están los coches-aparta Chema, que te atropellamos-Rubén para aquí-qué hacéis-mirar a la derecha-mirar a la izquierda...”...

Enhorabuena a todos, nos vemos en la 20ª edicion de la VCG

viernes, 13 de julio de 2012

DEGAÑA...VUELVE EL HOMBRE...

Todos nosotros, amantes de las bicicletas de montaña, y de su uso, claro, tenemos ya cierto bagaje y experiencia en rutas populares, e incluso podríamos clasificarlas en órden a sus aspectos más llamativas . Así, si hablamos de dureza, se nos viene a la mente El Soplao; si hablamos de calor, acudirán Peregrinos, Montemplaria....PILOÑA¡¡¡ a nuestra memoria; si hablamos de paisajes, llegará la Travesía Asturcona, y si hinchamos el pecho, aparece nuestra VCG...y esto solo por nombrar a las más cercanas, que haber, haylas para todos los gustos... Pero si ha habido una marcha que sorprende como pocas, por su organización, por sus singularidades, por su compadreo, esta es la Degaña-Ibias. no es una ruta al uso, con exceso de participantes y de organizadores, patrocinios, etc. No, aquí se limita el número a unos modestos 125 ciclistas, acompañados de una par de motos de trial y una de enduro y dos o tres coches de la organización...pero donde sí se exceden es en el cuidado y el cariño con el que tratan a todos los montunos, que hacen que te sientas casi como en casa de Mama, casi...
No hay que buscar en esta ruta grandes descensos, que los hay, ni rampas inaccesibles, alguna hay, ni paisajes de escándalo, atravesando estrechas gargantas con el río Ibias susurrando a tus ruedas..es verdad, también los hay, ni momentos de reposo admirando las sierras de Los Ancares y los montes de Muniellos (PORRAS¡¡¡, esto también lo hay...). Bueno, si por algo se diferencia esta travesía es por el sano ambiente de camaradería que existe en el pelotón, alimentado por el buen hacer de los chicos del BTT Rozon, con su director Andrés a la cabeza.
 La llegada al lugar de salida, es un poco complicada para el que no lo conozca, a poco que te despistes, la carretera te lleva a Cangas del Nancea, ¡¡¡via Leitariegos!!! (-“...Juán...que me parece que estamos subiendo un puerto...”-¿Por que lo dices???...-...”Porque llevo 5 kilómetros en primera corta...saca el GPS anda...”...). Solventadas aquellas trivialidades, y entretenidos con la animosa charleta de Rubén Patricio, llegamos pronto a Cerredo, donde compartiríamos apartamento con un colega de Oviedo, repetidor de la travesía. Nuestro exiguo grupo, novel en esta edición se vio pronto sorprendido por la tranquilidad con que se toman las cosas en esa tierra, el horario de la cena era aproximado...-“...cuando estemos todos...” decía el director ante los rugidos de nuestras tripas...y así fue, menos mal que hubo abundancia de viandas y quedamos saciados, y contentos. A esas horas, con las bicicletas ya esperando en la corralada de la fonda, solo restaba irnos a descansar.
Al día siguiente, el sol Astur-castellano ya iniciaba su lento pero seguro ascenso. La salida se anunciaba para las 09:00, mas o menos, que la calma hizo de nuevo acto de presencia, y la ruta se inicio mas tarde, este año con sentada minera incluida, pues aquellas gentes son carboneras de pro y andan en pleitos con el gobierno.
Merced al renombrado don de gentes de Rubén, ya éramos 4, al encontrar a un buen asturcón (es una forma de hablar...los demás también son buenos...), de nombre Félix con el que compartiríamos pedaladas. Un dato que ilustra la serenidad de la expedición, es que de repente, nos encontrábamos en los primero lugares, cosa difícil de relatar en otras excursiones, en las que andamos siempre rozando el coche escob
a. Tras un volteo por Cerredo y sus carbones, pronto enfilamos la senda fluvial que asciende por el Valle de Degaña, en dirección al Alto del Campillo, alternando pistas con carretera. Allí la comandancia ya desviaba a los más rápidos de los menos, para llegar al primer avitualle, en la limpia aldea de El Bao, de forma agrupada.
Nosotros, que no habíamos entrado en calor todavía, escogimos el desvío corto, y llegamos con prontitud para escoger los mejores pastelillos. Y allí esperamos con caaalma, bajo un sol ya calentón, a que el último de los jinetes se alimentara adecuadamente. Por cierto, hablando de participantes, sorprende agradablemente la abundante presencia de amazonas en la ruta. Además del grupo de Rosa Fernández, las Una @ Una, había un considerado número de féminas en la travesía, pero dejemos las chicas y al atento Ruben Patricio para más adelante y continuemos. Desde El Bao se asciende por una carretera laaarga y sinuooosa a la Campa del Tormaleo, que suena a Tourmalet, y se parece algo. Aquellos a los que no les guste la carretera, que estén tranquilos, los únicos coches que deambulaban por la zona son los de la organización. Al llegar a la campa, y abandonar la calzada, esperaba un remolque pertrechado de isotónicas frescas para encarar las pistas pedregosas que nos acercarían hasta Pelliceira, todo un detalle organizativo, y que se repetiría al final de cada subida fuerte.
Es aquella una zona de altitud respetable que permite vistas de pájaro sobre la zona y sus innumerables minas a cielo abierto, muchas de ellas abandonadas, que manchan de gris oscuro el verde paisaje de los montes. Las pistas son anchas y de buen firme, mezcla de carbón y finos. No obstaculizan el ascenso y permiten alegrías en los descensos.
El pedaleo, exceptuando alguna dura pero corta rampa, es fácil, y siempre vas acompañado...alguno más que otros, que el citado Patricio ya hacia gala de su labia persuasiva e hipnotizante y nos abandona a trechos en pos de alguna damisela solitaria o agrupada. J& Blas en su línea, bufando en las rampas cual locomotora a vapor, echando pestes contra algún mecánico de taller poco confiable, y el adoptado Félix, desgranando sus aventuras montañeras cuando lo alcanzábamos. Al poco, en el Km 50, tras una incursión por la provincia de Lugo y un largo trecho recorriendo el fondo de una suave valle, se llegaba a Pelliceira y su Fuente de la Salud  con su completo avituallamiento: empanadas, tortillas, refrescos, sidra, vino, pastelillos, fruterío variado, todo ello bajo una azulada carpa que contenía a duras penas los rayos solares. Por allí nos encontramos con nuestro Pelayo Juan Carlos (de Degaña), que como miembro de los Rozones, iba uniformado de esa guisa amarillona (está de buen ver, andando como un torín).
En Pelliceira se acaban las grandes rampas, a partir de aquí el terreno se vuelve más favorable, las pistas pierden rodar minero y se vuelven algo agrestes, con el tapín verde como mediana y piedra caliza de firme. Es zona boscosa, con abundantes pinos y piñas de todos los tamaños, y algunos aparecen talados al borde del camino. Patricio, no sabemos cómo lo hace, siempre aparece rodeado de buena compañía femenina...ya las conoce a todas!!...a nosotros nos tira alguna foto de la que pasa...Seguimos atravesando suaves montes, siempre en dirección N, y por un momento nos adentramos en el Concejo de Navia de Suarna, para al poco, descubrir en las profundidades a San Antolín de Ibias. Está abajo...pero que muy abajo...te das cuenta cuando te empiezan doler las manos de frenar y las quijadas de apretar los dientes. Pista estrecha y con abundantes curvas en Z, con un final trialera que ocasiona algún que otro pescozón. Llegando a la población, nos esperaba nuestro alojamiento en el Colegio (teníamos reservado plaza con un ferrolano, pero un hábil intercambio de flechas permitió alojar al Asturconiano Felíx, en nuestros aposentos...del gallego, paisano de 4x4 según J& Blas, no supimos más...).
Uno de los alicientes de la travesía, amén de los ya citados, es que el llegar en buena hora a San Antolín, permite disfrutar de la cuidada piscina municipal...está algo lejos, si, que cansamos de caminar, pero merece la pena, con una temperatura zamorana y  con el sol calentando con insistencia, es un relajo el sumergirse en la pileta. Por supuesto, la mayoría de bañistas comparten moreno ciclista, a franjas...Unas buenas cervezas ayudaron algo también a disfrutar de la zona. Vuelta al albergue a ponerse bonitos y a merodear el restaurante buscando sitio para la cena. San Antolín ya se oscurecía y las golondrinas (...”NO SON GOLODRINAS, SON VENCEJOS...”, apunta Blas a mi lado, provocando desbanda aerea ...), bueno, los pájaros esos se adueñaban de la plaza de la iglesia, mientras informábamos a casa de nuestro estado de salud...--“bufff, muy duro..muy duro...”. Ese sábado tocaba partido de la selección  (nos pulimos a Francia, 2-0, ¡tomaaa!), y las huestes cambiábamos de un restaurante a otro en el descanso de la contienda. La cena bien, como era de esperar, entremeses, pasta, arroz, huevos, tinto con casera (con mucha casera, que el vino mordía...), y corriendo con el helado en la mano a ver finalizar el encuentro. Luego, con las farolas encesas, como dicen en la zona, y mientras el fotógrafo Rubén excursionaba por la localidad tomando instantáneas del pueblo (eso dijo...), tocaba degustar el famoso licor de hierbas de la zona, parlamentando al fresco de una terraza. Esa noche, en el albergue, quizás por el cansancio, quizás por la falta de costumbre, quizas por...dormimos como lirones.
El domingo amaneció radiante, sin rastro de nubes, y una vez desayunados y pretrechados, arrancamos...sin prisa, eso si...en dirección al río Ibias que cruzamos y bordeamos por la Senda del Oro. Poco a poco, se va cogiendo altura, y los kilómetros del sábado se empiezan a notar. Rubén Patricio se descuelga en las primeras de cambio y ya no lo veríamos hasta Cerredo...pero iba bien acompañado; el barbado Juan Blas cedía un poco en las rampas, y Felíx marcaba el rumbo con un pedaleo redondo y mantenido. El río se iba quedando cada vez mas abajo y pasábamos al lado de construcciones de la zona; horreos apallozados, cortinos, corripias, (-“tenía yo un corripio en la Planta no se si será lo mismo, era donde comía el bocadillo de mejillones...en escabeche...que me preparaba Mama). Bordeando el río se pasa por Cecos, un cuidado pueblo a la vera del mismo, con unos cuantos turistas que veían pasar el pelotón con asombro. El ascenso se endurece y escala metros hasta Alguerdo, en donde bajo un emparrado que mitiga algo el calor del día, tomamos un aperitivo, rodeados de las gentes de la aldea, asustadas de nuestro aspecto (-"...descamisados, no penséis mal, que íbamos acalorados..."). De Alguerdo el camino se hunde de nuevo a buscar su río y se atraviesa una garganta estrecha y trialera como pocas, que desciende, a ratos abruptamente, hacia el fondo. La senda tiene de todo, argayos, regatos, hasta un puente de tablas, y obliga a ir con atención. Se abandona la fresca collada por una preciosista trialera ascendente hacia El Bao, y el calor aprieta de nuevo. El Bao, si, el mismo pueblo del ayer, parece otro, será que el sábado lo bajábamos y ahora lo subimos. En fin, nos recuperamos un poco, mientras esperamos a J& B, ya que Rubén anda desaparecido por la retaguardia de...del pelotón, y arrancamos de nuevo, ya hay ganas de acabar y la gente espabila bastante.  Nos aguarda una subida asfaltera que remata con una corta pista para acceder al Alto del Capillo. Las fuerzas ya van muy justas a estas alturas, el pelotón se estira y desagrupa.
Queda una bajada hasta Rebollar y continuar por el río hasta Degaña y Cerredo. Por detrás, el pájaro de Rubén se encuentra con el del mazo pero mira tu que casualidad, al lado de un refrescante restaurante de carretera, y a la misma hora que la salida de la Fórmula 1...eso si que es suerte...y mas si cuentas con una profesora de educación física para acompañarte...que fino...Gracias Fernanda, si no es por ti...
Pasada Degaña, indican 7 kilómetros por carretera, que se antojan largos, muy largos (-“...no veía la luz...todo negro...”), Félix, que va sobrado se adelanta sin querer, dejando un cotón en el camino...(-"...apajarado, también...que le vamos a hacer..."). Por fin, la llegada, con dos jóvenes mozas que te indican la dirección de las duchas y del reparto de trofeos. Antes que nada, se impone un culete de sidra, casi sin respirar (-"...echa otro que este estaba caliente..va mejorando, a ver...venga, el último...) recuperado el resuello y el perímetro abdominal, toca recoger bici y ducharse. Juan de Blas llega recalentado y reduce drásticamente la existencia de Coca-Colas y un poco más tarde, el galante Patricio y su alegre escolta desembarcan en la explanada de recepción.
A esas alturas, seguía el trasiego, lento pero continuo de participantes, y bajo un sol sopletero, con 30º a la sombra, era el momento de refugiarse en los chiringuitos cercanos para refrescarse y degustar el hígado encebollado que allí dispuso la organización. A la hora de la comida, ya teníamos las reservas cubiertas, pero aún así, disfrutamos de las tortillas, empanadas y cordero que nos sirvieron.
El final de la comida marcó el inicio de la entrega de premios, ameno como pocos gracias al simpático discurso del presidente de los Rozones. Generosa entrega de trofeos para casi todos los grupos participantes y para algunos nominados (nosotros nos quedamos a las puertas al apuntarse nuestro gallardo adonis fuera de plazo). Solo quedaba despedirse de las nuevas amistades, deseando un feliz viaje, mientras Rubén, con la agenda a rebosar de contactos, andaba detrás de su tarjeta de memoria, en poder de la organización...y Blas seguía rematando el puchero de hígado... 
            Y con la panza llena, los cuerpos agradecidos y las monturas en calma, bajo un sol de justicia, emprendimos regreso a nuestros cuarteles, esta vez sin equivocarnos.
            Solo me queda asentar la felicitación al Btt Rozon y su concejo por la travesía tan completa que nos prepararon...para el año que viene prometemos coger trofeo...que lo dan a la caída mas tonta...  

lunes, 18 de junio de 2012

SANTIAGO !!!

Parece que los últimos kilometros pasan mas lentamente, nos metemos en Santiago y comenzamos a callejear por el empedrado buscando con rápidez y desesperación la Plaza del Obradoiro, por fín, tras mas de 12 horas sobre la bicicleta hemos cumplido con el objetivo marcado. Estamos en Santiago !!!

A las 6:33 de la mañana saliamos desde Gijón, con los primeros minutos de luz comenzaron a asomar también las primeras gotas de agua. Las previsiones meteorológicas calcaban la realidad, lluvia, lluvia y mas lluvia. A la altura de Avilés y Piedras Blancas la lluvia era extrema, la calzada anegada de agua y nosostros cumpliendo con el ritmo autoimpuesto de 25 km/h, afortunadamente no hacia frio y pese al agua y el viento la situación era bastante llevadera, las unicas voces que habia que apagar eran las de la cabeza diciendonos que aun quedaban 300 kilómetros por delante.

Hasta Luarca la carretera era un continuo subebaja, con continuos repechos y bajadas bastante delicadas por el tema de la lluvia. Sin agua hubiesemos realizado este tramo mas rápidamente. En Luarca bajada hasta el puerto y primera parada del día, un café y pincho en la estación de autobuses. Aquí nos encontrariamos con nuestros grandes benefactores, Alfonso, Alfredo, Horacio y Jorge, que con los coches de apoyo nos dieron toda la asistencia necesaria durante el trayecto. Llevamos 100 km recorridos en 4 horas.

Salida de Luarca con algo de frio debido a la parada, Nacho tosiendo e intentando recuperar el físico castigado por un catarro de última hora. Cuando peor estabamos la lluvia comenzó a amainar y a la altura de Navia nos abandonaría para el resto del día.

Tras pasar Navia el único pinchazo del día, unos siguen camino, otros se quedan en tierra de nadie y el resto espera con Ramón cambiando la rueda a toda prisa. Poco mas adelante otra parada para atender una urgencia estomacal y al rato una parada mas para quitar algo de ropa y echar un poco de aceite a nuestras sufridas monturas.

Estamos llegando a Galicia, con algún titubeo logramos encontrar el camino para cruzar el Puente de los Santos con nuestras bicicletas, el paso estrecho, con la barandilla y el mar a nuestra diestra, pedaleamos con ansiedad para llegar a Galicia, tal como si hubiesemos completado una etapa mas de nuestra ruta.

Seguimos ruta por un terremo mas favorable, mas zona de llaneo sin tantos repechos. Por delante todavia deberian ir dos compañeros desde el pinchazo de Ramón, pero desafortunadamente siguieron hasta Vegadeo. Los coches de apoyo les recogen y les trasladan con celeridad hasta el resto del grupeto para realizar la ascensión del día, el Alto de la Sexta. Aquí cada cual coge su ritmo, pero todo el mundo reservando energias para todo lo que queda.

Tras superar la dificultad una pequeña bajada y llegamos a Abadín, los acompañantes de los coches ya nos han gestionado unos bocatas para comer y recuperar fuerzas. Llevamos 200 km y son las 15:30, horario previsto.

Parece que tras la comida todo se ve de otra forma, el cansancio desaparece. Bajadas y repechos mas o menos suaves hacen que vayamos mas agrupados y con un ritmo mas alegre, en un periquete llegamos a Guitiriz. Hemos recorrido otros 60 km... ya sólo quedan otros 60, estamos cerca... ya olemos el pulpo y el ribeiro.

En este tramo el viento nos azuza mas, vamos dando algunos relevos, la gente se anima, pero tras otra hora de pedaleo parece que no llegamos nunca, cada vez los repechos parecen mas grandes y a ultima hora empezamos a encontrarnos cansados y con ganas de llegar de una vez. Llegamos a una rotonda y ahora ¿por dónde se vá?. Ramón guia al grupo por una caleya de tierra, asfalto y piedras, apto para btt... tras unos 300 metros llegamos a una carretera un poco mas decente, estamos próximos al aeropuerto de Lavacolla, no queda nada unos kilometros mas y llegamos a Santiago.
..... Por Fin.....
Duchas en el Seminario Menor, impregnandonos del ambiente peregrino. Cargamos las bicis en los coches y a recuperar fuerzas. La cena estupenda, gambas, zamburiñas (uhmmm riquisimas), almejas y pulpo a demanda... regado por demasiadas botellas de vino blanco.

A la una de la madrugada cogemos los coches y tomamos camino a Gijón. Mi agradeciemiento a los conductores de los coches de apoyo su asistencia, menudo marrón el tener que chuparse el viaje de vuelta de un tirón. Gracias.

Gracias a los participantes del evento, Ramón, Eugenio, Junco, Paulino, Nacho, Flaka, Ramón y Tino, por apuntarse y particicpar en esta locura.

Gracias a la Peña Btt Pelayo y al club Xixón2000

Y Gracias a todos los que nos habeis seguido y apoyado a través de facebook, whastapp, endomondo, llamadas telefónicas y este mismo blog, gracias por estar pensando en nosotros.

Fran.

lunes, 4 de junio de 2012

Mi Soplao 2012


Efectivamente, si,  el infierno existe. Os juro que lo viví en mis propias carnes. Yo hice el recorrido completo (creo que solo lo hicimos 1000 chiflaos), no me pillo el corte de la organización, pero estoy muy, pero que muy arrepentido de ello pues puse mi pellejo en juego. Os relato, (con permiso de Don Arturo de la Mancha...faltaría mas Don Rubén...) un poco como fue lo mío en el Soplao para que os hagáis una idea de lo que no se debe hacer nunca y por qué:

Tuve la "suerte" de salir delante, yo diría entre los 500-600 primeros. Se salió muy rápido, no llovía pero Eolo, Neptuno, Thor y toda su corte celestial amenazaban desde el cielo. Empezó a llover, creo..., al pasar la subida de La Cocina (menudo tapón se formó allí...). Antes, en la bajada de San Antonio vi pasar a Fran y poco después a Chema, como auténticas balas. En la subida al Soplao me pasó Junco, pregunto que tal me iba, le dije que bien y tiró para arriba ligerito (Jo... Fran lo has dejado al chiquillo más fino que un mondadientes)...parada en el avituallamiento y para abajo a rebozarse de ese barrillo rojo típico de la zona.
En seguida llegue a la subida del Monte AA, allí ya llovía poco, recuerdo llevar los pies secos todavía (menudo test para las botas Shimano de Gore, chicos, del Moral para adelante a las 3 horas de lluvia continua mis botas pesaban como 5 kilos, agua embarcada a tope). En seguida llegue a Ucieda, menudo ambiente había en el paso por el puente, mucha gente pese al día.
Llegue al avituallamiento de Barcena y parada otra vez, estaba mojado, pero recuerdo que no mucho, como y bebo, pues el llevar chubasquero es un peligro porque sudas mucho, transpiras poco y te deshidratas como no estés al loro. Comienzo la subida al Moral sin lluvia, a los pocos kilómetros comienza a llover y veo que por la izquierda baja mucha gente en retirada, me cruzo con Chema que se da la vuelta y me quedo pensando en si no será buena idea (que inteligente decisión, Chema que bien hiciste), a unos 3 kilómetros de coronar, ya no llueve, pero pincho de adelante y con toda la incomodidad, lleno de barro y agua y con las manos arrugadas me pongo a faena y cambio la cámara, (echo mas de un cuarto de hora pues me costo un huevo destalonar la dichosa cámara Maxxis nueva...). No tenia mas cámaras de repuesto, lo que me comió mucho la cabeza, pues uno de mis temores era pinchar otra vez y tener que mendigar una cámara o volver a pata con la caía. Al ponerme en marcha no llovía y pareció por un momento que iba clarear, con lo que coroné el Moral y decidí tirar para abajo (craso error). Al acabar la rápida bajada me cruzo con el primero que comenzaba la subida de vuelta. En ese momento comienza a llover de nuevo, continúo con algo de cansancio acumulado y paro en Barcena, de nuevo como y bebo y afrontó la larga subida de Fuentes. Me extraña ver a poca gente, y a los pocos kilómetros me entran unas enormes gansas de mear, parada y vuelta a arrancar.

martes, 29 de mayo de 2012

SOPLAO 2012...¡¡¡ESE GRIFOOO!!!

Nunca estuve más de acuerdo con mi profesor de química (Don Ángel se llamaba, nos conectaba en serie a la corriente eléctrica, por aquella de 125 V..., y a alguno le daba un buen calambrazo...), que el sábado pasado. Decía el bueno de Don Ángel, ante nuestras imberbes y espinilladas caras de asombro, que el agua era conocida por ser el disolvente universal, y que lo disolvía todo, todo, todo, dándole tiempo claro, y nos enseñaba la Garganta del Cares, las cuevas de los Picos, el Cañón del Colorado y demás accidentes geográficos. Pues bien, no fue hasta este húmedo sábado, en Cabezón de la Sal, bella tierra hay que decirlo, donde comprendí en todo su esplendor la máxima de aquel buen hombre. Cierto es, el agua lo disuelve todo, pero no solo aquello sustancioso como la caliza, los feldespatos, la arcilla, las pastillas de freno, las cadenas, los riñones…,no, ese aciago día descubrimos que también ataca de forma lenta e inexorable a las cosas intangibles, como la autoestima, la confianza, el pundonor, el decoro, la honra, …etc.…etc. (También es cierto, que a poco que nos tienten, cambiamos rápidamente de tercio y nos vamos de cervezas, con honra o sin ella...)…
Pero entremos en detalles, y pongámonos en cuestión. Tras una larga semana de debates meteorológicos y consultas astrofísicas a los gurús del tema, quedó bastante claro que en Cantabria iba a llover. Existía la duda razonable de si lo iba a hacer de forma suave y ladina o por el contrario de manera abrupta y rotunda.
Diose el caso, que todo el mundo tuvo razón, pues ya como en unas elecciones nadie pierde, en esta ocasión todos quedaron la mar de contentos…digo los gurues, no los participantes. Así, mientras nuestros propios albergados en dos buenas casas de Ucieda, disfrutaban de una copiosa y opípara cena, preparada por dos excelentes chefs y regada con abundante sangría de sidra, en el exterior desencadenábase feroz tormenta que bañaba las calles del pueblo, y ponía algo de recelo en los alegres jinetes. Algo asustados, y tras una buena sobremesa, mecieron prontos sueños intranquilos, no por el aguacero en cuestión, si no por los feroces ronquidos vicentinos en una de las casas y el exceso de ajo del cocinero minero en ambas.
Y llegó el día, y las tropas se pusieron en marcha, y cada uno ocupó su lugar, los rápidos Fran, Junco, Rubén, Iván y Mulero en vanguardia, con claras intenciones, un poco mas atrás el resistente Angel Victor, agazapados bajo una toldilla aguardaban Zarate y Félix, y al final de la calle, la totalidad de la casa restaurante, con Marín, Josmar, Acedo, Bycent y Mancha. Apartados, pero empujando al arco de salida, se encontraban los duatloneros Briansó y Valeiro. También frecuentaban los andurriales Xuan Angel, Juanín y el incansable Barquín, que en buena compañía haría de paseante. Dar la salida y empezar a caer una fina lluvia fue todo uno, el agua comenzaba su lento pero seguro trabajo.