miércoles, 19 de mayo de 2010

MISIÓN SALAMANCA

LUGAR: SAN MARTÍN DEL CASTAÑAR – SALAMANCA
INTEGRANTES: 19 TROTANTES + COLONIZADORES
FECHA: MAYO, DE LA 2ª QUINCENA DEL 5º MES DE LA 2ª DÉCADA DEL 2ª MILENIO
MISIÓN: RECONOCIMIENTO Y COLONIZACIÓN


ESCENA 1: LA NOTICIA


- Pasa, pasa Pat-X... tengo que hablar contigo de la próxima misión.
- Ya empezamos, no quiero más encarguitos Ju-Z. La última vez casi me cuesta un disgusto con los compañeros. Sabes que no me gusta tener más información que ellos...
- Tranquilo, no es peligrosa del todo esta vez. Siéntate, por favor. Te cuento: Sabes perfectamente lo que necesitamos de los gravitrones para poder sobrevivir. Desde hace décadas en esta Era usamos Gravitronas para conseguirlos y nos aportan todo aquello que nunca pudimos imaginar. Nuestros cuerpos se han adaptado tanto a ellos que tenemos una adicción mortal. Los gravitrones nos proporcionan tono, serenidad, ánimo y hasta juventud..., y hasta ahora todo resultaba muy fácil, sólo teníamos que usar las Gavitronas y unas dosis de absorción diarias eran suficientes...
- ¿Hasta ahora? ¿qué pasa “ahora”? te confieso que me estás poniendo nervioso...
- No es para menos, te explico: Tenemos un problema serio. Las Gravitronas necesitan poco para darnos esos ansiados gravitrones. Hasta ahora en nuestro territorio encontrábamos el paraíso para conseguir la tan venerada absorción, pero desde un tiempo a esta parte venimos notando un descenso en el poder de los gravitrones... y creo que sabemos por qué pasa esto.
Al parecer, necesitamos nuevos territorios similares al nuestro, pero diferentes para poder acceder de nuevo a gravitrones de calidad como hace tiempo atrás...
- Es cierto, noto que cada vez necesito usar más la Gravitrona para alcanzar la absorción necesaria, y lo venimos comentando varios...
- El problema es el terreno, Pat-X. Nuevos territorios nos aportarán nuevas “absorciones”, y aquí radica la nueva misión que está encomendada.
- Te escucho Ju-Z.
- Tenemos organizada una partida “especial” hacia zonas interiores y lejanas de nuestra posición.
- ¿Especial?
- Si. No sólo iréis los Trotantes. Llevaréis con vosotros a vuestras esposas y progenie.
- ¿Estás seguro? Sabes de la dificultad de conseguir los gravitrones necesarios cuando vamos con ellas... Cierto es que siempre queremos más, pero todos los Trotantes comentan sus problemas de ser entendida por ellas nuestra necesidad de absorción...
- Por eso mismo, la misión no sólo es investigar nuevos territorios, también pensamos ¡colonizarlos!
- No entiendo...
- Si acostumbramos a las esposas a acompañarnos en el proceso de absorción de gravitrones, lo acabarán viendo con más naturalidad, y si además llevamos a los niños, comprobaremos la capacidad de colonización del nuevo territorio y podremos volver con más Trotantes en otras ocasiones...
- Y yo ¿que tengo que hacer...?
- Tu informarás del territorio, de sus posibilidades y del comportamiento de toda la manada de Trotantes y familias. Necesitamos saber si podemos volver.


ESCENA 2: El INFORME

- Bueno Ju-Z, ya estamos de vuelta. Te comento lo que vi y espero que puedas sacar conclusiones:

Viernes 14:

...uff, hacía frío, llovía, y llevaba horas conduciendo entre páramos en esa tarde oscura de viernes, cuando a 20Km del objetivo y a 50km al suroeste de Salamanca, todo cambia. Un desnivel en el terreno, a la altura de Cabrillas, abre un escenario diferente a lo que venía observando. De pronto, los olivos y las tierras llanas y secas dan paso a una zona boscosa con pendientes y multitud de tonalidades, era como volver al norte...


En medio de una ladera, allí estaba San Martín del Castañar, rodeada por robles y castaños en cuyos troncos colgaban los líquenes que indican la pureza del aíre de la zona. Fui el primero en llegar. Me dirigí a la Posada Real (calificación máxima en posadas) y quedé gratamente sorprendido de la limpieza y gusto decorativo del conjunto y de la habitación que me tocó en suerte. Si más prolegómenos fui a buscar al Guía-Jefe de la expedición, Na-S. Tras los saludos, me enseñó su casa y el lugar donde reposarían las Gravitronas durante nuestra estancia.

Poco a poco fueron llegando todos los Trotantes y familias..., sin duda llegaron primero los que hicieron caso al itinerario marcado por Na-S y no al Gp-S.

Bueno, no te aburro. Ese día terminó con una magnífica cena en la posada y un avance del programa de absorción de gravitrones previsto. La posada ya estaba colonizada por la patrulla de exploradores, mujeres e infantes, y nos retiramos a nuestros magníficos cubículos.

La verdad, es que no todos terminaron así... Los más osados Trotantes desafiaron el horario y salieron en busca de aventuras nocturnas... (creo que encontraron ejemplares rarísimos, con peinados femeninos por detrás y con barbas masculinas de frente, amén de melodías estridentes...).

Sábado 15:

Son las 8:30 y los Trotantes ya estamos preparados en el comedor, las familias duermen. Desayuno renombrable: jamón ibérico, zumo, tostadas, ...ummm.

A las 9:30 recogemos las Gravitronas y seguimos al Guía.

Temperatura menos de 5º, nubes y pequeños claros, pero las previsiones son a mejor.

Paseíto por el pueblo (su petrea plaza, su campanario, su castillo, y hasta su mini-plaza de toros) y salida del pueblo por la vertical hacia arriba (no abandonaríamos dicha tendencia en toda la jornada) por la conocida como “Ruta de las ruinas”. Iniciamos lo que sería la ruta más enrevesada que he hecho en mi vida: 50km alrededor de un punto como centro, cuyo eje no medirá más de 12km y que el contorno del “track” dibuja nuestra tierra asturiana pero con ríos y todo. Increíble, vueltas y revueltas en una zona de 12km cuadrados!

La absorción de gravitrones fue abundante desde el primer momento. El recorrido casi se orientaba en terreno vivo con una pequeñísima porción de asfalto. Todo era tierra y piedra, con subidas rotas que se alternaban con bajadas proporcionales a las subidas realizadas. Al poco de empezar ya nos dimos cuenta de que la ruta no sería sencilla precisamente, exigía de toda nuestra concentración para no vernos desmontados de nuestras gravitronas forzando la tracción, y el constante flujo de absorción de nuestros amortiguadores nos proporcionaba un placer indescriptible... amén de los magníficos perfumes naturales de la jarisca y la lavanda que crecían por doquier.

Gente poca, sólo el “ganado bravo” que se divisaba muy de vez en cuando, sobre todo cuando nos dedicábamos a abrir y cerrar puertes (¡unas 12 veces!), y un trascurrir precioso a media ladera que nos depositó en el poblado de San Miguel de Robledo.

Continuamos atravesando el poblado y deslizándonos por deliciosas pistas forestales hasta una especie de piscina encima de la población de Garcibuey, donde hicimos una parada casi obligada por los desperfectos de la Gravitrona del Trotante Ju-B que añadió una piña a su cambio trasero y, no sé, quedaba muy decorativa.


Después empezaba el nudo gordiano, sé que atravesamos Garcibuey y Villanueva del Conde, poblaciones situadas muy cerquita una de otra, y a continuación comenzábamos a dar vueltas alrededor de Sequeros por un precioso bosque de robles.

El sendero se indicaba con bonitos adornos de barro y fundiciones de hierro que las gentes del lugar colocaban encima de bloques de granito de especial ubicación. Todo era muy raro, mágico diría yo, como si nos adentráramos en un bosque en el que había mas cosas de las que se veían... pero paradas las justas y debíamos conformarnos con lo que pudiéramos contemplar cuando la dificultad del terreno permitía estirar nuestros cansados cuellos fuera del ángulo de ataque de las Gravitronas.

Los caminos nos llevaron a la reunión programada para el avituallamiento con las familias en un paraje de belleza singular cerca de dicha población a la vera de la Ermita del Humilladero. Ahí, empezó el malogrado “motín”.

Tras engullir exquisitas tortillas, embutidos de la zona (se nos presentaron con una inmensa cantidad correspondiente a 500grs. por persona y éramos casi 30!!), bizcochos y el buen vino de la cosecha del Guía, las esposas nos proponen un plan que nos hubiera separado del proceso de absorción de gravitrones (¡nada menos que reducir 2 horas la ruta!).

Pero el Guía se mantuvo firme y ejerció de Jefe. No hay vuelta atrás, hemos venido a absorver gravitrones y no se hable más. A los cabecillas del motín no se les pudo colgar en ese momento por causa de los efluvios del licor que allí se bebió y del cansancio que se iba acumulando…

Después del vino y de la siesta de 10 minutos, nos quedarías otras tres horas de monte a través. Fue la parte dura de la jornada.

Para quitarnos “la tontería”, nada más salir de la siesta, un poco de carretera para engañar y, hala, una bajadísima trialerísima entre el bosque que nos engulliría todo el ascenso acumulado de la mañana y nos situaría en lo más profundo del valle cercanos a la población de San Martín atravesando la Ermita de Santa Lucía.

La bajada, memorable. Requería de máxima concentración, y sortear los obstáculos en bajada aplicando las más modernas técnicas de conducción (“posición neutra”- acción compresiva – reacción/elevación contraria – sortear en trazada, y así sucesivamente una y otra vez... hasta que los brazos mandan parar para evacuar el fluido rojo). Vaya, que nos despertamos todos de la siesta en un momentín...

Como siempre, después de la bajada tocaba subir y a esas horas y sumando que de repente estábamos sólo a 500mts de nuestro destino, la irresistible posada de la Abadía, un Trotante, Ru-R, no lo pudo superar y dirigió sus huesos en dirección a los chorros termales de su habitación. Nos abandonó. Todos intuimos que el pobre había sufrido el mal del gravitrón, que sucede cuando el proceso de absorción de dicha sustancia supera los niveles permitidos por el organismo en situaciones concretas y provoca un deseo irrefrenable de situarse lo más cercano al suelo posible en relación a toda la superficie corporal. Pobrecillo, no sabía lo que se perdería después.

Sólo nos quedarían 8km de subida de ná (subida tendida decía el Guía, jeje) que hicimos en nosecuantas horas y media y otra horita de trabajo de campo en la que el Guía tenía cierto interés por las especies vegetales y “bajó” por un precipicio a buscar una, diciendo ¡no, no, no…!!!! Rápidamente lo sacamos de allí, sobre todo porque no teníamos ni idea de cómo salir de esi bosque que ya empezaba a ser nuestro primer objetivo, así como el de acabar enteros.

En el pelotón corría la voz de alarma: nos habíamos quedado casi todos sin agua y no sabíamos cuanto podría faltar. Confesamos, a estas alturas de la película, nuestro más absoluto estado de pérdida geográfica y nos pusimos todos en manos de la dirección de nuestro Guía que nos recordaba las cristalinas fuentes que habíamos pasado hacía media hora y que no habíamos aprovechado (pa matalo, vaya... ¡que sed sólo de recordarlo!).

Llegados a este punto, a partir de las 6 horas de ruta se iniciaba un descenso entre el bosque de helechos y se empezaron a suceder los descabalgamientos de las Gravitronas (creo que hasta 6 Trotantes dieron con sus huesos en la roca desde entonces hasta el final de la ruta). De todos es conocido que el exceso en el proceso de absorción de gravitrones provoca sedación y baja concentración, y el terreno requería cada vez más atención en esta última parte de la jornada (la llamaban “la guinda”).

En “la Guinda” el terreno era espectacular, parecía un prao pindio pero ¡sin prao!, debajo del falso verde habitaban losas de granito con roturas que formaban trampas naturales para las Gravitronas... uff, requerían de todas las fuerzas que nos quedaban, pero superar el terreno producía una indescriptible sensación gravitante... incluso algún valiente Trotante, siguiendo la huella del Guía que conocía el terreno, consiguió realizar todo el descenso con gran maestría y limpieza en la empresa. Me refiero al nunca suficientemente nombrado Trotante Pa-Gr. Otros se les aproximaron mucho y casi absorvieron tantos gravitrones como ellos, como Pa-U, He-C,... los demás nos conformamos con absorber gravitrones allí donde nuestros huesos corrían un menor peligro.

Cerca de las 20h llegamos al poblado con gran sorpresa de sus habitantes, que al ver al nutrido grupo vestido uniformado se vieron impelidos a aplaudir a nuestro paso... ¡indescriptible!

El día acabó probando las especiales delicias acuáticas que todos poseíamos en nuestros baños, nutridas conversaciones sobre la jornada con las mujeres que allí había, y con una fenomenal cena que se alargó hasta la madrugada amenizada por los gorgoritos de los infantes que allí se encontraban en número superior a doce (o al menos así parecía). Finalizada la cena, algunos Trotantes se desafiaron a sí mismos y a su agotamiento, e intentaron acudir a un festejo popular, pero la realidad física se impuso y a la media hora estaban de nuevo de vuelta buscando el deleite de los edredones nórdicos de sus lechos. A la 1:00 todo en calma.


Domingo 16:

El horario no se relajó un ápice. Todos esperando delante del comedor a las 8:30h para engullir el magnífico desayuno que recordábamos de la jornada anterior.

Sol y temperatura exquisita para el proceso de absorción que íbamos a iniciar.

El gran Guía Na-S nos explicó el objetivo: acceder por carretera al bosque e iniciar un terreno todavía más técnico que el del día anterior para completar nuestro proceso de absorción de gravitrones. A continuación, y después de atravesar la bonita aldea de la Alberca, reconocer el río y cruzarlo una docena de veces hasta avistar la bonita Peña Francia, que recibe su nombre de dicho río siguiendo el GR-10 en dirección a El Casarito. Luego el recorrido de ese día se acortaría en el plan de acceder a la Peña Francia y bajar monte a través según sus designios para permitir regresar a la Posada a una hora conveniente. El acortamiento nos conduciría por un recorrido bien marcado a la vera de castaños centenarios.


Significativo el hecho de encontrarnos con dos bellas jóvenes en nuestro grupo de Trotantes. Al-C (que ya brilló el día anterior) y Be-T (nativa de la comarca) que dieron un magnífico cambio de colorido a nuestra habitual patrulla y ¡vaya alto que dejaron el listón!

El recorrido transcurrió como nos había comentado el Guía. Destacar los kilómetros técnicos derivados de sortear los bloques de granito de todos los tamaños en soberana pendiente hasta darse cuenta de que era mejor pasarlos por encima para no destrozar las Gravitronas que cada poco te recordaban que era mejor tratarlas como a damas que no como a fesorias.


Al contrario del día anterior, ya aclimatados a la altura, recuerdo que casi siempre estábamos por encima de los 900mts, todo nos parecía poco y queríamos más; pero el tiempo voló literalmente, como también lo hicieron el grupo de Trotantes carreteros (Ch-E, Ja-G, Al-F, Ti-N, y Sa-N) que habiendo estado toda la ruta comedidos y tranquilinos, aprovecharon los últimos 6km de carretera de vuelta para demostrarnos el poderío de su entrenamiento (no ciclaban ¡volaban!) Se les oía rugir al aproximarse cuales locomotoras y sólo te daba tiempo a protegerte del polvo que surgía de sus Gravitronas al adelantarte... Recuerdo la cara de mi compañero Ki-K cuando, yendo a rueda con él, se gira y me dice: ¡pero si vamos como trenes y no me dio tiempo a ver como nos adelantaban…!!!, yo le dije: ATAQUE!, ATAQUE!, pero él tras ponerme cara de sorpresa, dirigió su mano al corazón y dio alaridos simulando sufrimiento...

Esa jornada todo fue muy rápido, y de pronto ya estábamos recogidos en la Posada para degustar la que sería la última comida de la excursión.

Todos quedamos embelesados por el maravilloso periodo vivido en esas tierras, incluso el amor llegó al Trotante He-C, que desprevenido cayó en la red de unos bonitos y “daviniosos” ojos marrones, que incluso llegó a imaginar, cual quijote, la reciprocidad de sus sentimientos con la creencia de que se le entregaban deliciosos postres especiales dedicados... yo casi lloro de la emoción, pobre Trotante...

Recogimos y volvimos a nuestra tierra con un recorte considerable de tiempo respecto a la ida, seguro afectados por la mágica levedad conseguida en nuestros cuerpos derivada de la fantástica calidad de los gravitrones absorbidos en la misión realizada.

- Y eso es todo Ju-Z.
- Bien, ahora sólo nos resta saber cuantos días os dura la recarga de gravitrones en nuestros cuerpos para ver si compensa el desplazamiento a esas lejanas tierras en busca de ampliar nuestros procesos de absorción…
- Pues si es por éso Ju-Z, no lo dudes, creo que el efecto de todo lo que recibimos en dichas fechas perdurará por mucho tiempo, tanto como el suficiente para desear volver a seguir trotando por los mágicos lugares que nos fueron descubiertos y que ya formarán parte indeleble de nuestros recuerdos...

miércoles, 12 de mayo de 2010

101PEREGRINOS 2010

DIARIO DE UN DÍA DE BARRO

...Anochece entre las viñas, el móvil insiste en su llamada desde el interior de la mochila. Levanto mis manos, buscando solución, y desisto de la idea de cogerlo: la masa arcillosa que piso recubre cada centímetro de mi piel. Extenuado, busco apoyo en la bicicleta, clavada en el barro, convertida en un metal inerme.... Miro hacia arriba a la rampa que me queda por vencer, solo 50 metros, pero llevamos recorridos 500 en las mismas condiciones, arrastrando nuestras monturas por esa sustancia pegajosa que lo envuelve todo y nos consume las pocas energías que nos quedan.. Por encima y por debajo de mi posición, un rosario de ciclistas lucha contra el mismo elemento, con las mismas armas, voluntad y cabreo. Esto es inhumano. Me obligo a dar un paso tras otro, con mi compañera unas veces al hombro y otras al brazo, y así, voy ascendiendo...paso a paso.... Al fondo, sobre la cuesta, se intuyen las luces de Ponferrada, tan cerca y tan lejos, a unos 15 Km. que se están haciendo eternos...-“¡¡¡Cagon Rosss!!!”.... Corono la cuesta por fin, los últimos metros, de mayor pendiente, han sido especialmente duros, las botas no encontraban agarre y el esfuerzo de tirar por esos kilos de mas se nota. Apreto los dientes y asciendo esos centímetros...no tengo fuerzas ni para quejarme...... Mientras me recupero, la noche se echa encima y las linternas comienzan a iluminar a duras penas la escena: Se oyen quejas, tacos...sollozos, algunos intentan quitar el barro con las manos, otros arrastran las bicicletas de nuevo; aún en terreno llano, es imposible pedalear.... A unos metros me encuentro con Alberto y Juan, el primero acaba de arrancar de cuajo el cambio y está haciendo un apaño para seguir la ruta. Juan permanece al lado con la mirada extraviada. Llega Héctor, desfondado, en sus ojos la sensación de impotencia es alarmante. Supongo que igual que en los míos...no vemos el final de la ruta. Después de unos minutos que se hacen largos, logramos arreglar la avería y continuamos. Un tramo en bajada nos ayuda a recuperarnos del cansancio...

Este trecho es el peor de toda la ruta, pero antes hemos pasado por otros, que han dejado su huella en nuestros cansados cuerpos..........este es el diario de ruta..................

Sábado, Diez de la mañana: ya estamos todos, los que llegamos ayer y los de hoy: Joseba, Adrián, con un Trasgu amigo, y Ángel Víctor. También andan por aquí los Asturcones, con Nespral, Emma y el Abuelo entre otros, ya los vimos ayer durante la cena, en los soportales de La Ponferradina, que llovía un poco; pero ahora luce el sol, la temperatura es agradable, estamos bien desayunados y esperamos con ansia el momento de empezar a rodar. Llegan Fermín y Los Repechinos, que se han pegado un buen madrugón, Fermín, como buen jefe de filas lleva a sus colegas hacia la salida...que fino es el condenado. Nunca he visto tantos ciclistas juntos...hacemos las fotos de rigor mientras la caravana se pone en marcha, tramo tranquilo, de enlace, por Ponferrada, el compadreo y los aplausos de la gente hacen agradable el pedaleo. Se ven voluntarios por donde quieras mirar.

Km. 06; Hemos salido de la villa, ¡Llegan las cuestas!, ascendemos entre viñas y brezos, el sol de la mañana y los aguaceros nocturnos hacen que el olor de las jaras nos acompañe toda la ruta. Los paisajes, sorprenden por su belleza. -"Esto va a ser un paseo",- me digo. Hemos formado un buen grupeto: Héctor, Juan, Alberto, Vicente y su brazo, Javi y Jose, con lo que entre charla y fotos vamos quitando kilómetros. Del resto no sabemos nada, seguramente irán a hacer podium... Por aquí ya nos adelantan los pedestres, hay que ver como andan estos tíos, algunos no los volveremos a ver, a otros los iremos saludando a lo largo del camino.

Km. 11. Pisamos barro, no demasiado, pero los primeros cambios y patillas rotas empiezan a aparecer, llegamos a Santalla por primera vez. Esta tierra roja se nos pega en las ruedas, en las botas, en las manos, en la cara.... Por suerte, en el siguiente pueblo hay mangueras para luchar contra el viscoso. Vamos a buen ritmo, disfrutando de las vistas. Sigue Lorenzo calentando, pero unos nubarrones negros como el carbón se acercan...

Km 28; Acabamos de pasar por Las Barrancas, que sorprende por sus torres erosionadas por el agua y el tiempo. Atravesamos bosques de pino y castaño. Se va muy desperdigado, pero se rueda bien; en el avituallamiento de Villavieja no quedan las barritas anunciadas, solo agua o sucedáneo, hay que utilizar nuestras porvisiones...Jose y Javi paran poco, que hace frío y son mayores, Berto se queda a esperar a Vicente el Manco, como si fuera de la familia. Me asombra la cantidad de botellines de agua tirados por el suelo, se le habrán caido a alguien.... Vamos adelantando algún que otro ciclista, pero las posiciones se mantienen…Que extraño… no paro de encontrar trozos de cadena por el camino…

Km 42; Hace rato que ha empezado a llover, al principio fue una lluvia tímida, pero una vez cogió confianza, las gotas engordan..., ya voy en neopreno, pero en poco me pongo el chubasquero. Acabamos de subir por carretera al mirador de Orellan, una dura rampa que agota un poco, algunos turistas extrañados y coches despistados nos acompañan en la chubascada. Poco antes, en un corto descenso, nos hemos encontrado algunos árboles arrancados y un buen agujero en el suelo, comentaban que se había caído alguien, pues debía ir como un trailer sin frenos...Hay un mirador justo encima de Las Médulas, impresionante el aspecto de estas canteras, los romanos debían aburrirse mucho o no tenían amigos.... Mientras nos hacemos unas fotos, llega Vicente con cara de pocos amigos, dice que abandona, el brazo no le aguanta, pero no hay medio de transporte y decide tirar hasta el siguiente avituallamiento; comemos una manzana o dos y para abajo a toda mecha que llueve con ganas. ¡Menuda bajada!, no veo nada y ante el riesgo de tragarme un corredor, un árbol o lo que sea que no veo, me he puesto las gafas, “-¡CARAY!”, ¡ahora veo menos!!!…. voy como un misil, concentrado, no hay quien me pase... de repente, oigo un chasquido detrás…es Berto, lleva puestos los ojos de chino y baja sin frenar, me aparto, no sea que me siente en el manillar, y pasa como una exhalación...le sigo la rueda mas que nada por si se escuerna en una curva pero libra por los pelos...(vaya...ahora no siento las manos...anda si están agarradas al manillar). Esperamos al resto y seguimos.

Km 60: Puente de Domingo Florez, avituallamiento principal…….Ya están aquí Javi y Jose, que rondan a las masajistas del pabellón como si fueran de la Tuna, se van a marear. Las rapazas del puesto me ponen medio Sándwich y un pastelillo en las manos que engullo en dos bocados, como solo dan uno por persona, me quito el casco y me pongo a la cola otra vez, y otra más…ya estoy tranquilo, que en la última cuesta iba al ralenti. Lavamos las bicis, un poco de aceite, nos despedimos de Vicente y su lastre, que se va tranquilo al hotel, a la ducha calentita y ropa sequita, y arrancamos. La furgoneta que hace viajes a Ponferrada parece un autobús del Imserso de excursión a Lourdes. Nos quedamos Héctor, Berto, Juan y yo. La zona es ahora un poco llana, poco, y pasamos por unos caminos impresionantes, como todos hasta ahora. Los cruces están impecablemente protegidos por los voluntarios, la Cruz Roja, la Guardia Civil, la gente del pueblo y hasta por algunas gallinas. La ruta sigue de frente a unas escarpaduras, y justo cuando creemos que hay que hacer rappel para superarlas, se abre una senda encajonada, un paso increíble entre las montañas, que nos conduce por un paraje espectacular. Juan, agónico, siente algo extraño en su mitad inferior y descubre, con tristeza, que son las piernas, saca un masaje de la chistera y tras unas castos frotaciones, podemos continuar. A la salida del estrecho sendero unas cabras y su pastor nos miran de la misma forma oblicua, los saludos ya son gruñidos...-"¡HEY!...-"¡GÑAH!"... Ascendemos o casi trepamos por una dura rampa, rechinando las cadenas, pero ya vamos de vuelta y eso se nota, los kilómetros van a menos.

Km 78; No estamos mal, ahora se ven muy pocos corredores, uno o dos por delante y los mismo por detrás. Aquí dan plátanos, le pelo unos cuantos a Héctor, entre el regocijo de las asistentes casaderas.... Ahora pasamos por la parte de abajo de Las Médulas. Los paisajes siguen sorprendiéndonos, y las gentes de los pueblos nos animan a seguir, o eso creemos, que a algunas no las entendemos. Llegamos a Borrenes y nos comentan que hay barro por arriba y que está feo...normal, calculando, habrán pasado unas 800 ruedas y 400 zapatillas antes que nosotros. La Organización está en casi todo, han colgado, de las ramas, luces a lo largo de los caminos, en previsión de la noche, pero son solo las siete, creo que llegamos de día...iluso de mí...De repente, nos encontramos con un barrizal en descenso, me olvido de la rueda delantera y su freno, que haga lo que quiera, total, no me hace caso. Delante de mí, Berto, va de un lado a otro del camino, debe ser para despistarme. Héctor a lo suyo, por los bardiales, Juan baja lanzado y desmonta como un índio, a pelo..., unos metros delante, al salir de un choperal...-“¿qué es esto?”...el camino se ha convertido en río, viene bien para lavar los bajos...

Km. 80: ¡¡¡BARRO!!!...nos lo habían dicho, es verdad, pero esto es demasiado, los cambios desaparecen, al igual que las fuerzas...pie a tierra y a tirar, dura poco, solo unos cientos de metros.

Km. 86; Estoy agotado y famélico, solo pienso en pizzas, sangrías, chuletones...se suaviza el camino y pasamos por Santalla, aquí, los samaritanos del puesto nos ponen unos bocadillos de jamón en las manos que vamos masticando como podemos, no puedo ni mover las mandíbulas...gracias a ello y a unos caldos que nos calientan, cogemos ánimos para continuar. Avisan de que hay más barro, ¿mas?...por la zona de las viñas...logramos despegar a Alberto de unos ojazos azules y continuamos. Cruzamos un 4x4 que nos marca también el barro.................................................................................................................................................

Once de la noche; las únicas luces que se ven por el camino son las nuestras, las otras se adivinan...vamos recogiendo ciclistas y algún corredor a oscuras que aprovechan nuestros faros. Poco a poco vamos formando un pelotón. En las cuestas perdemos a Berto, que viene sin cambio. A la vuelta de una esquina, la carretera está inundada, han soltado las acequias y el agua baja por la calle. ¡¡VAYA!!!...Héctor se ha caído, iba jugando con el agua, y ahora el agua juega con él, si no se levanta rápido habrá que tirarle un flotador... YA estamos en Flores del Sil, lo se por los TioVivos (¿Por qué se llamarán TioVivos...?) que vimos por la mañana. En poco debemos empezar a bajar para cruzar el río, Ponferrada está ahí...ahí...ahí...

Km 98; Voy solo, las ganas de llegar me aceleran y me adelanto unos metros, casi me llevo por delante a unos crios que querían darme botellón...para calimochos estoy yo...cruzo una pasarela y tiro de frente, pero freno en seco al no ver huellas. Uno de los corredores otea y las descubre por el paseo fluvial. Espero a los gregarios para ir juntos y no perderme otra vez,... ya vamos juntos por la ribera del río.

Km 99; -"¡Estoy hasta las pestañas del paseo fluvial!!!", mas que dar vueltas no hacemos, a ver si acaba esto de una vez...o cojo un taxi…un policía local, en medio de un puente nos indica la dirección...

Km 101; La luces del Polideportivo se destacan por fin. ¡¡LLEGAMOS!!, nos espera Vicente, cruzamos la meta juntos, y si no nos paran, tiramos el tenderete abajo. Son las 23:30 horas, 13 horas de ruta, 10 de ellas bajo el agua. En medio del barro que tapa nuestras caras, resurgen las sonrisas, vamos a por las camisetas y diplomas y de paso asaltamos un puesto de bocatas sin quitarnos los guantes; pan, jamón y barro se van por el gaznate sin que tosa nadie. En cuanto recuperamos la respiración, ponemos al día a Vicen de lo que se perdió (el infierno, en vez de fuego, barro). Nos despedimos, La panda de golfosteros se quedan en Ponferrada a las vistas nocturnas, el resto volvemos a la tierriña, mientras los recuerdos de esta fabulosa y hambrienta ruta nos envuelven.

El año que viene…VOLVEREMOS…y comeremos…

Pd. Dedicado a Javier.