martes, 6 de enero de 2015

AÑO 2014...LA ERA DE...¡¡BLAS!!!

Siempre que este literato se encuentra ante la duda de encabezar la crónica anual, en base a nuestros acontecimientos deportivos o sociales mas destacables, claro, (no nos vayamos a los políticos que de esos este año vamos a estar mas que servidos), busca el evento más atractivo o vistoso, que al final se trata de eso: de llamar textualmente la atención del lector cansino y saturado de dulces navideños. 
Suerte tenemos que en esta Peña no andamos escasos de ninguno de los motivos nombrados, ni de los sucesos, ni de los dulces tocineros. 
Pero si hemos de recordar algo realmente inusitado e inesperado de este año que nos abandona, lo tengo claro: 
La drástica reducción de lorzas que ha conseguido nuestro barbudo Blas: un hombrón hecho y bien derecho que exhibía el año pasado tres cifras de buena y abundante masa corpórea y que ha llegado a principios de este 2015 mostrando un cuerpo esbelto y depilado que ya quisieran para sí la mayoría de nuestros socios. 
Ya, ya..., cierto es que tamaña merma ocasionada en sus carnes casi lo deja también sin alegría, y que echamos de menos sus alborozos ante un buen chuletón con patatas, cachopo al cabrales o callos a la casera, pero qué se le va a hacer, las dietas es lo que tienen…
Otra de las consecuencias funestas, para algunos, de su estado, es que ahora anda como un misil y cuando se corona un alto, no es nada raro encontrárselo allí con cara de aburrido, mientras saca fotos al resto de de quejumbrosos que se arrastran por los caminos
Enhorabuena Juanillo, y ponte piedras que vas a volar como una cometa cualquier día de estos.
En otro orden de cosas, el año 2014 se caracterizó porque la meteorología fue un poquitínnn más benigna con las huestes Pelayas: salvo casos aislados, que ya comentaré más adelante, no nos llovería en abundancia.
Los meses primerizos traían excursiones por Brañes, con fartura incluida, por Arroes y la ya habitual visita a los Callos de Carreño. Por esas fechas, si mal no recuerdo, asaltamos todo un tren de Feve para desplazarnos hasta Noreña, digo asaltamos porque no entraba ni una bicicleta más, ante la sorprendida mirada del maquinista carrilero.
Aunque dije que no llovía en abundancia, si lo hacía con frecuencia, y mientras un temporal tras otro se llevaban medio Muro por delante, aprovechábamos los aguaceros para que Marín y Garrido nos deleitaran con un entretenido curso de GPS y orientación, que aprovechamos convenientemente para encontrar un buen restaurante donde reponer fuerzas.
También, en un claro de las chubascadas, se acometía la Impensable Nocturna, muy dura en esta ocasión porque el frió que nos asoló durante toda la noche hizo que más de uno quisiera abandonar, al final solo se libraron un par de ellos, por mor de averías mecánicas.
Y llegaríamos a Mayo, el mes de las flores y de las novenas a la Virgen, que decía mi abuela (unas cuantas aguanté de pequeño, ¡coña!…tenía yo un arte en hacer nudos al rosario que mis buenos coscorrones me costó). 
Los 101 Peregrinos hicieron pasar calor a unos cuantos mientras que el resto recogía sartenes a diestro y siniestro por los valles de Peón. Pero el tiempo mejoraba y se imponía una visita a las playas de Ribadesella y alrededores. 
Fue allí donde se lesionarían Juanjo y Rafa Venta; el primero debido a un calamitoso salto de 90 centímetros en Gulpiyuri (no era más, que no os engañe…) y el segundo al aterrizar sobre unas piedras unos metros mas adelante; dos meses le costará al boticario sanear el desperfecto, mientras que Echevarria sigue padeciéndolo de cuando en cuando…según le interese…
Unos días después, Marín, el inquieto y pérfido geógrafo, diseñaba una visita a sus añoradas tierras palentinas y a sus cumbres. Un día de dura ascensión entre nieve y bisontes que no vimos, y otro de recortado paseo pedestre ante una tremenda tromba de agua que casi se lleva, flotando, el coche de Joaquín. 
En las mismas fechas, unos pocos valientes sufrían en El Soplao, haciendo buenos tiempos pese a las roturas y el aumento de dureza de la  mítica prueba. 
Seguían en plazo la Montemplaria, con un único y obligado representante y la Degaña-Ibias, que marca el comienzo del verano y cuya organización se esmera año tras año en superarse a sí  misma en amabilidad y cuidado de los participantes. Una buena recua de socios, siete en total y la mayoría neófitos en la ruta, disfrutaron de la misma. 
Reseño aquí, mal que me pese recordarlo, que en todas las participaciones hasta la de este año, el clima durante las dos jornadas variaba entre soleado a muy soleado, con temperaturas harto calurosas…hasta ahora…¡que nos cayó la del pulpo!: un aguacero continuo durante todo el primer día que hizo imprescindibles los chubasqueros, los gorros, las botas y hasta las mantas. Se daba también la circunstancia que era la segunda gran mojadura anual que sufría este escribiente (la primera fue en Chozas) y que en ambas, estaba presente cierto individuo (patrocinador de la leonesa…), de corte suave y amable…sobre cuya suerte con la climatología tengo yo mis dudas…no digo más, pero aquí lo dejo escrito, por si llueve de nuevo estando el gachó cerca.
Pero llegaba el buen tiempo y, a pesar de los imponderables burocráticos, conseguíamos hacer la Vuelta al Concejo de Gijón, la XXI, tras descartar cruces, carreteras y zonas limítrofes con otros concejos. De nuestro cuidado en la planificación de la ruta daba fe la rapidez con que se acabaron las plazas…¡cuatro días!!...¡¡ahí queda eso!!...
Y a los pocos días el Patronato nos encargaba una excursión a Covadonga con 27 voluntariosos inscritos en la marcha, férreamente vigilados por siete guías de esta casa. Como vehículo de apoyo, de nuevo que ya en la nocturna nos había acompañado, asistía el dispuesto Manuel Arrieta y su inseparable Marian.
Por aquellas meses se unía a nosotros la gentil doncella Eva, de cara a su preparación para la benéfica ruta Sevilla-Gijón, (que finalizó con gran soltura) y disfrutaba de nuestro buen hacer en una ligera excursión por San Pedro de Nora…nos perdimos unas cuantas veces.
Los peligros de las bicicletas flacuchas, esos engendros delicados y resbaladizos hacían de nuevo acto de presencia y, por un quítame allá ese bardial, Vega, el hombre-nube, arremetía con su montura sobre un inocente Rubén Patricio, que lo llevaría al hospital con un codo perjudicado. También recuerdo que, en la corta primavera, durante una frenada inesperada, Joaquín se llevaba sentado en el manillar al tranquilo Rubén Varas, repartiéndose unos cuantos verdugones entre los dos. Desde ese aciago día, Joaquín lleva protecciones de enduro…por carretera!!!
Lacra esta, la de las bicicletas escuálidas, que está invadiendo esta santa casa como la peste del XIV. A pesar de las amenazas y ataques del feroz inquisidor Moya, cuya jaculatoria mete miedo (“carreteros de m…#$%...!!!) hasta los más bragados y respetables socios e, incluso, los que juraban en arameo ante la sola visión de una de estas monturas (caso del barbado individuo del principio) van cayendo en sus redes.
Agosto traía una excursión corta pero intensa: La Carisa; 22 socios acometieron una fiera rampa de 25 kilómetros de subida, repleta de piedras, escayos, pinchazos y averías (siete en total). 
Cómo sería que el temeroso salesiano, responsable del desaguisado, rebuscó una excusa en su mochila para fugarse antes de ser linchado durante el ascenso.
Y volvíamos a Palencia, en esta ocasión equipados con bicicletas serias y de las otras. 
Una nutrida cuadrilla se presentó en Potes a la llamada del cabecilla geográfico para rodar por montes y carreteras durante dos días; el primero volviendo desde la localidad de Cervera por montes y despeñaderos y el segundo retornando a ella por puertos y valles. Algunos hubo que no secundaron la nueva religión (dos) y el segundo día, mientras que el resto de secuaces hollaban asfalto duro y peleón, disfrutarían de una jornada peatonal y campera. 
Es de reconocer el esmero que puso don Marín en organizar el viaje y sus posteriores excursiones, contratando incluso a una abeja para que hiciera el viaje más entretenido a Ramón. 
El otoño llegaba con un tiempo seco y soleado, y con una ruta interminable…Cuevallagar…aquello no se acababa nunca, siempre quedaba una rampa que ascender. La arriesgada pendiente de Bandujo se descendió con las últimas luces del día…pocos hubo que la hicieron montados…qué miedo
El invierno se presentaba mojado; tras dos semanas inhábiles por los chaparrones, las ansías confundían a Paulino, que intentaba sobrevolar una bicicleta tirada en medio del camino, sin éxito (Pau, la próxima vez tómate un RedBull…da aaalas…); el resultado fue de empate; Camino 1: Paulino Uno…brazo roto (bueno, sólo la cabeza del húmero).
La ruta a Gorfolí con los amigos de Avilés se suspendería una semana después con el grupo atechado en una cabaña, mientras los torrentes rodeaban la misma. Lo que no se aplazó fue el cachopo posterior en Los Manjares, otro clásico.
Ya se veía venir la Navidad y antes de que lo hicieran las nieves, rodamos por el bosque de Valgrande, subiendo de paso hasta la estación de Pajares, que queda alta que te rilas, por así decirlo.
Entretanto, Fran Morís y Patricio ascendían desde Sevilla, por la Ruta de La Plata, opíparamente patrocinados por la Federación Asturiana.
Y llegaban los festejos invernales: la Cena de Navidad, el belén de cumbres…bueno de Deva, la San Silvestre…etc, etc.
En una de estas reuniones deportivas: la travesía a nado del puerto, el intrépido Briansó, felizmente
recuperado de sus males, nos sorprendía reclutando a un grupeto de valientes para afrontar la citada singladura…dado el frío que se les ve en la foto, dudo que repitan el año que viene, y encima alguno se corto un dedito...Valientes!!
Y todo esto me llama la atención sobre el hecho de que esta Peña cada vez abarca más disciplinas…a la primigenia de BTT ya se une la de bicicleta de carretera, la de los corredores, la de los moteros (…pobres de ellos, para una excursión que organizan, les llueve a mares…), la de los nadadores, la de los que se quedan a tomar cervezas los viernes y días de guardar…los noctámbulos, raza aparte…los endureros, mención aparte a nuestro joven campeón Diego...etc, etc. Qué banda!!!
Ayyy, menudo año; y estrenamos sede nueva!!
Bueno, que se me acaban los apuntes, porras!!!
Como siempre, se han quedado muchas rutas y anécdotas en el tintero, demasiadas, pero ya sabéis que las mejores de todas son las atesoráis en vuestros recuerdos.

Dicho lo cual, voy a seguir jugando con el Ibertren que me han traído los Reyes Magos, no soy capaz de que suba una cuesta de nada que le he puesto…¿le pondré un 12-36???
Un abrazo