miércoles, 24 de junio de 2009

XTREM PELAYO 2009

¡¡¡VAMOS HARAGANES!!!, todavía por las noches sueño con ese terrible grito que me persigue una y otra vez, pronunciado por un hombre vestido de corto, a lomos de una bicicleta, que sin piedad, hostiga una y otra vez a unos pobres ciclistas... y es que ese es uno más de los recuerdos de la XTREM´09 que nos prepararon los amigos Ordás, Emilio y Chema.

Bueno, bueno... iniciamos la jornada 18 valientes en las cercanías de Las Mestas, para a continuación dirigir nuestras pedaladas por la senda fluvial cruzando los territorios de La Camocha, Caldones, Lavandera,... por esta zona, las piernas ya se iban calentando, cruzamos la carretera de La Pola y entramos en La Collada, zona de minas, que atravesamos por la caja del antiguo Ferrocarril de Lieres (por estos lares pasó su infancia Jorge, robando manzanas de los huertos...),que en unas pocas leguas nos dejó a las puertas de la primera sorpresa de la jornada: la cueva de San Pedrín, que no es cueva sino túnel, y donde los incautos como yo, que iba detrás de Agustín, entramos a ciegas, dejando un poco de pellejo en las paredes... por supuesto, a la salida de la misma se encontraba el inefable Juanjo inmortalizando el recuerdo, (él pasó con luces... claro...), después de aquí, una trialerilla y aleh!, a desayunar en un singular bar-tienda de La Vega, donde ya algunos aprovecharon para reparar pinchazos. Un poco más adelante, los reclutas Briansó y Agustín, volvieron grupas a sus bicicletas y fueronse a atender sus respectivos quehaceres domésticos (aspiradora y eso...), serían las primeras bajas de un incierto día. El grupo continuó después de la despedida, bien comandados por los organizadores, por la zona de Nava y sus alrededores; al llegar a una zona boscosa, otro pinchazo, con avería de freno incluida acudió a nuestro encuentro, bueno, al de Chema. Aprovechando que por la zona encontramos una rueda, mas tarde aprovecharía para cambiar la cubierta también. Por cierto que durante la espera, Juanjo decidió hacer sitio para el bocata y escondiéndose tras unos arbustos, fue pillado casi in fraganti... casi, casi...(km 40, que poco te falto para el youtube, gañán…). Después de estos trances, ¡¡¡VAMOS HARAGANES!!!!, (joher...), al poco, empezamos a subir por pista hacia el lugar de la comida, Las Praderas, en las faldas de Peñamayor, pistas duras donde las haya, por el camino, alguien pinchó otra vez, no recuerdo quien... el cabo Trapote hizo una acrobacia rara y dio con sus posaderas en la cuneta... que mira que es difícil caer sentao... la cadena de Nacho desertó... y ... a sufrir, de aquí hasta la comida hablamos poco, solo los gemidos, suspiros, algún sollozo y el clik-clak de la bicicleta de Nacho acompañaron nuestras torturas camino del condumio, bueno, Juanjo al final se contrató como locutor y nos amenizo la subida con sus batallas (bueno y al pobre de Javi Guardado que lo escuchó...) YYYY... llegamos al maravilloso refugio contratado por los almirantes de la escuadra ( 78 Km, 9 horas de recorrido...), allí los bocatas de lomo, de tortilla, de ensaladas, de tartas de queso, de cafeses (alguno con anís), bebercios varios e incluso chupa-chups, saciaron nuestro instinto devorador a la par que nuestros maltratados huesos reposaban por allí esparcidos. Pues después del solaz descanso, nos esperaba una rapidísima bajada por hormigón, de la que mejor no hablar... PA HABENOS MATAOOO!!!!, Fran, que iba con la bici de trote, reventó la cámara, no os digo más... dimos cuatro vueltas por no se donde y acometimos bien pertrechados la subida al alto de la Cruz, aquí, hay que reseñar que un enorme perro de 30 cm. de alto, nos adelantó a todos como una exhalación hasta que llegó a la altura de Tino, que debió oler el bocata de lomo que éste llevaba en la mochila y se quedó tras él... luego aburriose y abandononos. En el alto La Cruz, rellenamos líquidos, saludamos a una joven de la zona y... ¡¡¡VAMOS HARAGANES!!!!, (...oño, el tio este...no cansa)... tirámosnos como alma que lleva el diablo por la carretera hasta que al llegar a las cercanias de Texuca (que lo busqué en el mapa), el hidalgo Juan de Blas, que había flojeado de tripa toda la semana, fue diagnosticado de contracciónexternarotulianabilateradepredominioizquierdocon afecciónaterciosuperiordeambaspatas... o algo así, por el galeno Sr. Emilio... vamos que estaba fastidiado el pobre... reunido el comité de emergencias, recomendósele que abandonara la expedición y encaminara sus pasos hacia la población de Carbayín?, donde podría retomar camino a Gijón de una forma u otra; como escolta ofreciéronse los tunantes (que no volvieron) Srs. Juanjo y Sr. Adrián, que acompañarían al citado herido, y Fran para que no se perdieran. El resto de la soldada afrontó unas rampas, que digo rampas... unos barrancos p'arriba, bicicleta en mano, que hizo temblar los dientes al más osado... (90 km... aquí algunos ya habíamos apagado el cuenta... total...) ah!! también había barro, claro... en fin, quiso la suerte que en la aldea de arriba del todo hubiera una fuente que parecía una máquina de lavar... vaya presión... por lo que pudimos descubrir el color de nuestras bicis. A partir de aquí ya veo borroso... una vez reunidos con el comandante Sr. Morís (Fran), continuamos suplicio, digo ruta, y llegamos a un bonito pueblecito (Centro Geográfico de Asturias, que nos dijeron), Lamuño, donde unas agradables féminas, supongo que sorprendidas por nuestros culottes y buena presencia... nos informaron de las fiestas en ciernes de la población, después del rescate del jefe de protocolo, Sr. Pérez Blanco (Jose el profe), que no lo soltaban, pudimos retomar camino (100 km o así). Pasamos por Bendición, y ya nos las prometíamos todas felices con perdices y eso... y ALAH!!!, que había que subir por un furacu, gujero, o lo que fuera que se adivinaba en la espesura... pa que hablar... si no podíamos ni llorar... bicicleta al hombro... barro... pedrolos... ramas... árboles, más piedras, barro, ortigas, cardos... AYYY!!!..., después de 2 o tres kilómetros de esta guisa llegaríamos a una capilla a confesar nuestros pecados, que no eran pocos, y algunos graves (intentos de homicidio en 1º grado). Aquí las huestes protagonizaron un conato de motín que fue solventado con diligencia merced a unos cuantos latigazos... ¡¡¡VAMOS HARAGANES!!!!...BELLACOS... !!! ...vamos, vamos... y dirigímosnos ya con postreras luces hacia El Mesón de La Tabla (bueno, algunos con postreras y otros con chinas), que atravesamos para dirigirnos ya hacia La Calabaza; ya sea por la tardía hora (22:00), la fame, porque que tardé en poner la luz, bueno, que no menteré y de repente (23:00) ya estábamos en La Madera. Aquí ya dimos por finalizada la ruta, nos despedimos afectuosamente y acometimos las pendientes del puerto a lo ¡¡¡paga el último!!!, u otras frases que no me atrevo a repetir, porque... P'A HABENOS MATAOOO!!!... otra vez.

En fin una ruta, ruta, ruta... para hoommbres (arrastrar la m). Chapeau que dicen los guiris. Y colorín colorado...¡¡¡VAMOS HARAGANES!!!..voy, Emilio...voy...

Crónica por gentileza de: Don Arturo de la Mancha

miércoles, 10 de junio de 2009

GIJÓN - COVADONGA 2009


Con una mañana fresquita pero con indicios de tornarse en calurosa, nos reunimos unos 50 efectivos entre Pelayos, Asturcones, amigotes incautos y algún que otro despistado, en las afueras del Molinón para comenzar la peregrinación a Covadonga de este año 2009.

Para algunos, entre los que me encuentro, era la primera vez que acometía la ruta, y dada la longitud de la misma, no las tenía todas conmigo. Los primeros kilómetros, por conocidos, se hicieron cómodamente, senda de Deva, trialera del camping, Peón y aquí, con Lorenzo ya apretando (no es un ciclista), afrontamos la subida al Alto de la Cruz. En esta zona ya se iniciaron las primeras escaramuzas, y cada uno subía por donde, o mejor como podía. Una vez arriba, tocaba reagrupamiento, el primero de la jornada, y a seguir ruta. Bueno, excepto el teniente de intendencia Sr. Josechu, el cual le tocaba guardia en el cuartel...

Por aquí ya me pierdo, que he dicho que era la primera vez, asín que fuimos enlazando pista, otra pista... Niévares, Breceña, Sietes, y cuando ya las cantimploras pedían auxilio ante nuestros inútiles apretones, dimos con nuestros famélicos huesos en Anayo... ¿Qué decir de este lugar? bocadillos de carne guisada, de tortilla, cervezas, helados, cafeses,... Aaaaaahhhh, que placer, ...ssssshhhh...la boca se me hace agua ... bueno, sigo que no llego.


Desde Anayo tiramos pa´bajo en dirección a Borines, luego creo que pasamos por Miyares, y por esta zona fue donde Fran nos enseño como se suben las cuestas con una par de... alforjas en la montura... para la próxima, yo voy en alforja... bueno, pues ascendimos una cuesta que costaba subirla... ANDANDO... creo que era el Bustal, ya me corregís vosotros. Sufriendo... sufriendo, llegamos a Llames de Parres. Una vez nos solazamos en la plaza del pueblo, refrescándonos los secos gaznates, dímonos cuenta de la ausencia de los alféreces Don Luis de Pardo y Don Pablo Trapote, los cuales, supimos más tarde, luego de sufrir en sus propias carnes la dureza y complejidad del camino (se perdieron) tuvieron más que palabras con sus monturas (pincharon), y a la sazón, todavía estaban en esas cuando los comitres decidieron enviar tropas de refuerzo para ayudar en sus cuentas. En la espera, se decidió que una avanzada de las fuerzas retomara camino hacia destino pues ya se nos hacía algo tarde, y el sol era de justicia (32 ºC que decía Nacho). Quedámonos solos pues, una humilde representación del tercio de los Pelayos, que una vez reunidos con la retaguardia, iniciamos camino hacia Cangas de Onís. Cabe destacar aquí la heroica acción del miliciano Héctor, el cual exploró los alrededores en busca de enemigos... (otro que se perdió).


Bueno, pues todos reunidos ya, dimos brío a nuestras monturas y, en poco tiempo, asediábamos las Cangas de Onís... Contranquil, El Llerau, Pozo los Lobos, Celorio, pasaban veloces bajo nuestras ruedas, sin que notáramos el cansancio acumulado por la larga jornada, pues la victoria estaba cerca y según dicen da alas. A la altura de Soto de Cangas, el alférez Don Pablo, que a la sazón y después del pleito con su montura en Llames, habíase quedado algo perjudicado, decidió reponer el aire que iba perdiendo por el camino (he dicho aire, no aceite...), con lo que nos quedamos Juan Blas y un servidor para ayudar en la tarea. El principio del fin... al intentar hinchar, la bomba se lleva un trozo de la válvula con ella, la muy pécora, sustituida la cámara por otra, ésta otra valía de colador, los parches no pegaban... bufffff... en éstas estábamos, sudorosos y requebrantados, cuando quiso el destino que los oficiales de enlace Sres. Pardo y Don Vicente, extrañados por nuestra tardanza, acudieran en nuestro auxilio, y con su ayuda pudiéramos seguir cabalgada. Los cinco compañeros acometimos las interminables rectas de Isongu, La Riera, Llerices, con la intención no solo de recuperar el tiempo perdido, sino de llegar sanos y salvos al lugar de reunión con el resto de las tropas, sito en las afueras de Cangas. La suerte y no otra, quiso que cruzáramos en el camino con los infantes Doña Viviana y Don Fernando, que descendían ya de su particular batalla maratoniana, sedientos y desherrados, pero con la victoria traslúcida en su mirada.

Unas leguas más adelante, también nos cruzamos con el resto de la soldadesca, ya agotados por el esfuerzo y que mas que bajar, se dejaban caer hacia el campamento. Cruzados los saludos de rigor, apretamos los dientes y las piernas sobre nuestras monturas y en un postrer esfuerzo, remontamos las duras rampas finales para, finalmente presentar nuestro respetos al rey Pelayo.

Solo nos quedaba, para finiquitar la victoria, descender de aquellas alturas lo mas raudos y veloces posibles, lo que así hicimos, y en un abrir y cerrar de ojos, nos hallamos en la Villa de Cangas. Luego de dejar a nuestras compañeras ajaezadas y provistas en las cuadras asturconas, vímonos en la obligación de asearnos nos mismos y de sustituir nuestros pertrechos y hierros de guerra por vestimentas más acordes (rehuso destacar a vuesas mercedes los lances que se dieron en el lugar de aseo, donde infantería y caballería disputabanse los pocos sitios donde dejar sus ropas y enzarzabanse en jabonadas poco decorosas).

Una vez puestos los jubones limpios, encaminamos nuestro pasos hacia la fonda donde reponer las fuerzas perdidas, aunque a decir verdad, poco repusimos... en fin, lo que contaba era reunirse de nuevo con el resto de las tropas y comentar los acaecieres de la jornada. Es justo mencionar que el ilustre brigada Don Rubén, artífice del ataque, fue vitoreado por la milicia, agradeciéndole así su dedicación a la jornada, y además, obsequionos con unas camisetillas.

Y descansados y repuestos, unos al bus y otros al coche, de vuelta para casita, las agujetas para el día siguiente, y con ganas de repetir para el año que viene, por supuesto!!!...




Letra y música: Don Arturo de la Mancha

martes, 2 de junio de 2009

LOS 10.000 DEL Soplao (3ª Edición)

23-05-09 (Tercera y ultima parte)

Continuamos por unas pistas que atravesaban bosques con gran abundancia de vegetación y que daban un toque selvático al camino, que como siempre comenzaba a elevarse poco a poco.
Enseguida comienzan las rampas que aunque eran de poca inclinación, eran constantes y se te hacia muy largo llegar a Fuentes. Después de unos cuantos km el camino va dejando atrás la zona boscosa y dejando paso a un magnifico valle que nos permitía ver prácticamente toda la subida que nos faltaba por recorrer.

Yo continuaba sufriendo a rueda de Manu y en estos tramos se nos junto Fermín (de los Repechinos) que por momentos se animaba a seguir a su ritmo, pero que nos acompaño unos cuantos km dándonos conversación y entretenimiento para no dejar a la cabeza pensar solo en lo que nos quedaba por subir (o por sufrir).
Al final Fermín continúo su propio ritmo y nos dejo llegar solos al alto de Cruz de Fuentes.
En las ultimas rampas nos acompañaron varios buitres que planeando majestuosamente se adentraron en los valles. Una vez arriba paramos brevemente en el avituallamiento ( km 108) para rellenar las reservas liquidas, comer algo y abrigarse. A partir de este avituallamiento ya empecé a encontrarme mejor y la bajada hasta la carretera que corona el puerto de Palombera, la hicimos a gran velocidad arriesgando y disfrutando en cada curva.
Fuimos adelantando a varios participantes, entre ellos a Emma (del Asturcon) que nos mando un saludo y con la que coincidiríamos varias veces antes de terminar la prueba.
Una vez llegamos al cruce con la carretera, toca subir de nuevo, pero son solo unos pocos km hasta coronar el puerto y lanzarnos de nuevo vertiginosamente por el asfalto en búsqueda del siguiente avituallamiento. En este tramo de asfalto y con curvas entrelazadas de izquierda a derecha, volvimos a darlo todo y bajamos adelantando de nuevo a unos cuantos participantes. Manu como casi siempre se me escapa un poco en la bajada.
Al poco dejamos el asfalto y nos desviamos a la izquierda por un camino que nos lleva directamente al avituallamiento de Palombera (km 113). Pasamos por delante y no nos detenemos continuando hacia Venta Vieja. En este punto del recorrido, se nos esfumo el temor de años anteriores, ya que no había barro y la pista era totalmente ciclable, eso si habían pasado con un vehiculo de oruga y el culo fue sufriendo continuamente el relieve de la pista. Aun a si, se pudo subir a buen ritmo hasta llegar al siguiente avituallamiento en el km 120. Por este también pasamos sin detenernos, recibiendo los ánimos y felicitaciones de los colaboradores de la prueba, ya que a partir de aquí y hasta el siguiente avituallamiento (km 129), era todo bajada.
La bajada la hicimos como todas las anteriores y Manu se lanzo rápidamente a la caza de los que teníamos delante y que según íbamos tomando las curvas veíamos cada vez mas cerca. Algún que otro susto si que tuvimos en alguna curva con mucha piedra suelta, pero en ese momento de concentración solo piensas en ir robando metros a los que tienes delante. Poco a poco fuimos adelantando a uno pocos participantes y llegando a una zona de “eses” que daban entrada al pueblo de los Tojos, donde los habitantes y familiares animaban y aplaudían agradeciendo el esfuerzo y las ganas de pedalear que todavía teníamos.
Después del pueblo, la pista se convierte en asfalto, pero el trazado sigue siendo con curvas y contra curvas perdiendo altura rápidamente y dando lugar a que “juguemos” a hacernos adelantamientos interiores como si del propio Valentino se tratase. En este tramo no acompaño otro participante, pero cuando nos vio arriesgar tanto en las curvas se separo ligeramente de nosotros.
Por fin llegamos al penúltimo avituallamiento situado en Arroyo Juzmeana (km 133), SOLO nos queda subir El Moral (unos 9 km) y el resto prácticamente todo bajada hasta Cabezón.
En este avituallamiento si paramos, reponiendo los líquidos y comiendo algún pastelillo y barritas, además de comprobar la mecánica de las burricletas, que hasta el momento no nos han dado muchos problemas y con un poquito de aceite se han conformado. Coincidimos de nuevo con Emma que no se detuvo y siguió de frente hacia El Moral.
Controlamos el tiempo que llevábamos (unas 10 horas y cuarto mas o menos) para ver si podíamos bajar de las doce horas el tiempo total de la prueba. Lo teníamos un poco complicado, pero por intentarlo que no quede.
Fuimos poco a poco adentrándonos en el desfiladero que conforma el río y que nos va dando paso al valle que tendremos que salvar para llegar al Alto del Moral. Algunas pequeñas nubes daban paso a los rayos solares que ya nos empezaban a calentar y que no nos abandonarían en toda la subida.
Este terreno ya es conocido, ya que lo hicimos anteriormente de bajada, pero ahora teníamos más tiempo para disfrutar de las vistas que nos ofrecía, y con la iluminación del sol parecía totalmente distinto a cuando habíamos bajado. En la subida pudimos apreciar tramos preciosos del río con cascadas y abundante vegetación, en los que apetecía parar y refrescarse.
En la subida fuimos acompañando a un chaval de la zona al que íbamos animando con nuestra conversación y bromas, pero al final el ritmo nuestro era un poco superior y se descolgó a mitad de subida. En los últimos km apretamos un poco más el ritmo y por fin llegamos a la cima, donde estaba el último avituallamiento (km 142). Nos abrigamos, bebimos y seguidamente nos lanzamos de nuevo a por la bajada que en esta ocasión estaba cubierta totalmente por una niebla bastante espesa que estaba entrando por el norte y que prácticamente cubría toda la cima.
En la bajada más de lo mismo, pero en esta ocasión con algo más de prudencia, ya que teníamos el peligro de que es zona de pastos y el ganado se podría atravesar en el camino. Esta vez fui yo delante, pasando continuamente a participantes que bajaban más despacio y con mas seguridad que nosotros, adelantamos de nuevo a Emma a al que ya no volveríamos a ver. Y pasamos rápidamente por el área recreativa donde cominos al mediodía, después otro tramo de carretera y por fin los últimos 4 o 5 km. Seguimos dando fuertemente a los pedales y nos relevábamos para poder ir recuperando, pero las fuerzas ya prácticamente eran nulas, y los últimos cartuchos los agotamos en la bajada, aun así seguimos pedaleando con el plato grande y conseguimos que no nos adelantara nadie hasta la meta excepto un participante que nos paso cuando paramos para quitarnos la chaqueta y dejar al descubierto el maillot del Pelayo.
Y así, con muchas ganas de acabar entramos por fin en Cabezón y pasamos bajo el cartel de meta donde nos recibía una multitud que aplaudían y festejaban la hazaña que acabábamos de realizar.
En ese momento se te vienen una cantidad de sensaciones que son difíciles de explicar, pero para mi este ha sido el mejor Soplao de los dos que voy disfrutando, aunque a mitad de la prueba lo veía todo muy oscuro, al final conseguimos acabar con un tiempo de 12 horas y 22 minutos, que no esta nada mal.

Ahora a esperar para el próximo año.

Chao.