martes, 7 de julio de 2015

XXII VCG ORGULLO Y PASION

(No, no voy a hablar de Sofia Loren, no...)))

Los datos tienden a ser fríos, carentes de alma, de corazón, ¡de riñones!…, si nos atenemos a ellos, la XXII Vuelta al Concejo de Gijón se resumiría en 250 participantes, 63 kilómetros, 2200 metros de desnivel positivo, 27 ºC y una humedad del 70 %; humildes guarismos que, a duras penas consiguen una mueca del corresponsal novato. 
Solo cuando el cronista llega a uno de ellos, el que indica el tiempo que tardaron en agotarse las plazas ¡44 horas!, comienza a formarse una idea de lo atractiva que es la ruta en sí para los participantes.
Pero ninguno de los numéricos anteriores hacen referencia al esfuerzo e ilusión, al orgullo y la pasión de toda una Peña ciclista, empeñada en organizar una ruta que, dado lo visto, es bastante apreciada entre  la comunidad deportiva.
Son esos integrantes los que logran, a base de patearse y rodar kilómetros y kilómetros de desniveles y
caminos, sendas y barrancos, configurar la Vuelta al concejo gijonés, mas playa que nunca al no incursionar por ninguno de los concejos vecinos; cosas de la política, mire usted, que tal parece que nos gobierna la troika esa.
Pero dejémonos de negociaciones y referéndums, que vamos bien surtidos esta temporada.
Ya van 22 ocasiones en las que los persistentes individuos, a costa de sufrir pinchazos, mordeduras, caídas, pérdidas de material, broncas de celosos agricultores, de abandonadas esposas, de fieles mascotas, etc, consiguen presentar una ruta más que agradable al resto de aficionados al pedal.
¡Y es tal la dedicación de estos prójimos que en sus ratos libres hasta aprovechan para segar y desbrozar las veredas abandonadas!, ahora que cada vez quedan menos paisanos por los pueblos, y las vacas andan por mejores pastos.

Por supuesto, tal hornada de fulanos, veterana ya, con las velas de los cumpleaños cayéndose, por falta de espacio, de las tartas!!, venía comandada por el feroz geólogo y lingüista don Marín, que en esta ocasión, y merced a los buenos consejos de su sabia y santa consorte, ejercería la dirección de la Vuelta desde un cómodo automóvil.
El otrora director ejecutivo, Echevarría, convertido a la religión eléctrica, castigaría a los ciclistas a pie de pistas, no ya con sus repetitivos sermones, si no con la sobrada capacidad de tracción de su…
motor Bosch de 250 W!!!.
Hubo rumores de intento de sabotaje de la funesta máquina durante el almuerzo en Peñaferruz, pero el dirigente, ladino él, supo esconder bien el maléfico artilugio.
Y no olvidemos al diseñador galaico contratado para la ocasión, de cuyas manos salio tanto el cartel como las camisetas, una joya este Nando "endurolite".
El resto de correligionarios, cinco buenas docenas, contando a los moteros Julián y Madrazo, cada uno con su personalidad: la impetuosa y adolescente del primero por la pausada y segura del segundo, y a los
acompañantes motorizados, el Presi, Rubén, los Paulinos, Barquin, Nacho, (no digo más que luego todo se sabe…), todos pondrían, su granito de arena acompañando a los jinetes y marcando los cruces y zonas peligrosas.
Al igual que en años anteriores, el Patronato aportaba su presencia a la marcha, que para algo patrocina la misma y  también colaboraban el Seprona con sus motos, Protección Civil, Cruz Roja, los moteros amigos y la siempre eficaz Úrsula, a cargo de las penas mecánicas.
Y si es importante la presencia de todos estos organismos, no lo es menos la compañía de todos los amigos y conocidos que año tras año participan en la ruta, gracias a cuyo apoyo se nos hace menos duro lidiar con las cuestas, con la lluvia, con el barro, con las alambradas, con las sendas perdidas, en fin, con todos los acaeceres que nos trae la organización de la VCG.
Y el calor…ese calor sofocante y pegajoso, playu por supuesto, ese también nos acompañó durante toda la jornada, asfixiándonos en las rampas, quemándonos en los descensos, fatigándonos en…todos los sitios…¡¡corcholis!! (horario escolar).   
No hubo Nordeste que mitigara el bochorno reinante, a lo sumo una ligera brisa en la zona del Picu El Sol, lugar de desayuno esta vez, que calmó algo el ardor veraniego.
No se sabe si por la temperatura reinante, harto elevada, o por que los deportistas cada año están más preparados, la procesión volaba por los montes como si todos portaran batería de Iones de Litio; Exceptuando al grupo de cola que atajaba oportunamente con los demorados en la marcha, se alcanzaba el almuerzo con una hora de adelanto sobre otras ediciones. 
Lo de la preparación se constataba al ver pasar la cabeza de carrera, liderada por Ramón y a cuya zaga y
rebufo iba un grupo de lebreles de esos que no pierden el tiempo ni en mirar las señales.
Cierto es que con seguir al leones ya les valía…se quejaba el veterano de dolores en su cadera…pues vaya, si no los llega a tener le da tiempo a acudir al inicio del Tour…¡¡en bicicleta!!! Por cierto, que se iniciaba el mismo día…que acontecimiento histórico planetario, que dijo alguien...perdonar, perdonar, es la calima…
Tan veloz se iba que Yoli, Josmar y Marce, recién escapados de sus trabajos los primeros y de Benidorm el tercero, no lograban enlazar con la marcha hasta las cercanías de Serín, y eso que el moreno boticario rodaba en montura nueva, cosa que siempre anima la autoestima a la par que entristece la cartera.
El que si enlazaba en la comida era el tardío Gordejuela, con cierto pesar resacoso de la víspera anterior, fruto de un festejo marital hasta horas intempestivas. Pero el largo banquero tiene buenos genes y tras
endosarse un café cargado, recuperaba fuerzas en segundos
Eran momentos ya de cercanía a la meta, con el único inconveniente del ascenso al Monte Areo, siempre duro y fatigoso, hágase por donde se haga. En esta ocasión no iba a ser menos, con un par de buenas y largas rampas donde la mayoría de las monturas subieron acompañadas de sus dueños…de la mano.
El Monte reservaba todavía unos estrechos senderos que depositaban a los ciclistas ya en Veriña, desde donde se iniciaba el tranquilo desfile por las calles de Gijón para alcanzar La Mestas de nuevo y con ello la entrega de trofeos.
  


 Y con los mejores deseos de rutas y pedaladas para todos, esperamos veros, a todos, de nuevo el año que viene, será la 23 ª.
  
PUNTOS A MEJORAR PARA EL AÑO QUE VIENE…
1º- Que no se nos vea a todos juntos en el bar, hay que ir de pocos en pocos…nada de café con gotas que aquello olía a whiskeria
2º- Averiguar donde guarda Juanjo el cargador
3º-Cuando Pepe diga que la vuelta parece algo corta, que nadie diga nada, que la liamos.
4º-Si da la casualidad, funesta para el que esté cerca, de que Pedro Pablo se enfade, es conveniente apagar los walkies durante la descarga de artilleria.

5º- Hay que conocerse bien el recorrido, no vayamos a enviar a los colistas por algún camino sin salida…no miro a nadie…que no suda en las cuestaaas…que solía ir en cocheee…que ahora va en eeeee...bike
6º- Y por último y muy-muy importante, después de la cena, esconderle el micrófono a Felix y el futbolín a Alejandro!!!