martes, 21 de junio de 2005

Perros y bicis

El mejor amigo del hombre ha sido, y sigue siendo desde que empezamos a destrozar este planeta, el perro. Ese animal que siempre está buscando compañía, algo de diversión y una pizca de cariño, vamos... como casi todos.

Sin embargo para los pobres ciclistas los perros son a menudo fuente de problemas, ¿quién no se ha asustado alguna vez cuando un pobre animal nos asalta con sus ladridos?, nos suben las pulsaciones y miramos atrás para ver que Cerbero no esta pisándonos la goma. Recuerdo las típicas películas en que el perro estaba al acecho para abalanzarse sobre el cartero o el lechero de turno, pero a los perros, lo que esta claro que les gusta, son las bicicletas.

Como las personas, no todos los perros tienen el mismo carácter, si a nosotros nos influye nuestra educación y la conducta de los padres, es el amo el que se encarga de imprimir el carácter en el animal. Afortunadamente también existen los perros que acompañan al ciclista en su trayecto, corriendo mansamente detrás o sirviendo de guía en el viaje a través de las caleyas y senderos. Si habéis tenido esa experiencia sabréis lo gratificante que es, así que la próxima vez que os asalte un perro ladrando acordaros de aquel que otro día se os unió en vuestro viaje y os regalo su compañía durante varios kilómetros.

De todas formas vamos de detallar las posibles actuaciones a adoptar cuando nos asalta un demonio de mirada feroz y ladrido furioso.

1º Ladrarle no sirve para nada, os enzarzaríais en una discusión y normalmente los perros son bastante cabezones.

2º Bajarse de la bici parece lo más indicado. Yo lo he hecho y al instante el perro ha dejado de ladrar, ¿se pensaran que somos centauros o algo parecido?.

3º Salir disparado a toda pastilla. Esta opción es la mas utilizada, es como practicar deportes de riesgo, siempre asalta la misma duda, ¿me cogerá?.

miércoles, 15 de junio de 2005

Cuando pinchas la rueda delantera...

A baja velocidad, por una pista más o menos lenta, basta unos toques de freno y un poco de control para detener la bici y poder reparar la rueda sin mayor dificultad. Eso pasa a menudo.

A mayor velocidad, por ejemplo 30Km/h, rodando por asfalto, la máquina se mantiene relativamente recta hasta que comienzas a tumbar en la curva. En ese momento, notas que la dirección intenta girar un poco más de lo necesario, en ese segundo que el cerebro necesita para analizar la situación; entonces, la primera reacción es la enderezar la bicicleta, resultando que la rueda delantera pretende encaminarse en la dirección contraria mientras el resto de la montura intenta seguir recto.

Por efectos puramente físicos (e=mc²) se produce un colapso del sistema bicicleta-ciclista, provocando que ambos se vayan al suelo. La bicicleta no sufre daños reseñables (recordemos que la rueda pinchada estaba así con anterioridad).

En próximos incidentes intentaré determinar si es habitual producirse quemaduras en muslo-rodilla-pantorrilla o las lesiones son aleatorias. También buscaré las causas de que duela la mano contraria al lado de la caída.

Bip, bip

PD: niños, no salgais sin guantes.