viernes, 4 de junio de 2010

GIJÓN - COVADONGA 2010

¡¡EGO NON TE ABSOLVO...!!
Los pasos resonaron como bofetadas en rostro ajeno. El delgado fraile, con gesto apresurado y capuz al viento avanzaba a través de la neblina que los incensarios esparcían por la capilla. Justo delante del altar, el Padre Prior levantó sus ojos del misal que estaba leyendo y aguardó en silencio, a la vez que cerraba el Santo libro. Al poco, las pisadas se detuvieron, justo a su espalda...–“Hermano Patricio”..., susurró una voz. El abad y Gran Maestre Inquisidor se giró lentamente y alzó sus duros ojos sobre el novicio que lo importunaba. Lo conocía bien, había ingresado en la orden hacía poco, joven, de familia adinerada venida a menos, había escogido la carrera monacal a causa de sus devaneos con las doncellas-“¿A que vienen estas prisas Fray Rendueles? ...¿Otra vez pensamientos impuros?..., indagó con su suave pero firme voz.... –“No, Fray Patricio”, contestó el avergonzado fraile., -“ ¡La Comitiva está aquí!”. Al oír eso, el abad se levantó persignándose, …-¿Han llegado todos?, ...-“No, pero casi en su totalidad”. –“Bien, hacer pasar a su representante, deseo hablar con él”. El joven monje inclinó la cabeza, hábilmente tonsurada en la coronilla y, girándose, echó a correr por el pasillo, tropezando con su hábito. En la espera, el Abad recordó que hacía ya un año, que no sabía nada de aquellos monjes guerreros que todos los años, por el mes de Junio, venían en peregrinación a la Abadía, a purgar sus muchos pecados; a su frente solía estar el beato Echevarría, pero ante su sorpresa, no era este el que en aquel mismo momento se presentó ante él, sino el rudo y hosco capellán de la orden, el Padre Blas…un viejo conocido del abate. -“Es grata tu presencia en esta casa, hermano, pero ¿no te acompaña Echevarria?”, -“No, eminencia, desgraciadamente sufrió una recaída de su reuma, y no pudo acompañarnos en el último trecho de la ruta”. –“Cuanto lo siento, la edad no perdona a algunos, pero venid, venid y contarme cómo ha sido esta vuestra peregrinación…” El hermano Blas tomó asiento al lado del Abad, y con cierto recelo, empezó a desgranar sus recuerdos.
-“Todo comenzó un día como hoy por la mañana, con el sol intentando atravesar las pocas nubes que cubrían el cielo. Para esta ocasión, la Hermandad contaba con 63 integrantes, entre peregrinos consagrados, de las hermandades Pelayenses y Asturcones, y otros laicos acompañantes. Por parte de los capitalinos, ostentaba su cetro el diacono De la Vega, mientras que Fray Echevarria comandaba a los frailes de la costa. La peregrinación comenzó en sí muy bien, con todos los hermanos agrupados, pero ya a los pocos kilómetros, la desgracia comenzó a cebarse en uno de los nuestros, el hermano Senio, que veía su moral desquiciada por el estado de su sandalia delantera. -“Humm, lamento oír eso, ¿tuvo arreglo la cuestión? - Preguntó Fray Patricio, mientras enarcaba una blanca ceja…–“Si, aunque solo iba a ser el comienzo de sus desdichas". Sin mas, una vez solucionado el percance, la comitiva continuó camino por los Altos de La Olla y La Cruz, donde se hizo un breve alto en el camino, aprovechado para despedir a los monjes de clausura que hasta allí nos habían acompañado”. –“¿Los conocíamos, acaso?”, -“Si Fray Patricio, eran los hermanos Agustín, Joaquín, Mulero y Don Eusebio, los cuales eran reclamados por obligaciones superiores”. –“Cierto, cierto, siempre dedicados a sus feligresas, hombres de pro...”, comentó el fraile, a la vez que guardaba un pequeño látigo en su hábito. –Una vez despedidos, con gran pesar por nuestra parte, dimos en alcanzar, no sin grandes esfuerzos y padeceres, la posada de Anayo, donde reposamos nuestros cansados cuerpos y nos alimentamos con unas frugales vituallas. En esos momentos, el sol ya lucía en todo su esplendor y regueros de sudor corrían por nuestros hábitos... –“Entiendo, hermano Blas, que guardaríais una correcta mesura en la tal fonda”, interrumpió el superior de la orden mientras extraía de su bolsillo una suerte de cadena con afiladas púas...- “...Por supupuesto Padre...” –contesto el tembloroso fraile mientras cruzaba los dedos de su mano derecha, no en vano, conocía la reputación como inquisidor del Prior.... –“Seguid, seguid, vuestro relato nos tiene en ascuas”. -Bien, a continuación, nos esperaba un rápido descenso hasta la parroquia de Miyares; justo al término del mismo, tuvimos ocasión de saludar a un ilustre peregrino, conocido de vuestra merced: Fray José de Úrsula, que recorría nuestro mismo camino pero en sentido contrario...–“ Por supuesto que me acuerdo, fue excomulgado por hereje debido a sus insinuaciones con las monjas de las cercanías…poco le faltó para acabar en la hoguera...”,...cortó, ceñudo, el abate, ajustándose fuertemente el cilicio a su pierna derecha. El padre Blas, que ya sentía el frío sudor del miedo por su espalda, continuó su crónica –“A partir de aquí, los kilómetros se sucedieron y llegamos a las cercanías de Soto de Dueñas, en donde el ya citado y atormentado hermano Senio sufrió una recaída que ..…-“ ¿¡¡¡ SE DIO A LA BEBIDA Y AL JUEGO, DE NUEVO!!!?”…Tronó el feroz inquisidor, echando mano de una vara nudosa...-”No, no, quería decir que se cayo por segunda vez”… -”Ah!”, respiro Fray Patricio besando las cuentas del rosario…-“En esta ocasión, las heridas, mas espirituales que físicas aconsejaron el abandono del susodicho. Con el fin de protegerlo del pecado y las tentaciones, quedaron con él Fray Echevarría y el novicio Trapote, que más tarde se reintegraría a la procesión. Co
laboró también en los cuidados del herido el Diacono de La Vega, auxiliado por la monja alférez Doña Susana. Al oír estos nombres, Fray Patricio levantó una mano gruesa y encallecida, silenciando al párroco…, -“A nuestros oídos han llegado noticias de cierto comportamiento indecoroso entre este diacono y su guardesa...” ...-“¡Nada más alejado de la verdad, su ilustrísima”. Contestó, con la voz aflautada por el pánico, Fray Blas…-” Esas lenguas taimadas y felonas confunden el cariño fraternal con la concupiscencia…,...soltó de un tirón el fraile, secándose el sudor de la frente, con un sucio trapial que extrajo de su manga”. ...-“Bien, bien... ” -Respondió Fray Patricio, golpeándose la palma de la mano con el puño de la otra... El padre Blas, tragando saliva a duras penas, prosiguió su relato:
–“El resto de los hermanos proseguimos ruta por senderos reparados y veredas recortadas dando pie al poco en Llames de Parres”. A partir de aquí y siguiendo la estela de Paco, el Guardián de las llaves, veloz donde los halla, iniciamos el descenso hacia el Monasterio de Villanueva, para a continuación, y tras cruzar el río Sella, Seguir por el Camino del Rey hacia Cangas, hábilmente dirigidos por el hermano Ángel Víctor, conocedor de la zona. Ya nos encontrábamos bastante desperdigados y con las fuerzas muy justas, los decanos hubieron de esforzarse para cuidar a los monaguillos de la procesión, los jóvenes Héctor y Garrido; aquellos que no adolecían de calambres en sus piernas, hallaban pinchos en sus sandalias, o veían fuentes con empanadillas como la que encontró el Padre Cesar... Después de todo, poco a poco fuimos todos llegando a presentar nuestros respetos al Santo e incluso algunos hermanos tuvieron fuerzas para subir a la Santa Cueva. A partir de aquí, un rápido descenso depositonos de nuevo en esta Villa; durante la venida tuvimos la dicha de saludar al Ilustre Diacono Don Fernando, que acompañado por la novicia Viviana, del convento de Las Auxiliadoras, iba al frente de unos 800 peregrinos que ascendían al Santo lugar”....-“Una vez aseados, celebramos un sobrio refrigerio en la hospedería de santa Cruz, acompañados por Fray Ignacio de Salamanca y Fray Vicente de Ario, y otros familiares, y atendidos por unas amables y bellas posaderas...” en este momento, el rostro de Don Blas se iluminó, las pupilas dilatadas... -“ ¡¡¡¿BELLAS?!! , ¿Acaso hermano, habéis perdido la fe...?...El exabrupto del abate sorprendió al infeliz y extenuado Párroco, que aguantó la respiración pestañeando, mientras observaba como el terrible hombre se levantaba y se ajustaba el cordón del hábito con un fuerte tirón que sintió en sus propias carnes...-“ Re-rectas, he dicho rectas, monseñor, el cansancio nubla mi consciencia”...repuso raudo el capellán, rogando para ningún espía del Prior le comentara a este los excesos de la cena... -“¿Celebraríais con agua y no con vino ni alcoholes endemoniados vuestra llegada, no es así...?, insinuó el abad, mirando de reojo al asustado cura... -“También me han comentado que hubo relajo en las reglas e incluso obsequios, que ya sabéis que van en contra de nuestras normas...y que manejasteis dineros!!!...”...Fray Blas ya se sentía arder en los infiernos, después de la tortura...entonces, cerca del infarto, el santo fiscal puso su mano en la espalda y con gesto amable y conciliador, le confío... -“ Vamos, vamos, hermano, yo también he sido joven y he sentido las tentaciones de la carne y del estómago...no os preocupéis por ello...”...-”Y ahora, si hacéis el favor, acompañarme, he de hacer una inspección por los sótanos de la Abadía...cada vez hay más ratones..”...continuó con una voz tierna y agradable fray Patricio, a la vez que recogía de un banco cercano unas cadenas con grilletes...............