viernes, 29 de mayo de 2009

LOS 10.000 DEL Soplao (3ª Edición)

23-05-09 (Segunda parte)

No hubo mucho descanso en el asfalto, ya que rodábamos rápido y yo ya empecé a notar que no iba muy fino. Manu tiraba delante y yo apenas podía seguirle a unos metros. Esto se repetiría prácticamente hasta el puerto de Palombera en el km 113, donde me empecé a encontrar mejor y volví a disfrutar al 100 % de la prueba.
En esta ocasión el paso del rió en Carmona no tenia tanto caudal como el año pasado y por suerte no tuvimos que mojar ni los pies, eso si impresionaba ver que el fondo esta completamente cubierto de cantos rodados de buen tamaño, así que para las próximas veces habrá que ir con mucho cuidado.
Una vez pasado Carmona, dejamos la carretera en una curva para coger un camino que sale a la izquierda y que en fuertes pendientes en zig-zag, alguna con hormigón rallado, nos van llevando a la parte alta del valle donde la pista se hace mas tendida y te permite rodar mas tranquilo, además de observar el maravilloso valle que acabamos de atravesar.
Justo cuando nos faltaban uno 200 m para llegar a la cima (Km 52), una pareja se ofrecía a engrasarte la bici, darte agua, pan y jamón serrano, y es que el espíritu del Soplao se nota en cada uno de los espectadores que presenciaban la prueba. Esta subida la llevamos bastante bien, quitando algún problema de cadena que solucionamos con un poco de aceite.
A continuación volvimos a disfrutar de una de las bajadas más bellas del recorrido. Se trata de una pista ancha con grava suelta que nos permite bajar a gran velocidad sorteando al resto de participantes y admirando en cada curva la belleza del bosque que nos rodeaba. Como en casi todas las bajadas, Manu se me escapo y no fui quien a pillarlo, ¡¡como baja el tío!! Una vez abajo la pista se hace mas tranquila y va sorteando tramos del rió en sucesivos puentes que pasamos a gran velocidad dando botes con nuestras burricletas. Y así, poco a poco y disfrutando de la senda tranquilamente que discurre en ocasiones bajo túneles naturales formados por distintos tipos de árboles, nos fuimos acercando a Ruente para posteriormente llegar a Ucieda, donde volvemos a enlazar con una carretera comarcal que nos llevara hasta el Área recreativa de Casa del Monte (km 66), donde degustaremos nuestro avituallamiento principal de la prueba. El área se encuentra totalmente rodeada de bosque y con bastantes zonas sombrías donde comimos algo de pasta que llevaba yo, y bocatas de chorizo que daba la organización, así como frutas variadas y pastelillos.
En esta parada se notaba la abundante participación en la prueba, pero en ningún momento se noto agobio ni escasez de alimentos ni de bebidas.
Después de esta parada, comienza la subida a uno de los puertos de la prueba mas largo y desMORALizante que además se pasa por él dos veces.
Se trata de los 12 km de subida al Alto del Moral que tal amablemente nos indicaban con un cartel a la salida del área.
Los primeros km se hacen por un camino serpenteando entre bosques y praderas, para posteriormente irse elevando poco a poco y dejando al descubierto la belleza de los valles que atravesamos.
La subida es larga, muy larga, ya que a medida que vas avanzando vas viendo por delante las curvas y contra curvas que la pista va haciendo buscando siempre la silueta de los montes que vamos atravesando. En un momento dado, llegando a un pequeño alto donde el camino gira bruscamente hacia la izquierda, parece que el final esta cerca, pero nada mas pasar el peralte de dicha curva, vemos que solo se trata de un pequeño respiro, y que todavía nos queda un buen trecho para llegar arriba del todo donde se encuentra el avituallamiento y el control donde te tican el dorsal de la bici.
Pero antes de llegar a dicho control, todavía tendríamos otra grata sorpresa protagonizada por un espectador que en mitad del ultimo repecho de subida gritaba a pleno pulmón y hacia sonar un gran cencerro para darnos ánimos a terminar esta larga subida. El hombre no cansaba de dar ánimos a cada uno de los participantes que pasaba y prometía seguir allí para la vuelta, ya que el recorrido volvía a pasar por ese sitio de vuelta ya para Cabezón.
Una vez en el control (km 78), paramos lo justo para el ticaje y abrigarnos para la bajada, allí ya nos avisaron que tuviéramos cuidado que ya estaban subiendo de vuelta los primeros. Me parecía alucínate que unos vayamos por la mitad y otros ya estén de vuelta. Serian las 14:45 más o menos cuando comenzamos la bajada.
La bajada es de pista ancha y curvas abiertas con buena visibilidad por lo que te permite arriesgar en las trazadas. Cuando íbamos a media bajada ya nos cruzamos con el primer participante que iba subiendo a buen ritmo, pero cual fue nuestra sorpresa cuando al poco nos fuimos cruzando con más participantes que perseguían al primero con bastante fuerza en la subida.
Nosotros continuamos bajando a gran velocidad y no pensamos mas en esos “superhombres”, así que nos fuimos acercando al avituallamiento de Arrollo Juzmeana (km 86).
El la parte mas baja de la pista si hay alguna curva cerrada y con poca visibilidad donde tenias que controlar un poco la trazada además teníamos cada poco puentes que te iban llevando de una margen del rió a la otra.
Apenas fuimos controlando el paisaje, pero como la vuelta al haríamos mas tranquilamente, ya tendríamos tiempo de admirar las vistas que nos ofrecía la subida.
Una vez en el avituallamiento, todavía con la sonrisa en el rostro por la estupenda bajada que nos acabábamos de hacer, comimos y bebimos algo, y revisamos el mantenimiento de la bici, algo de aceite y algún pastelillo para nosotros.
A continuación continuamos otra vez por carretera hasta Barcena Mayor.
Yo seguía algo tocado y casi siempre iba a rueda de Manu, menos mal que uno tiene buenos compañeros de fatiga, que lo arropan y dan ánimos para seguir.
Pasamos Barcena y al poco nos encontramos con otro avituallamiento, el de Área Recreativa Llano Castrillo (km 93). En este apenas paramos, pero si lo suficiente para tomar un chupito de crema de orujo, algo de fruta y una pequeña revisión al cambio de la bici de Manu.
Al salir del área ya vimos un cartel que nos prometía 15 km de subida hasta La Cruz de Fuentes, y después el puerto Palombera, Venta Vieja,…… Bufff… todavía nos queda…..

Continuara..........

miércoles, 27 de mayo de 2009

LOS 10.000 DEL Soplao (3ª Edición)

23-05-09 (Primera parte)

Parece que no escarmentamos, ni los de la 1ª Edición ni los de la 2ª, ya que de nuevo nos volvimos a ver las caras en el Infierno del Norte como dan a conocer a esta prueba que se esta convirtiendo en un ejemplo a seguir por lo bien organizada, por el animo y apoyo de la gente de los pueblos por donde discurre la prueba, y por un montón de anécdotas que os intentare reflejar mas adelante.
En esta edición no hubo tantos Pelayos como en la anterior (una lastima), y los que fuimos lo hicimos sin organizar nada en grupo, pero nos fuimos encontrando por Cabezón y durante el desarrollo de la prueba. Para esta ocasión, me alié con Manu (Brianso), así que la aventura y la diversión estaban más que aseguradas con el “Capitán Riesgo”, apodo que se gano Manu en sus ultimas vacaciones en Lanzarote.
Partimos de Gijón el viernes a última hora de la tarde en el “Galeón” del “Capitán Riesgo” y llegábamos a Cabezón de la Sal sobre las 21:00, después de hacer una foto a un “cartel” muy representativo de la prueba que estaba en la glorieta de entrada al pueblo, nos fuimos directamente a por el dorsal y el chip para la bici a la carpa que estaba donde el año pasado.
Justo al llegar a la carpa nos encontramos con algunos Pelayos, allí estaban Rober, Mª Jose, Arsenio y Manu (Pedal). Cogimos los dorsales y nos fuimos a tomar unas cervezas con ellos para charlar un poco de los ánimos, la Bimbache y demás comentarios relacionados con la bici y la prueba que íbamos a disfrutar al día siguiente.
Nos despedimos pronto, ya que teníamos que buscar el pueblo donde nos íbamos a alojar y que estaba a unos 6 km de Cabezón.
El pueblo se llama Casar de Periedo y el establecimiento Posada Vallejo, un buen sitio donde pasar un par de noche agradables y con un trato muy familiar. Os dejo el enlace http://www.posadavallejo.com/default.htm
Una vez dimos con la posada, nos quedaba todavía cenar y ya se nos estaba echando la hora encima, pues eran mas o menos las 11 de la noche, así que nos fuimos directamente a La Caseria, un restaurante que hay prácticamente en frente del cruce de entrada a la posada.
Cenamos rápidamente una buena ensalada de la casa y unos macarrones con su tomate y algo de chorizo que estaban muy ricos. Después un paseo hasta la posada y a dormir rápidamente para estar preparado al día siguiente.
Después de algunas risas, nos quedamos profundamente dormidos, hasta que a las 4:30 de la mañana me despertó un enorme trueno seguido al poco de relámpagos y más truenos que ya me hacían imaginar lo que nos esperaba al amanecer. Siguió lloviendo prácticamente hasta el amanecer, y sobre las 6:30 más o menos nos fuimos levantando para bajar a desayunar. En el comedor ya había más participantes que como nosotros dieron rápidamente cuenta del desayuno con la mirada puesta en el cielo para ver si nos mojaríamos o no.
Al salir de la posada vimos que ya no llovía, aunque el cielo seguía cubierto y amenazador.
Nos desplazamos a Cabezón y una vez allí fuimos preparando nuestras monturas, algo de aceite, presiones, dorsales, chip, chubasqueros, ropa de abrigo, barritas, gel, agua, cascos, etc…, un ritual que miraras donde miraras lo veías repetido en el resto de participantes de la prueba.
Seguidamente nos fuimos para la calle donde se encuentra la salida de la prueba, cuando llegamos nos encontramos prácticamente al final de una larga y multicolor marejada de beteteros situada en el centro de la calle y todas las aceras repletas de gente del pueblo, familiares y amigos para dar ánimos a nuestro particular reto.
Al poco saludamos a Juanin, a Carlos y Jorge (de Trasgo BTT) y algún otro de los que no recuerdo el nombre.
Pasaron los últimos minutos de nervios y enseguida oímos y vimos el humo de la traca que daba paso a la salida de la prueba o a la entrada del infierno del norte.
Durante unos minutos circulamos por las calles de Cabezón, donde los lugareños y familiares, a ambos lados de la calle, nos aplaudían y nos daban ánimos para conseguir acabar esta “locura”.
En esos momentos solo piensas en no tropezar con nadie y que te vayas al suelo en mitad de mas de mil participantes.
Después de unos pocos km de asfalto nos desviamos a la derecha para empezar a sufrir los primeros tramos de barro, que aunque no había mucho, estaba muy diluido por las lluvias recientes y apenas podías ver por las salpicaduras de unos, otros y de tus propias ruedas.
Manu y yo fuimos ganando posiciones y comenzamos los tramos de bajada a buen ritmo, aunque como dije antes apenas podíamos mantener lo ojos abiertos, y para mas fastidio comenzaba a llover débilmente.
Llegamos al primer avituallamiento en el pueblo de Caviedes (Km 20), y decidimos no parar, continuando hasta el siguiente que estaba en las Cuevas del Soplao.
Después de pasar Caviedes comienza un pequeño tramo de asfalto que nos acerca en rápidas bajadas y curvas enlazadas al pueblo de Roiz y a la “temible” subida de La Cocina, una interminable pista con gran pendiente adornada con barro, piedras, losas y eucaliptos a ambos lados, además de una multitud de espectadores que no dejaban de darte ánimos para conseguir llegar arriba y que sabían que allí iban a tener espectáculo.
Entre la cantidad de participantes, la mayoría a pie empujando las burricletas, y el estado de al pista, apenas se podía mantener el equilibrio, pero en esta subida yo tire como un “campeón” y no puse el pie al suelo.
Al final el esfuerzo y la insensatez de no tomármelo con más calma me pasarían factura, pero es que a veces a uno se le calientan los motores y no hay quien lo baje de la burricleta.
Manu (más inteligente) subía a un ritmo mas tranquilo, por lo que tuve que esperarlo brevemente arriba.
A continuación seguía la subida pero por una pista con mejor piso que ya nos dejo prácticamente en la parte alta de acceso a las instalaciones que hay en La Cueva del Soplao donde se encontraba el segundo avituallamiento (Km 34).
En este paramos brevemente a comer un par de plátanos y rellenar nuestras reservas de líquidos.


A continuación venia una de las bajadas mas espectaculares del recorrido, ya que se trata de una pista ancha con el piso bastante irregular y llena de un barro especial de color marrón oscuro que te permitía lanzarte a bastante velocidad para ir trazando las curvas que en algunas ocasiones se enlazaban de izquierda a derecha y viceversa. En algunas curvas los regatos del agua y la acumulación de piedras te hacían poner todas las neuronas en alertas para no irte al suelo. En esta zona Manu iba por delante adelantando continuamente a participantes que bajaban con cierto temor.
Al final de la bajada esta el pueblo de Celis y las últimas rampas y curvas de entrada al pueblo son de hormigón rallado, así que tuvimos que ponernos en alerta para no irnos al suelo ya que estaba bastante resbaladizo.


Ya en el pueblo la gente se ofrecía a lavarte la bici con mangueras y seguidamente a la salida del pueblo estaban las asistencias para el engrase y retoques por si algo fallaba o se desajustaba en la bajada. Es de agradecer que las gentes de esos pueblos se vuelquen con la prueba y compartan con nosotros todas las experiencias que vivimos en esos momentos.
Después de Celis nos toca otro tramo de carretera que pasando por La Cotera, Puentenansa y Carmona nos va acercando a la siguiente subida, el Monte Aa.

Continuara ...........