lunes, 4 de enero de 2016

AÑO 2015 LLEGA LA ELECTRIFICACIÓN

La vida del cronista aficionado es dura, estéril, ¡desértica!, siempre a la búsqueda de un detalle, de una noticia, de la gesta que realcen el sentido de un relato y den energía al mismo de tal forma que el leyente, aún ajeno a las circunstancias de la historia, se vea cautivado o incluso atraído hacia su lectura. 
Condiciones estas que no ayudan precisamente a la buena salud mental mental del pobre escriba, siempre bajo la presión de confeccionar una decente narración que deleite a los fieles. 
Pero en ocasiones…¿veo muertos? Pues no, hay ocasiones en las que las musas o la tecnología, en este caso, se ponen de acuerdo en soplar en la misma dirección y otorgan un placet al sufrido prosista. 
Y es este el asunto del año que se fue, o acaso ¿no hemos sufrido en carnes propias y ajenas el fatal zumbido que antecede a Echevarría y su e-bike?.
Sí señores,  este ha sido el año de ese engendro mecatrónico que nos lleva castigando durante unos cuantos meses. 
Meses de sufrimiento y condena, aguantando cómo el sonriente individuo accionaba su maneta y ascendía por las cuestas como si fueran llanuras…por esas mismas rampas en las que, años atrás, pedía ánimos, compasión y hasta oxígeno. 
Y el mencionado sujeto, no contento con su “hazaña”, subía y bajaba de nuevo, y ¡¡hacía fotos!!!, y se permitía incluso “atacar” a los profesionales del pedal.
No solamente actuaba en las rutas menores, el prójimo, si no que incluso se atrevió con las grandes…Travesía, VCG, Noreña, etc. 
Pero la justicia acaba llegando a todos, aunque no tengan tarjetas Black, y en estas últimas rutas, se observa cierto decaimiento de la capacidad propulsora del motor Bosch…
Sí hermanos, si, han sido días muy duros, en los el pecado del secuestro y venta a tratantes de blancos estuvo muy presente en nuestras mentes...ayyyy...
En otro orden de cosas, el año estuvo movidito, exceptuando febrero, donde llovió de lo lindo y nos tuvo encerrados en casa (las malas lenguas dicen que Blas se quedó sin uñas ante el déficit kilometrero…), las rutas fueron continuas: Llosorio-Viapará, Les Praeres-Foces del Pendón, el pico Paxoto, Priescas, Playa de Vega, etc, etc. 
Siempre bien dirigidos por la castigadora batuta del perverso Marín, cuya capacidad para diseñar tramos imposibles parece no tener fin en esta vida.
Pero llegaba Mayo, mes de las devociones como muy bien sabemos todos, y el travieso geólogo, en su afán de la búsqueda de la excelencia, nos obsequiaría con la ruta del año: Los Ancares: Un glorioso fin de semana en Ambasmestas que nos arrancará una sonrisa hasta que nos falle la memoria. 
Fue ahí, en esa ruta, donde tuvo lugar el estreno del demoníaco vehículo motorizado, y buen estreno hizo, ¡iVive Dios!, que no hubo forma de que el bellaco echara pie a tierra. 
Y no cuento más porque ya lo narré en su día, y si queréis escuchar de nuevo las habaneras de Alfonso, ¿ incluso había un vídeo?, si, que no lo borré.
Ese mes florido, también llevaba a algunos socios a los 101 Peregrinos, destacando el
informe que el alférez Arguelles haría al finalizar la aventura...”Hemos llegado Antonio y yo, del resto ni idea…y tan pancho se quedaba el zagal...caían así, en el olvido: Sergio, Rene, Alberto, Vicente, Hector y Nando (la preocupación del joven por sus compañeros sentaría cátedra entre los veteranos).
Otros socios se irían a La Garandilla con el comandante Vega y, a finales de mes, un reducido grupo se desplazaría a Degaña para romper radios, horquillas de suspensión y extraviar el Gps de Blas. 
Suerte hubo que la piscina estaba en su punto, que había fiesta de inauguración en el complejo acuático y que el Gps apareció al día siguiente, ante el alborozo del flaco Juan.
Los meses veraniegos aparte de nuestra VCG, líder del periodo estival, trajeron un abrumador estreno de bicicletas: ya fuera por rotura, cansancio, o porque tocaba, Felix, Rafa, Lalo, Pablo, Fredo, Antonio, Angel Zarate y alguno más que se me escapa, estrenaban monturas en versión 27,5 o superior, ¡que el mercado manda!. 
Fueron meses de relajo y paseos tranquilos, Fario, La Ñora, Monte Areo, Candás, aprovechando que el licenciado correteaba por las Azores y su anticiclón.
Pero la alegría duraba poco y en Agosto, los infelices que quedaban en la villa sufrían lo suyo en la Niembro-Llamigo, un sartenazo Mariniano de tal envergadura que hasta la batería de Echevarría dio su brazo a torcer. 
Cómo sería el asunto que la ruta hubo de ser acortada, ante las amenazas de linchamiento contra el veterano geólogo. 
Se hacía perdonar unas semanas más tarde en la Peñerudes-Dosango, con final en un buen restaurante de la zona, cortesía del olvidadizo Saúl.
Por aquel entonces, acudían a una pseudo competición de esas de cuerdas, maderos y todo eso, OrientaRaid se da en llamar… los señores Barquin, Alberto, Vicente, Joako y José Peon, para mi, viendo el listado, con mayoría de solteros, que van a ver si pillan a la Pedroche, aficionada también a esas maneras, pero nada, que no pillaron que se sepa. Bueno, José que pilló: una placa de titanio con 14 tornillos, fruto de una tonta caída (todas las caídas son tontas…).
Llegaba Septiembre con su Travesía, donde Electroman hizo de las suyas, otra vez; con la Geras-Beberino con corderada final y con la Vuelta a Noreña, estreno televisivo de la Peña Pelayo, con un humilde, conciso y casi desconocido Juanjo delante de las cámaras; del saludo final, mejor ni hablo…
Por aquellos tiempos, Ramón acudía al quirófano (POR FIN!!!) a cambiar la trasmisión de su pierna ¿derecha?, y no sabemos que le pusieron, de Ultegra para arriba, pienso yo…porque ahora …¡¡¡ANDA MÁS!!!, hasta el perro de compañía cogía la baja para no salir de paseo con él.

Octubre, además de la compañía de Tanja, nos llevaba (bueno, el mes no, Marín) por la zona de  VegaPujin, allá por Las Omañas y en pleno Valle Gordo. Y gorda nos la lió, de nuevo, el mariscal de los mapas: 15 buenos hombres sufrieron lo suyo para acabar la ruta; ni siquiera con la ayuda del café de un servidor ni de la cazalla, que portaba el perito en guijarros, pudimos con aquellas rampas. 
Hasta el citado Marín tuvo un desfallecimiento, y qué decir del hombre-voltio…sus pilas dijeron basta poco después del café cargado y tuvo que arrastrar el artilugio siniestro por la cuesta, como si fuera un Ecce Homo con su Cruz. 
Todas las rutas tienen ese algo que las diferencia, y en esta fue la compañía que nos hizo una perruca que, saliendo de Fasgar con nosotros, se hizo los 45 kilómetros al trote perruno, ante nuestra gran sorpresa…y envidia!!!.
Quedaban un par de excursiones serias para terminar el año: la típica de Ventaniella, donde el recurrente Pepe olvida la cámara, año tras año y otra por las tierras vaqueiras, de la que alguno todavía luce cardenales en el tobillo.
Cerrabamos ya el año con una multitudinaria asistencia al Belén…(nos quedamos sin tortilla…¡fartones!!), a la que siguió una también masiva asistencia a la cena de Navidad, (nos quedamos sin bacalao, ¡¡triperos!!), y en la que logramos clausurar el restaurante con ¡75!! comensales, a este paso la hacemos en el Pinal, el de las bodas, y ¡mira!, nos queda cerca del Belén.
No quisiera yo rematar la faena sin recordar las hazañas de nuestra Yoli, que no ceja en su empeño de ganar carrera tras carrera, del joven Diego, mas de lo mismo y de nuestro flamante Campeón de Asturias 2015, Agustín, cuya fama de gran deportista y mejor persona superan los límites de la autonomía, (que pregunten en Cantabria), aunque en todo ello algo tendrá que ver su entrenadora personal, que recientemente ha cumplido años, muy pocos eso si…
También hay que hacer una mención para el capitán de los endurolays, don Nando Junco, que ha sido feliz padre de un retoño de nombre bíblico-galaico.


Y ya que estamos en recordatorios y demás, me permito unas palabras de aliento a un querido compi que anda un poco perjudicado: 
"Antonio, te queda un puerto por subir, y  vas a hacerlo en plato GRANDE...
¡ANIMO!"

Un fuerte abrazo