domingo, 29 de abril de 2007

El túnel de Careses

Otro sábado que amenaza lluvia y otro sábado que nos juntamos un montón de ciclistas a los pies de Pelayo. Hay que ver lo activa que está la Peña para juntar semana tras semana a tanta gente.
La ruta que hoy se plantea tiene tintes novedosos. Hay que portar ropa de abrigo y a ser posible llevar luces. Intentaremos encontrar el túnel de Careses, un antiguo túnel que discurre por el trazado incompleto de la línea de ferrocarril entre Lieres y el Musel. Muchos habían oido hablar de él, pero nadie lo había visto, vamos, como las meigas.
Partimos de la Plaza del Marqués hacia Deva, mientras por el camino se nos iban incorporando mas unidades al pelotón, para tranquilamente subir hasta el Área recreativa de Deva.
Como ibamos muy tranquilos y sin sobresaltos decidimos intentar la subidona del deposito, esta vez ni Calo pudo con la pendiente. Por la vía directa subimos hasta el Fario para bajar en dirección a la carretera de la Collada de Atrás por un pista, que en un primer tramo desciende por el bosque (precioso) y en un segundo tramo se convierte en una trialera llena de pedrolos y rodadas (pa los que bajan bien).
Salimos a la carretera y tomamos dirección a la cantera de Careses, nos desviamos para coger el trazado de un pr que nos lleva hasta la boca del túnel.
Nos abrigamos, encendemos las luces y nos sumergimos en la oscuridad entre murmullos, chascarrillos y risas. Un experiencia diferente, nada sexual, pedalear con poca luz y meternos en un tunel de 1km de longitud. Recorrido un tercio hay que cargar con la bici por un derrumbe. Echando la vista atrás se puede ver el desfilar de los focos, hacia delante la salida y algún que otro murcielago. Una pasada.
Salvamos el derrumbe, grandes charcos se interponen a la salida, cerramos los ojos (total no se ve una mierda) y empezamos a pedalear esperando que el agua no nos llegue muy arriba, una salida espectacular.
Contentos con la novedad posamos a la salida del tunel, esto hay que repetirlo algún día!!!

lunes, 23 de abril de 2007

La impensable

"Con lo bien que estaba yo trabajando en el Comercio" - Book of Josechu
"Yo no traigo bomba ni cámara porque no pincho" - Rafa

Menudo etapón que nos tenia preparado Cristian a un mes vista de la cita del Soplao, aún de noche cogí la bici del garaje y me lanzé a las calles de Gijón en dirección a Pelayo pensando en la que me esperaba ese día.

7:30
Cristian, Juanjo, Nacho, Omar, Javi, Ramón, Rafa, Gelu, Pablo, Josechu, Luis, Manu, Chema, Félix, Juan y Fran. Esta vez pongo los nombres ya que se lo merecen por estar tantas horas con las posaderas sobre la bicicleta, je je je, "porque yo lo valgo".
Bastante niebla y mucha gente de retirada por las calles de Gijón cuando comenzamos la ruta en dirección al monte Areo.
Nada mas empezar las primeras rampas por carretera un pequeño susto debido a la imprudencia (o mejor gilipollez) de un conductor. Como esta zona era muy conocida por casi todos no hubo mayores problemas y juntos evitamos en la medida de lo posible embarrar las bicicletas en las cienagas existentes. La rápida bajada hacia Serín empezo a disipar la niebla y ya en el primer avituallamiento, cerca de la perrera municipal, vimos que iba a ser un día de calor.

9:40
Carretera y manta hacia Santufirme, mucha carretera, pero la manta no la necesitamos (hacia calor). Del tramo de carretera poco que contar, poco tráfico y bonitas vistas, lo mejor cuando abandonamos la carretera y comenzamos a meternos por pistas desconocidas para la mayoría del grupo. Subidas tendidas hasta llegar próximos al Area Recreativa de Santufirme, donde iniciamos un rápida bajada, con caida simbólica de Cristian y Manu, que nos dejaría en Lugo de Llanera. Cruzamos la carretera nacional y dirección al Naranco.

11:15
Se abre la veda de averías, a Rafa le sale otro huevo, pero este en la cubierta tubeless. Menos mal que entre la cubierta de Gelu, la cámara y bomba de Pablo y la mano de obra de Juanjo solucionaron el problema, mientras tanto los demás nos partiamos el culo escuchando las puyas entre Ramón y Rafa.
En la subida al Naranco perdimos a Omar y Manu en la cantera, afortunadamente estamos en la era del teléfono móvil, una llamadita y Fran-Asistencia baja a recoger a la parejita. Dura subida al Naranco, ahora el sol si que pega.

13:00
Tirados en el Naranco, en medio de un prado hicimos el segundo avituallamiento. Este en plan comida, con Pablo sacando su bocata de chorizo picante de Tarabicu y Gelu sus dos bocatas de chapata con tortilla. Mientras tanto Ramón se comia la mitad de su sandwich, Fran le daba a las ensaladas de pasta y otra gente apostaba por el tupper y la tradicional tortilla de patata española. Un poco de todo. Aqui Manu nos dejó, el pase que le habia dado la mujer caducaba a las 15:00.

13:30
Bajamos por una trialera jodidilla, para luego coger el camino de Santiago en dirección a Avilés. Un poco de todo, asfalto, pistas. Problemas con unas pastillas de freno rebeldes, algún pinchazo. Me dio la impresión que este tramo de la etapa fué un punto critico donde, por lo general, se vio a toda la gente algo cansada. En el Escamplero, en un bar, decidimos unánimemente realizar otra parada para reponer fuerzas.

15:30
Mas carretera, hasta que comenzamos la ascensión al Gorfolí donde nos metimos en una pista en la que de buenas a primeras comenzamos con un subidón de órdago. Tan solo Gelu pudo con la subida, pero la peregrina taba tan cansada que dijo "basta" y pinchó al llegar arriba. Los demás aprovechamos para escaparnos y dejarle descolgado, pero al final nos encontró en el siguiente punto de avituallamiento.

17:00
La gente se encontraba algo cansada, aún quedaba la mitad de la ruta, pero ya habíamos pasado lo peor, el Areo, Santufirme, Naranco y Gorfolí. Merendamos algo y cogimos la bici para comenzar la bajada hacia Avilés. Salvo la primera parte, en la que encontramos algo de barro y el camino estaba destrozado de rodadas de camiones madereros, el resto estaba en perfecto estado y la gente bajó tranquilamente, descansando y disfrutando del paisaje.

18:25
Una parada en una gasolinera de Avilés para comprar unos refrescos e hinchar ruedas. Aquí nos abandonaría Ramón que tiraría por carretera hasta Tabaza y luego a Gijón. Los demás, camino al faro Peñas por carretera. Nos pasamos el desvio dictado por el track (es que íbamos a toda leche) y tiramos por la carretera para desesperación de muchos conductores. Bastante trafico, como eramos muchos y la carretera es bastante estrecha hicierón que pusiesemos a prueba la paciencia de los que iban a cuatro ruedas. Esta vez no hubo incidentes y varios kilómetros mas adelante pudimos retomar la ruta propuesta.
Continuo sube y baja hasta que enfilamos la recta final al Faro Peñas, o mas exactamente hasta su bar donde hicimos otra parada mas.

20:30
Ya toca abrigarse, empieza el anochecer y cogemos esta vez un senderuco que nos lleva en continuo sube y baja bordeando la costa, cogemos despues mas pistas de tierra hasta una casería donde hacemos una breve parada para reagruparnos y donde las propietarias (aunque casi parecian paisanos) nos permiten llenar nuestros camelbags y bidones de agua (es que lo les quedaba sidra).
Al poco de retomar la pista nos colamos, Omar y Gelu, que se habian adelantado unos metros, tuvieron que deshacer lo bajado y volver a subir hasta donde nos encontrabamos el resto. No os diré todo lo que nos reimos de ellos.
Bajamos a una playa y vuelta a subir hasta la carretera. Ya de noche seguimos con la iluminación que llevabamos, con cuidado y en grupo, ya que algunos no llevaban luces y otros solo llevaban frontales.

21:30
Una parada intestinal de Gelu, se debio de quedar a gusto con todo lo que tardó, hizo que se formase un grupo con Pablo, Gelu y Fran que tiro por carretera y el resto, que no tengo ni idea por donde tiro, pero que al final llego a Luanco poco detras de nosostros. No nos dio tiempo ni a bebernos las claras que nos habiamos pedido para sorpresa de toda la gente que estaba de copas por Luanco.

22:15
Reagrupados cogimos la carretera hasta Candás y luego nos metimos por Perlora para enlazar con la senda costera. Algunos disfrutarón de su primera experiencia nocturna (lease encima de la bicicleta). Entre los frontales y focos que llevabamos nos apañamos para llegar hasta el Musel y tomar la carretera para llegar como bólidos hasta Cuatro Caminos.

23:30
Fin de etapa, despedida desde Cuatro Caminos y cada uno para su casa a cenar. Rutaza, record de kilometrada, de desnivel acumulado y de horas encima de la bicicleta para mucha gente. unos 145 km, 3100 metros de ascenso acumulado y unas 11 horas encima de la bici.

La mayor sorpresa es que tan solo abandonaron dos personas, y por problemas de tiempo y no físicos. El resto aguantamos, cada uno paso su momento malo pero al final se vio a la gente bastante entera. Enhorabuena a todos.

sábado, 14 de abril de 2007

La Vuelta al Concejo sin complejos

"Si veis como bajé, no me conoceis" - Javi
"Ahí abajo hay una casa con mujeres desnudas" - Josechu

Un día muy así como de Abril, a las 9 de la mañana en Las Mestas, logramos congregar a 17 ciclistas, de todas las tallas, para hacer de conejillos de indias en las pruebas de lo que será la XIV Vuelta al Concejo de Gijón en BTT (o sea, la decimocuarta). Salimos puntualmente a las 9:15 y recorrimos, silvando la melodía de Verano Azul, la senda del río Peñafrancia, para llegar a lo que sería el primer puerto puntuable de la jornada: la subida al alto del Infanzón por la fuente de Isabel II. Los primeros comentarios de los conejillos se hicieron con el aliento un tanto alterado, por lo que no se tienen en cuenta.

Bajamos por la vía expeditiva a la senda de La Ñora para subir, muy ciclablemente (a pesar de que en las fotos se nos vea echando el pie a tierra) hasta el golf de La Llorea, punto habitual de agrupamiento en los últimos años. Salimos por la carretera hasta Puente Hilario y atacamos las rampas que, dejando de lado el cementerio de Deva (aún estábamos todos vivos), nos acercaron a La Arquera, lugar conocido como "los troncos" porque hasta hace poco había troncos allí almacenados.

Aquí aplicamos el segundo cambio de esta edición de la VCG, bajando al valle de Rioseco para recorrerlo en su totalidad, con su elegante sube-y-baja, hasta Rioseco de Baldornón, donde nos esperaba la rampona de hormigón que tanto nos gusta (lo pongo en otro color para que se vea que es ironía). Félix nos abandonó con tres radios rotos, lo cual aprovecho para deciros, chavales, que hay que venir a la VCG con la bici revisada y a punto, que no vale hacerlo la noche anterior, que luego pasa lo que pasa. Ya solo quedábamos 16 conejillos.

Tras aplicarnos un rato con el hormigón, nos desviamos a la derecha para ascender a Paragüezos y retomar el recorrido tradicional, con bajada trialera (cinco estrellas) a La Collada para los más flojos, y subida al Fario (y bajada trialera, por supuesto) para los más recios. Javi se fue con la bici de Emilio, el cual, al llegar abajo y ver que Javi no aparecía, se puso nervioso y mordió a un perro que pasaba distraído. Moraleja: nunca le dejes tu Epic a nadie, que igual no te la devuelve. Eran las 12:30, pero como salimos 15 minutos tarde, hicimos como que era más pronto. El cansancio ya había hecho mella, y Rui, que llevaba meses sin montar, nos abandonó, junto con Pableras, con la excusa de ver el descenso de Deva (o sea, ver a otros trabajar). Quedamos 14 conejillos.

Continuamos la ruta con la subida a Los Ablanos rodeando el pico Carbonera, que condensa en menos kilómetros lo que subíamos otros años por otro lado. Cansados, pero felices, bajamos el bosque de Muñó por un nuevo paso trialero, que hará las delicias de los que controlen la máquina; total, al final salimos al mismo sitio pero un poco más embarrados. Seguimos camino abajo hasta cruzar el arroyo del Cogollo (viene en el mapa, no me lo inventé yo) y en la subida Javi sufrió la única avería física de la jornada. Acabado el corto remonte nos abandonaron Ángel (por cansancio, que lo se yo) y Tino (que no se por qué); quedamos 12 conejillos.

Bajamos a la carretera de Muñó y pasamos al otro lado -como Darth Vader-, unos por el puente, otros por el río Noreña (ya vereis las fotos en el álbum de fotos). Subimos una trialera como buenamente pudimos y acabamos un poco más arriba de Celles, para cruzar la autopista (no resultó nadie atropellado, porque los coches pasan por un túnel y nosotros, no). Enganchamos pista, sendero, hormigón y finalmente asfalto, para llegar al Mesón de la Tabla, lugar que quedó estipulado para congregarnos a comer, por estar situado en la hora de la comida y tener espacio suficiente para alojar a los miles de ciclistas que seremos esta próxima marcha -ver teorías espacio-tiempo-. Tras la comida, Josechu se nos fugó, alegando demencia temporal (que tenía que trabajar, decía). Y quedamos 11 conejillos.

Nos incorporamos a lo que era el antiguo recorrido de la VCG, pero esta vez no nos detuvimos en el golf de la Barganiza nada más que para reparar un pinchazo. Cruzamos la AS-18 y nos dirigimos, cansados, a la cantera de Batiao, que pasamos por donde pudimos, y nos dirigimos por las rodadas de los camiones hacia el embalse de San Andrés. Se probó el antiguo recorrido del mirador, pero estaba tan machacado de rodadas y el ganado que seguramente se elimine del recorrido definitivo. Junto al embalse, nos rendimos 5 conejillos por diversas causas (solo Pablo reconoció que estaba cansado -el que escribe no hace falta que lo reconozca, porque ya sale cansado de casa-, Juanjo y Modesto por obligaciones familiares y Javi por la pata chunga). Ya solo quedaron Adrián, Cristian, Emilio, Fran, Nacho y Ramón - 6 conejillos por orden alfabético - que se dirigieron hacia el Areo...

La continuación (leer con otra voz para diferenciar)

Retomamos a los aguerridos supervivientes que enfilaron hacia el Monte Areo, para recorrer el "Camín Llano" menos llano que podemos encontrar. Como éramos seis hicimos tres parejas, todo muy gay, pero con las primeras rampas dejamos de hablarnos y cada uno tiró por su lado. Al final parece que hicimos las paces al llegar arriba y los seis juntitos nos acabamos el chocolate que quedaba y disfrutamos del suave recorrido por el Monte Areo. La bajada la hicimos por el asfalto, fundamentalmente para que Ramón y Adrián dejasen algo sin conocer para cuando hagan la marcha oficial. Otra version no oficial dice que no ibamos porque Fran fue un quejica y no queria rasgarse las vestiduras con más zarzas. Al bajar del Areo dimos por finalizado el primer test de la vuelta al concejo con seis únicos supervivientes y, por mal que les pese a algunos, a las 18:00 ya estabamos en casa !!!

miércoles, 11 de abril de 2007

De lo que acaeció en tierras zamoranas... por no escuchar los consejos


"Ahora esoy arriba, ahora estoy abajo" - Coco

Después de la malograda Semana Santa del 2006, empezó a bullir la olla (también llamada cabeza) para emprender una nueva aventura en tierras sanabresas, acompañados de nuestras monturas. Esta vez, el objetivo era el llamado Cañón de la Forcadura, un descenso de 600 metros desde la Laguna de los Peces hasta Vigo de Sanabria.

Una vez en Puebla de Sanabria, nos acercamos a la Oficina de Información, donde una preciosa morena nos aconsejó que no nos metiéramos con las bicis; recientemente, un señor con niños le había contado que lo pasó mal allí... Y nosotros pensamos ¿un señor (eso debe de ser una persona con bigote) y además con niños? Naaaaaa, está chupao. Así que nos fuimos a comer pulpo y a beber vino, para coger fuerzas para el día siguiente.

El viernes, día 6, salimos de Trefacio por una fuerte pendiente para tomar un camino tradicional que nos llevaría hasta Vigo de Sanabria. Lo bonito de las subidas fuertes es que suelen acabar con bajadas más bonitas aún, con su polvo, sus piedras y su barro habitual. En Vigo cogimos otro camino que nos llevó, entre barro, barro y algo más de barro a San Martín de Castañeda, donde se encuentra el centro de interpretación del parque natural. Tras echar un vistazo a la maqueta en relieve y ver lo que nos esperaba, nos dieron un librito con información de rutas cicloturistas por la zona, entre las que no se encontraba la nuestra: evidentemente, son rutas ciclo-turistas, y nosotros somos ciclo-pelayos. Así que no nos dejamos amedrentar, nuevamente.

Entonces comenzamos la subida a los lagos (lagunas), de 12Km, con una pendiente llevadera y con numerosos miradores para contemplar tanto el lago de Sanabria como el cañón de la Forcadura, que a distancia se veía perfectamente ciclable. Tras un sprint final, nos acercamos a la laguna de los Peces para mordisquear los bocadillos y mentalizarnos antes de la bajada. No miramos el paisaje, porque el frío viento nos helaba las pupilas.



Por fin empezamos a bajar. El primer tramo no parece muy ciclable, con piedras gordas mal colocadas y fuerte pendiente, aunque Pablo y Willy intentan demostrar que puede ser hasta divertido. El segundo tramo es igual que el primero, y el tercero y el cuarto, por ahí le andan, hasta que se acaba la pendiente fuerte, pero no los pedruscos. Nos encontramos con unos caminantes que nos informan que el terreno va a ser similar a éste durante mucho trecho, y que vienen comprobando que no es ciclable hasta el puente, para ellos, y que más nos valdría dar la vuelta. Pero nosotros tenemos dobles (ya se sabe, doble o nada). Total, que seguimos avante, a veces montados, a veces empujando la bici y a veces con la burra al hombro (en total, la cilcabilidad no llegaba al 50%), disfrutando de saltos, pedrolos y caídas sin importarnos los inconvenientes: aquí se viene a participar y divertirse, como decía Torrebruno.


Por fín llegamos al puente, que consiste, como su propio nombre no indica, en un pedrusco sobre el río, y empieza lo bueno. Pero empieza despacio, así que tenemos casi que trepar con la máquina al hombro por piedras XL. Y así enfilamos el último tramo (del cañón), rodando a toda ostia por un sendero de dos palmos de ancho, con caída del más torpe al atravesar unos matorrales, llegando entre nubes de polvo a Vigo, nuevamente.

Ya cansados, tomamos otro de los caminos tradicionales, con menos pendientes, que nos devuelve a Trefacio, donde nos espera la cerveza fría y el baño caliente.



Al día siguiente dejamos las bicis y nos fuimos a visitar las cascadas y la laguna de Sotillo. Y como uno nunca aprende de los errores, evaluamos la subida para ver si era ciclable, así que no se descarta otra incursión descerebrada a la zona en un futuro.