jueves, 18 de octubre de 2018

¡DEIADAR MENDIAK! 2018!

Se les conoce como Montes Bocineros: Kolizta, Ganekogorta, Gorbeia, Oiz y Sollube.
Cinco cumbres históricas del Señorío de Bizkaia desde las que se convocaba a Juntas Generales, en tiempos pretéritos cuando todo era más serio, resonando estruendosos cuernos de llamada…cuyos sonidos atravesaban las diferentes merindades, avisando a la ciudadanía de la proximidad de la Reunión.
Pero este año, el sonido es diferente…con un lamento profundo, potente…alargado como una letanía oscura y misteriosa…¿a dos voces?…el reclamo acústico suena extraño…aguzando un poco el oído se pueden percibir los variados armónicos que lo componen…que lo definen…que lo…¡¡¡CARAJO!!! Pero…¡¡si está diciendo algo!!!...¡Ay Madre!…no…no es posible…
 ...REBEEEEEEEEEEEEKAAA !!! 
310 kilómetros y tres horas de viaje para escuchar esto…la sombra de Haro es alargada...¡carayo!
Era la ruta foránea y generalista de este año. 
Auspiciada por el siempre excitado e irreverente Marino y ayudado en esta ocasión por tres grandes conocedores de la zona: Andrés, Jaime y Daniel, del  Araba Bike, íbamos a disfrutar de unos parajes extraordinarios. Y ¡solos no los íbamos a dejar!…
De la inundación del año pasado por aquellas mismas tierras, sobrevivían, además del citado hidroeléctrico, sus compañeros Lalo y Barquín, rodeados por una buena representación de las fuerzas Pelayas…aquellas que devastan las tierras y secan los mesones a su paso: Yoli y Vanesa, como cabezas de lista, Lledó y Echevarría como foráneos y el resto…Joaquín, Ángel, Roberto, Félix, Victor, (el sobrino riojano de Ángel) y este que pena.
Se echaban en falta algunos indispensables en las cruzadas exteriores: Marín, Venta, Guzmán, Pau, Pablo...pero donde manda patrón, costilla, vástagos o congreso…no hay nada qué hacer, salvo echarse a llorar y darse a la bebida…
La sede se establecía en Murgía, limpio y aseado pueblo alavés donde los haya… (tres bares, dos hoteles…Ay…), al que  iban llegando los participantes, con más o menos concierto.
Marino, que estrenaba fragoneta...y según parece…control de velocidad aleatorio, provocaba algún que otro exabrupto de su cohorte  de seguidores, que dudaban entre adelantarlo o echarlo fuera de la autovía…, hasta que lo abandonaron a su suerte por las carreteras vizcaínas, para que molestara a otros. 
El resto, Gordejuela, Roberto, Barquín y Cia y Yoli, aterrizaban en el hotel sin mayores dificultades que lidiar con los radares bilbaínos.
Mientras tanto, en Murgía, la avanzadilla de las tropas, el duo letrado-comercial, ya hacía un buen rato que asediaba las tascas de la zona, reconociendo el terreno para la noche- No tuvieron tiempo ni para acercarse al hotel los bandidos, que luego vinieron metiendo prisa…
La tarde se iba entre descolgar las monturas, bajar los equipajes (algún día habrá que dar un tutorial de qué equipaje llevar para un fin de semana…de dos días…)) ,repartir las habitaciones y observar como el presumido de Echevarría manejaba su minicoche a distancia…de móvil…
Se imponía mas tarde una buena y selecta cena en el mismo hotel, recomendado por los críticos del año pasado y una corta ruta nocturna a la que solo asistieron los adultos, repartiendo alaridos por la noche alavesa…

..REBEEEEEEEEEEEEKAAA !! ...(Tierra, trágame…)
Al día siguiente, después de un opíparo desayuno, y con una mañana clara y algo fresca, llegaban los guías autóctonos, los cuales, ya antes de salir y visto nuestro estado de revista y la calma en las preparación previas: que si agua, que si voy bajo, que si no me frena, que si quién lleva walkie…que si donde está Joaquín…(en fin, lo de siempre por estos lares) recortaban la ruta unos buenos kilómetros…amén del desvío previo por mor de la berrea oficial, que los ciervos son muy susceptibles en materia de amoríos…
Comenzábamos la ruta saliendo de Murgia por unos amplios pastizales y tras dejar el pueblo de Zarate a nuestra zurda, nos internábamos en el Parque Natural de Gorbeia…palabras mayores señores.
Protegido desde 1994 por el Gobierno Vasco, sus caminos, pistas y senderos, de piso llano y cunetas limpias, son un ejemplo para el resto de parques y en especial, para alguno más cercano. 
Sus bosques, plagados de hayas, robles, alisos, sauces, fresnos…están limpios e inmaculados, sus campas…bueno…créanme sus mercedes que maravillas vi y envidia sentí y digo y no digo más, que se me arriscan los hígados y eso no es bueno para mis humores. 
Solo de pensar en nuestro solitario Parque Nacional, abandonado a su suerte, y cuyas restricciones acabarán a la postre con él..a diferencia de los situados en otras latitudes mas...prácticas...
El caso es que allí estábamos...extasiados y disfrutando como gorrinos en barrizal, aunque el barro ya lo habían catado con demasía el año pasado. 
Iba el compañero Manuel algo perjudicado, en las primeras fintas, de los excesos del desayuno matutino, que lo traían en un tris de devolver, y no metafóricamente, todo lo ingerido de más…Pero no llegó la sangre al río, ni los croissants, bollos, tostadas, zumos, embutido, platanos y cafe a la pradería. 
A los pocos minutos el bancario olvidaba sus males y tomaba las primeras posiciones a las que nos tiene acostumbrados…entre quejas, claro.
Los primeros compases por el Parque se antojaban sorprendentes, pasando de veredas amplias y luminosas a las oscuridades sombrías de un bosquete de robles, que obligaban a quitarse las gafas, so pena de enderezar la dirección contra alguno de ellos.
Aunque las rampas todavía no exigían demasiado, los puestos se iban completando…al frente los de siempre…qué cansinos sois…Electromán, Yoli, Vane, Roberto, Lalo y los oriundos; el terreno intermedio era propiedad de Félix, Joako, José María y Angel, y protegían la zaga Víctor y este que escribe (dos semanas de antibióticos y calmantes tenían la culpa…) Marino a lo suyo, de picaflores…
Es tal la energía que rebosa este individuo que lo mismo se hallaba peleando por la cabeza del pelotón que dando la tabarra a la retaguardia…y vive Dios que doy fe de esto 
último...no sabía si me dolía la cabeza por mi males o por escucharlo!!!
Por otro lado, el día se despejaba de nieblas y rocíos y el sol apretaba de lo lindo, que este verano se está haciendo muy largo. 
Los bidones y camel`s se secaban y nuestros cicerones buscaban fuentes por todas las esquinas de la ruta..
Aquellas tierras, semejantes a las nuestras en color y humedad, aunque menos agrestes, difieren bastante en los nombres, y es que al habla recia y directa de allí, se unen los nombres sonoros y atravesados de la zona.
Cuentan los instrumentos que una vez pasadas las alturas de Arandui y Saimendi…(estos eran fáciles…), fuimos pasando por Txabolabarria, Akesto, Baitxolaga, para cumbrear hasta Arimegorta (913m), donde comenzaría una larguiiíisima trepada de 7 kilómetros en Makazmendi; llegando a Otatxagane, Atxarmineta, y a la ermita de Pangomakurre, desde la cual el camino nos depositó ya directamente en la campera de Arraba, (Bueno…a mí la verdad es que me tiro sin más contemplaciones…), donde algunos ya pedíamos la hora y otros el vermuth. 
Ascensión larga y sin descanso, rampas del 18-19…23% que marcaba el odiado ordenador. Y no hay cosa que mas relaje, que ver allá a lejos, a un mundo de distancia, a la cabeza de tu escuadra, sin otra compañía que el cric-cric del pedalier, el sonido de las piedras bajo tus ruedas, el…
 ...REBEEEEEEEEEEEEKAAA !!! …Marinoooo!!! Por Dios...que no tengo más piñones!!!
Un ciento de rampas infernales después…el refugio nos esperaba con los menús tan
ricamente encargados una semana antes: ...decenas de mensajes vía whatsapp…escogiendo, seleccionando, decantándonos por un plato u otro!!!…que si combinados, que si bocadillos, que si cerveza, que a mi agua, el mio con pisto….blablabla...que  nunca un chat tuvo tanta polemica..¡para quedarnos sin pimientos, sin patatas…, y a poco que nos despistáramos…sin cartera!!!!...bueno, por lo menos el vino estaba fresco.
(Una pregunta…las sidras aquellas…¿las pagamos???)
Luego de unos cafés de manga y recuperadas las fuerzas, el recorrido giraba
hacia el Sur, rodeando la peña Gatzarreta
El rodeo tenía una primera fase de ascenso por un canchal…complicado…bicis al hombro o del ramal y Barquín jurando en arameo y con la barba tensa todo el tramo, para después dar paso a unos escalones de muy mala factura. 
Una vez rodeada el risco aquel, el camino se tiraba montaña abajo por una pista tapizada de grueso balasto que ponía nuestros nervios a prueba, y nuestros corazones a tope,  solo eran 2 kilómetros…pero cuanto nos cundieron, señores…no hay ni fotos!, a la cámara de vídeo se le caía hasta la batería…a ver quién era el guapo que podía parar en aquel pedregal!!!
La vía férrea sin railes terminaba en Urraxa y tocaba ascender otros dos kilómetros (es lo que tiene esto de la Btt, nunca se queda uno a gusto…) hasta otra peña de nombre impredecible y mucho menos impronunciable. 
Pero el final de los repechos estaba cerca; a las alturas de Argindegorta, la ruta afrontaba una larga pendiente para encontrarse con el rio Baia
Descenso nada complicado…buen firme, pista ancha sin roderas, curvas suaves y peraltaaadas...babababaa…nada que temer,
excepto que se te ocurra soltar el manillar, cosa que hizo el bueno de Ángel, aterrizando en el cotoyal más cercano. 
Digo aterrizando porque aquellos que vieron la maniobra desde el Menhir de Arlobi, donde ya estábamos la mayoría, lo vieron con las piernas por el aire cual timón de cola de aeronave. 
Una vez abajo, el asunto quedó en daños menores: un guardabarros en la mochila, un casco un poco torcido y unos cuantos raspuñones en rodillas y brazos que, con la dureza habitual del abuelo, se empeñaría en mantenerlos al aire.
A partir de aquí las cosas mejoraban, tras cruzar el riachuelo y recoger el móvil de Víctor, que en los descensos resurgía cual pato porronero, solo restaban unos diez kilómetros hasta el hotelico y no se vislumbraba ninguna rampa mas, que íbamos ya bien servidos. 
En franco paseo veraniego, serpenteábamos ya a la altura del ibaia, acompañando a grupos de excursionista pedestres. 
El Baias, de carácter tranquilo y pausado, nos regalaba una sorpresa a los pocos metros: Una buena poza de aguas frescas en la que algunos despejábamos tan ricamente el polvo del camino (por supuesto, uniformados…no como en otra execrable poza, de cuya imagen no quiero acordarme..ultima pagina de las segundas memorias…).
Desde aquí solo restaba un ligero y entretenido paseo hasta el pueblo de Sarria, donde reposaríamos en una bonita terraza y a continuación llegarnos hasta el Hotel. 
Dábamos fin a una excursión perfecta, con unos batidores que nos enseñaron un paraje extraordinario y envidiable. 
Parábamos los contadores en 53 kilómetros, 1800 metros de desnivel y una velocidad media de…9,23 Km/h…¡¡¡estoy hecho un chaval!!!!
Llegaban las despedidas…Roberto que se iba…Yoli que no se quedaba, Víctor que se volvía y nuestros tres queridos mentores, Andrés, Daniel y Jaime que nos dejaban con una gran sonrisa…
¡¡Muchas gracias!!!, es difícil expresar en palabras el recorrido tan maravilloso que nos preparasteis…aunque claro…con aquellos andurriales…ye facilona la cosa!!!. 
Gracias nuevamente, estamos en deuda con vosotros…Ya vendreis por aquí..ya...
Tocaba entonces retreta general y retirada a las codiciadas duchas. 
Y un poco más tarde…para alguno mucho más tarde, que más que ducha pareciera que tenían jacuzzi, con sales de La Toja, en la habitación…y con la tarde languideciendo, la escuadra inspeccionaba uno de los mesones más alejados…con fuerte olor a añejo…(a porro, me sopla Yoli…) bueno, pues eso, que salimos de allí muy contentos y no por la invitación de Juanjo.
Felix, quiso indagar en el otro Hotelito, a la sazon ocupado por un bodorrio…y quedamos en volver más tarde, pero debieron cogernos respeto, porque a nuestro regreso, no estaban ni las mesas…
La cena en el Hotel cumplió expectativas de nuevo, y la sobremesa llevaba a algunos a tornar por otro de los baretos cercanos, regentado por la gentilREBEEEEEEEEEEEEKAAA!!! 
…NO, no, no, ¡Rut!, se llamaba la gentil moza, de lineal flequillo, que atendió solicita nuestras peticiones, hasta que se vació el bar y nos trasladamos al otro que quedaba, el de la boda fugada. 
Pero la noche refrescaba, las sombras desaparecían (que se apagaban las luces!!!..) y uno a uno volvíamos a nuestros aposentos, calentitos y acogedores.
La mañana del domingo amaneció tranquila; Tan tranquila que algunos llegaban al desayuno en zapatillas…y es que en ese hotel se duerme muuuy bien. 
Los saludos en el comedor eran guturales, el que no estaba ronco, era porque no hablaba…y amén de una excepción (gracias Yoli por mantener el decoro de la Peña…), la cola del café parecía la procesión de la Santa Ojera.
Había dudas en la planificación posterior…; la oferta de coger las jumentas de nuevo y subir a Gorbeia no convencía a nadie, la de visitar una bodega de txacoli tampoco, la excursión a la cascada de Uguzpe cayó en el olvido, y además no tenía agua.
Asin que nos dividimos en tres grupos…mientras que por un lado Joaquín y Félix turisteaban por la zona, Yoli y Manu irían a la playa ( ni turismo ni playa, ni nada…al final acabaron los cuatro en los bares de Bilbao…), por el otro, Marino y Lalo, Angel y el menda cogerían camino de Gijon. Echevarria y LLedo, por sus partes…ya habían derrotado, ajenos al debate,  hacia sus cuarteles de invierno, uno en las Castilla y otro en los Madriles.
El resto es ya conocido…autopistas radarizadas (cagon ellas y el cinemamómetro endiablado!!!!), control de crucero anárquico de la melocotonera de Marino y corbatas en Unquera. 
A la hora de llegada a Gijón, en Bilbao empezaban el txiketeo...y Yoli sin playa…

Pues creo que está todo…todo de lo que me acuerdo…de nuevo, muchísimas gracias a los que hicieron realidad esta maravillosa ruta: Andrés, Dani y Jaime por su acompañamiento; a Marino por su logística impecable (y por su compañía en las cuestas), a Pepe (en la distancia) por revisar el track, y por supuesto a esta tierna e impagable caterva de amigos que se juntaron para disfrutar de un fin de semana extraordinario…ale y si fuera el whatsapp, insertaba corazones!!!
Muchas gracias a todos…
Ah...se me olvidaba...:
..REBEEEEEEEEEEEEKAAA !!