jueves, 8 de julio de 2010

VUELTA AL CONCEJO 2010, la XVII

Una Vuelta pasada por agua

LLOVIZNA: “Lluvia menuda que cae blandamente”...

. ..También conocida por estos predios como Orbayo, Calabobos, Sirimiri, a veces convertida en Orpín (mas suave que el Orbayo), y mas lejos llamada como Chuvinela, aguanina, albaina o aguarradilla. Pues este elenco de acepciones denominan con diáfana claridad el fenómeno que sufrimos este sábado 3 de Julio, Santo Tomás, para más señas. Y lo de sufrir se extiende a la arenilla que a base de pedalear, acabó salpicando todas nuestra partes visibles e invisibles...puagh..., y puagh…

En fin, difícil tarea la de cronicar y relatar el desenlace de la XVII Vuelta al Concejo de Gijón, en la que participaron por encima de las 280 almas, entre ciclistas, Cruz Roja, fuerzas del orden, de Protección Civil, del Patronato y voluntarios en general. Ante todo, sirvan estas humildes letras como reconocimiento y gratitud para todos los que antes de la ruta dedicaron jornadas de cierto clima incierto a descubrir, investigar, planificar tiempos y avituallamientos, y a desbrozar caminos de pérfidas ortigas y garrapatosos helechos; y que, durante el mismo, guiaron, marcaron cruces, socorrieron, alimentaron, fotografiaron, remolcaron y en general cuidaron de los jinetes y de sus monturas. Y…y…y…no debemos olvidar a los esforzados de la ruta, que aún con la que caía, hicieron que este sábado se convirtiera en una fiesta de la bicicleta de montaña, a pesar del barrillo, y del agua….y del fresco, que no frío...

Pero bueno, entremos en asunto…La expedición comenzó puntualmente a eso de las 09:00 de una mañana encainada y acuosa,…El sempiterno Echevarría, ayudado del Concejal de Deportes Sr. José Ramón, cortó la cinta...chast...chast...y los valientes emprendieron la ruta, El recorrido previsto ascendía hacia el camping de Deva por carretera general. Con el fin de evitar atascos en la senda, ordenose a las unidades de cabeza que imprimieran un ritmo vivo hasta la llegada a la tierra, y tan en serio se lo tomó Paulino, que si no lo pilla Juan Blas, casi corona en solitario...casi... Ya en la temida rampa del camping, la cabeza de la soldada apretó los calzones y los primeros sudores resbalaron sobre la piel, confundiéndose con la blanda llovizna que caía. Fue la última vez que vimos a Juanín y a su sombra, gentes del lugar nos confirmarían luego que sí, que iba en cabeza... Ya a un ritmo ligero unos y cansino otros, siempre bajo el suave murmullo del Sirimiri que nos empapaba, ganose La Olla y nos encaminamos hacia las vueltas y revueltas que conducen a la Necrópolis de Deva, invisible entre la niebla, cual faro escondido. Justo antes de la subida, y para desconsuelo personal, mi cadena hizo mutis por el foro y obligome con ello a una temporal ausencia, así que hasta mi vuelta, cedo la palabra al corresponsal destacado Trapote Express. –“Pablo, la palabra es tuya…templanza…”
.-“¡¡¡CAGOENTOOOO!!!”...otro pinchado, y otro con la cadena rota...y aquel de allá, que se me cae por la trialera...¡¡A ESTE PASO NO LLEGAMOS...¡A VER;...QUITAENMEDIO!! NO ME .....AS..!!!....(Pablo, que estás en directo,…moderación...), - Ah, ya...vale...bueno, pues en La Arquera, visto el estado de los corredores, desviamos a los co...digo a la columna trasera por el hormigón, a fin de aliviar la trialera, que parecía aquello El Corte Inglés; curva derecha , curva izquierda y hacia la rampa del Rancho, ¡¡¡APARTAHOMMMBRE!!!... (...Paablo...), aquello parecía un desguace de bicicletas. Se acaba el hormigón, seguimos por la senda, que está resbaladiza a más no poder, y llegamos a la pradería, allí arriba nos encontramos a Luis Madrazo, que tenía calados hasta los rizos, ocupado en solventar otra avería en otra bicicleta, de paso cerrará las portillas. Por cierto, que cruzar la pradería era como ir por un estanque, que mojadura...A partir de aquí, hay pocos ascensos, el ritmo es bastante ágil, -“¡¡¡PERO ANDE VASSS...!!!”... -Vamos cerrando Moya y yo, acompañados de Guti y Manu, que retiran cintas mientras nosotros retiramos cambios.

En llegando a Paraguezos, importante nudo betetario y organizativo, que solo faltaba la alcaldesa, se divide al pelotón... los madrugadores para arriba, a sudar el Gavio y los remolones para abajo hacia la Collada. Nosotros, al llegar en cola, no subimos al Gavio y tiramos de frente, delante van Madrazo y Gómez, con su africana Twin. Al llegar a las riegas, Luis se agacha para comprobar el estado del terreno, con la moto puesta, mientras que Gómez la deja aparcada en la misma riega, sin caballete....dos paisanos hubo falta para sacarla de allí... También había varios ciclistas en apuros...¡¡¡VAMOOOSH!!...¡¡OS VOY A CRUJIR A TODOOOSSH…!!!

Ya sigo yo Pablo, grrracias...pásate por el finiquito luego…; Como veis, a estas alturas, el orbayo incesante y el lodillo saltarín, ocasionaba no pocas averías mecánicas, amén de un estado permanente de humedad. Por la Iglesia de La Collada apareció en segundo lugar Ordás, atascado en la subida al Gavio, al disponer sólo del plato grande. Dicha cuestión fue hábilmente solventada por la dispuesta doncella Úrsula que atendió las quejas del negado agente, y a continuación, las del resto de participantes… En la zona ya estaban el eficaz equipo de avitualladores Viviana-Rubén, acompañados por el biónico Barredo, que voceaba en dirección al monte, espantando al ganado de la zona. A los pocos minutos llegaba el grupo líder, encabezado entre otros por el frígido Briansó que no dudó vestirse un sayo anti-agua de confección propia.Un breve descanso de media hora fue necesario para que todo el pelotón se juntara de nuevo, dándose algo de calor humano, a la vez que degustaba el calórico desayuno.... ¡!NOS VAMOS EN CINCO MINUTOS!... Tronó una voz…y nos pusimos en marcha en dirección a Muño, siempre arrullados por el suave murmullo de la chuvinela. Y de nuevo los cancerberos de cierre Moya-Trapote pusieron en práctica sus habilidades mecánicas; patillas, eslabones, zapatillas, calas, cubiertas, cámaras pasaron por sus manos en un, a veces vano, intento de reparación. Seguía pertinaz el calabobos, y las emisoras sucumbían una tras otra, con lo que el silencio se extendía sobre las trochas, solo roto por los gemidos en las cuestas y el rechinar de las cadenas. Por aquí se incrementó el ritmo de deserciones, algunas notables: Jose el profe y Gelu, por chivar dos, decidieron ir a secarse a casa. El ascenso al Bosque se antojó duro, y a veces imposible, las últimas riadas habían dejado algunas pistas en un estado ruinoso, y el tirar de la bicicleta fue la tónica habitual durante la subida. Una vez en el alto, el bosque de Muño no defraudó a nadie: rápido, peligroso, de contornos arbóreos difuminados por la niebla, con siniestros palos a la altura de los desviadores supervivientes; de escorados y profundos regueros, sonorizado por los chirridos de los frenos…su descenso no dejó a nadie indemne y a la postre, provocaba algunos pescozones entre la soldadesca, sin mayores consecuencias…un placer...el placer es mio.... La rápida pendiente terminaría en una triste riega, que nos llevaría, hectómetros por medio, al cruce de la Madera, para entrar en La Calabaza y llegarnos hasta Vare. Poco hay de aquí que contar, zona asfaltada hasta la desviación a los depósitos, y justo antes de estos, una curva cerrada y oculta, llena de grijo, que haría las delicias de los veloces. La eterna pregunta de ¿Cuánto falta para la comida...? llegaría a 5 minutos para la pitanza. El tiempo nos dio un respiro e incluso el astro Rey quiso horadar las nubes en un fugaz intento, pero muy fugaz… al poco, volvió la bruma, el aguanina, la brisa y la sensación de ser un hombre-rana, de lo encharcados que íbamos, pero poco nos importaba ya, estábamos comiendo… En la zona de aprovisionamiento, unos se refugiaban en los soportales de la capilla, como el inefable Fermín, que no pierde comba allá donde se encuentre, y otros invadían un hórreo cercano, bajo las recelosas miradas de la dueña, que veía peligrar sus tendales ante aquellos embarrados excursionistas. Poco después de llegar el grupo cerrajero, de nuevo tronó el altavoz y las huestes se pusieron en marcha…en cuatro pedaladas nos encontramos en La Florida, desde donde partían unas cortas pero duras rampas, que a mas de uno hicieron recordar la empanada que no tenía que haber repetido...por allí también hubo problemas, la cadena de Ángel Victor, la rueda de Juan Blas...etc...

Unos tramos de enlace carretera- pista por la zona de Peñaferruz nos llevaron al descenso mas comprometido de la jornada, la bajada de la cantera, ancha, veloz, y con la gravilla empapada, propiciaría los percances mas serios: un par de reclutas que salieron de los zarzales de la zona, con arañazos varios y el susto en el cuerpo, y la zambullida de otro infortunado, que, cegado por el agua, no vio donde se metía, asunto solucionado con unos pocos puntos en el codo, y la pronta retirada del dolido corredor. Mención especial hay que hacer a Jorge, cuyas bajadas meten más miedo a los demás que a él mismo…(-Pa haberse matao...) -Al poco llegamos a la general, que atravesamos para ascender hacia el torrexon de San Pedro, alternamos hormigón con tierra con piedras, y nos lanzamos raudos hacia la embalsada de San Andrés para hacer un breve receso en la posada Romari (km 55…buff…), a fin de tomar unas infusiones que facilitaran la digestión un poco. . Degustando estábamos de los placeres de la fonda cuando los comandantes dieron la voz de alarma y tuvimos que acometer de nuevo el asedio de la ruta. Las temibles rampas del Monte Areo se intuían, y los oficiales tomaron posiciones para rechazar a los posibles desertores, que haber húbolos que lo intentaron, y no diré nombres, que nos conocemos todos… Iniciado el ataque, las cosas se pusieron serias...no pocos buscaron, inútilmente, piñones de repuesto en las mochilas…los cascos de las monturas resbalaban, los jinetes gemían, algunos empujaban, otros retrocedían (para tomar carrerilla)…todos sufrían…poco a poco, con titánicos esfuerzos, se vencieron los taludes. En uno de estos, el siempre preparado Tino, tuvo a bien celebrar un pequeño concilio alrededor de su montura, y allí nos fuimos congregando hasta 10 Pelayos, de paso, le cambiamos la patilla rota (que no tenía, tuvo que dársela Manu Barquín), y gracias a la pericia y la comprensión de todos, el citado pudo continuar la ruta, no sin antes recibir algunos improperios por el estado de su montura (rompe en todas las salidas...). Ya todos en alegre grupo dicharachero , remontábamos las últimas rampas del monte cuando a la salida de una curva, apareció el Frontera del comandante Nacho, que venía a buscarnos,, y a un servidor casi se lo lleva puesto en el capo...Solo nos quedaba el reagrupamiento en Monteana, de donde partimos, escoltados por la Municipalidad, A partir de aquí, terreno conquistado, la fuerza expedicionaria en pleno, iba a ser recibida con honores y vitores allí donde pasara…la Calzada, Fomento, El Náutico, el Muro, serían testigos del paso del reducido y empapado pelotón.


Una vez en Las Mestas, con el protocolo habitual, se repartieron las elegantes camisetas, que algunos utilizaron para secarse un poco y entre chascarrillos, comentarios, despedidas y buenos deseos, diose por finalizada la ruta.Que no la fiesta, que continuó para algunos con el partido España-Paraguay y la cena consiguiente en un restaurante de la localidad, amenizada por la música y los juegos de salón amañados. Posteriormente algunas unidades golfas del grupo fueron vistas en locales poco recomendables hasta altas horas de la madrugada.


En resumen, un día perfecto...”...¡¡¡AAAtttchussss!!!!....”

Postdata: ¿A vosotros también os chirría la lavadora...???