lunes, 27 de agosto de 2007

Pulpo, ribeiro y btt

Le tocó a Juan (el ingeniero) organizar ruta por Viveiro, tras varios años intentando que fuésemos a visitarle este año tocó. No fuimos muchos, tan solo 5 Pelayos mas, pero lo pasamos teta. Salimos de Gijón el viernes de tarde y paramos en Ribadeo para pernoctar y aprovechar la hospitalidad de Paulino que nos hizo de anfitrión, él y su hermana Mari se encargaron de llevarnos de visita gastronómica por Ribadeo.
Os podría contar muchas cosas, pero no quiero aprovecharme del estado etílico de mis compañeros de viaje, comimos pulpo y bocartes mientras veíamos una reposición de Heidi en vivo interpretada por el "showman", supongo que todos sabréis a quien me refiero...

A Viveiro llegamos cuatro, Pablo no se encontraba bien y decidió quedarse en Ribadeo, acción acertada ya que la dureza de la ruta unida al frío y la lluvia no le habría sentado nada bien. Nos acompaño, a parte de Juan, Paco un compañero del club ciclista con el que Juan suele salir por allí.

La ruta fue mas corta de lo programada, pero hubo bastante dureza. Sin apenas calentar nada comenzamos subiendo, subiendo, subiendo, por pistas anchas, hasta un parque eólico en la cima mas alta del conceyo de Viveiro. Unas vistas espectaculares de la ria, aunque empañadas por la lluvia y la niebla. Las bajadas muy rápidas y un paseo para soltar piernas al final de la ruta por una vía verde que transcurría al lado de la ria.
Cómo no podía ser de otra forma, acabamos bañandonos en la playa. Unos mas pudorosos y otros menos. Juan como buen anfitrión nos llevó a comer a un sitio muy chulo: pulpo, santiaguines y un montón de costillas. Muchas risas e historias en la mesa. A ver si otro año podemos volver con mejor tiempo y con mas compañeros, porque con mejor ambiente no creo que sea posible.

miércoles, 1 de agosto de 2007

SANGRE, SUDOR Y VINO - Benazolve'07

"A tres euros el polvo... del camino"

Descripción oficial de la ruta:
La ruta no es una ruta de grandes paisajes, aunque sí son muy chulos..., no es una ruta de grandes repechos aunque tiene alguno ..., tiene un sol leonés en lo alto que pica , pero tambien tiene tramos de bosque en sombra..., muchos metros de pista dura seca , aunque cuando llega la grava ya no esta tan durito..., tienes mucha vid alrededor, mucho maíz y mucho páramo castellano-leonés , intentaremos pisar cuanto menos asfalto mejor, que es fácil que sea muy poquito, y acuérdate de lo del Vino, que al final es lo mas importante !!!!!

Salimos de Benazolve - por el río hasta Ardón - pistas hasta Cembranos - Subida al monte de Banuncias - vides a Valdevimbre - paso por Villalobar a visitar el toro de Osborne (que es lo mas turístico del pueblo) - pista monte hasta Villamañán - directos ya a Valencia de Don Juan - y vuelta por maizales y negrillos hacia Fresno de la Vega y Cabreros del Rio - llegada a Benazolve... y ya.

Y así dicen que pasó:

Saliendo unos de Gijón, otros de Noreña, muchos de León (alguno proveniente de Segovia) y otros que se encontraban desperdigados por los alrededores, se juntaron 15 amigos en el campo de la fiesta de Benazolve, para empezar la ruta a las 9:30 de la mañana, con la puntualidad acostumbrada. Entre los modelitos, Roberto deleitó con un mono ceñido que marcaba perfectamente... las quemaduras que se hizo en la espalda. Fran, con sus obligaciones familiares, dejó la carga y retornó a Gijón a empezar las vacaciones

Comenzó la ruta por una amplia zona polvorienta a orillas del Bernesga (es un río) en dirección a Ardón. Las plantas exóticas de la zona decidieron quedarse con un trozo de piel de Rubén, que apareció sangrando como un gochín (al final de la ruta todos olerían como tales); otras plantas aguijonearon a los ciclistas durante el recorrido (hermosos cardos con brillanes pinchos, según la Enciclopedia Britanica).

Pasado Ardón, se disfruta de la grata experiencia de pedalear sobre campo arado, mientras las suspensiones hacen "huff, huff" y se produce el primer -y único- pinchazo; mientras Pablo repara con la ayuda del comité de expertos, alguno pierde aire, pero no de las ruedas. Reagrupados, se prosigue el camino hacia Cembranos. En el centro del pueblo, la organización había previsto un servicio de lavado de pieses, aprovechado por Roberto y Paulino, que se convertirían así en los "frescos del barrio". Tras la pelea por el agua de la fuente, se continúa por camino señalizado, para atacar las duras rampas de los puentes de la autopista.

Tras una bajada rocosa, la Serpiente Azul llega a Cillanueva, que bordea por la tangente -excepto los que se saltaron la flecha, que hicieron visita completa- para llegar a Banuncias, localidad conocida mundialmente en los alrededores. Luego, un buen repecho para visitar un encinar, disfrutado con lujuria por su grata sombra; a buen ritmo, y tras superar más repechos (no es que fueran demasiado duros, pero el sol pesa mucho sobre la chepa), se produce la entrada en un bonito viñedo, no tan disfrutado porque las cepas no dan sombra... A Manu-Pedal hay que hacerle una reparación en una pata con cinta americana, para que pueda seguir pedaleando; se dice que rueda por YouTube el video del momento en que se la quitó, con todo ese adhesivo tirando de los pelos del apéndice andadero.

La bajada hacia Valdevimbre se realiza por un hermoso campo a través, en el que Juanjo ya había caído la semana anterior, haciéndose pupita en la mano; Willy, que gusta de experimentar, probó que es cierto que se cae en esa zona. Recargados los botijos, se abandona el pueblo como perseguidos por el coco, para no volver... montados en bici. Y es llegando a Farballes cuando Willy vuelve a experimentar el placer de las caídas, aunque esta vez se deja un trozo de la piel del codo. Unas lagrimitas a la sombra antes de llegar nuevamente a Benazolve, donde Manu Briansó tiene preparada la bebida fría, para la garganta, la nuca y la zona inguinal. Concluida la primera parte de la ruta, se retiran Manu-Pedal (por lesión), Arsenio (porque se le va la fuerza por la boca) y María José (para ayudar a Manu a aguantar a Arsenio) y se van a la piscina.

Los supervivientes continúan ruta hacia Villalobar -que se deja a un lado- donde, como su propio nombre indica, se encuentra un toro de Osborne a tamaño natural, para montarlo desde todos los ángulos (y tocarle las pelotas cuales ladillas hipertrofiadas). Continuando por peligrosa bajada en dirección al río -el Bernesga- el grupo acaba metido en una chopera. El fruto del álamo, como todo el mundo sabe, es la sombra, disfrutada aun más que las de las encinas, pedaleando como diablos y esquivando troncos y baches.

Y como ya era un poco tarde, y el calor estaba arreciando, el grupo se encamina a Benazolve a dejar las bicis, coger los coches y los bañadores, y se lanza corriendo a la piscina, a refrescar las partes exteriores de la anatomía. Los tres retirados ya estaban esperando en el bar, a pesar de que no apetecía salir del agua. El espectáculo de los bañadores marcando paquete es inenarrable, por eso se suprime de la narración.

A las 4 de la tarde comienza la parte más dura de la ruta: la visita a las bodegas de Valdevimbre. Por mucho que digan que las cuevas son frescas, el vinillo de la tierra se encarga de calentar a los deportistas por dentro. La comida, espectacular, sobre todo esas tortillas guisadas típicas de la zona, amén del embutido de primera división y la carne a la parrilla. De los orujos caseros mejor no hablar, porque sería incitar a la bebida, y esto lo leen niños. Tras la entrega de premios (este Briansó tiene más detalles que la catedral de Santiago), la salida a la dureza de la tarde leonesa, donde se intercambian besos y abrazos de despedida, no con un "adiós", sino con un "taluego", como dirían en el NO-DO.
Como fin de fiesta, un puñado de valientes volvió a la piscina, a remojar los perendengues, antes de dar por concluída oficialmente la 1ª Vuelta a las Bodegas. Luego, con mucho pesar, tuvieron que montar en los coches que les llevarían a la rutina diaria.