viernes, 27 de diciembre de 2019

PEÑAMAYOR Y SUS RAMPAS

Es la bicicleta de montaña una disciplina…drástica, extrema…radicâl…(poner eco en la entonación que da más miedo…) donde las rampas son escaladas y los descensos, precipicios homicidas. 
Donde se exige lo máximo a cada componente mecánico que sufre, chilla y se retuerce como si tuviera vida propia. Donde cada individuo se encuentra a si mismo…bueno o encuentra a otro si se pierde…
Si a la dureza, de por sí, de esta práctica  implacable, se le suma un guía en un estado de euforia exultante, que lo mismo te canta una jota que te avocera como un pastor alpino, a lomos de una montura que rivaliza en peso con las cometas de hilo fino, tenemos los sujetos necesarios para la tragedia…Ay…
Y fue esa ruta, la del sábado pasado, la marmita ideal para mezclar  bien todos esos  ingredientes, a fuego vivo de soplete oxiacetilénico, ablandando las carnes y dejándolas bien sueltas para la siguiente cocción…
Comenzaba la debacle en el pueblo de El Condado, a donde llegábamos en estilo un poco anárquico, lo habitual, vaya, cada uno por cuenta. La cordada montañera estaría formada por el ya célebre Marín, acompañado de su lugarteniente Blas; la pareja de hecho, que no de derecho, Yoli y Barquín; el dúo capaz y preparado Josmar y Modesto y los tranquilos Lalo y Mancha. Al inicio de la rampa llegaba Jandrín, de una tirada desde Gijón, que le parecía poca ropa la ruta y se temía la presencia de Junco y Ramón, que ciclaban desde La Pola.
Ya al principio el risco  exhibía su poderío; con pendientes del 18% para calentar las piernas, la línea se estiraba como una goma de tirachinas y cada uno se colocaba en su lugar. 
Adelante se iban los Pepe, Modesto, Yoli y Manu, en terreno intermedia se situaban Josmar y Jandrín y esperando los refuerzos aguantaban en retaguardia Lalo y Mancha.  Blas, hombre atrevido donde los haya, quemaba watios como si no hubiera un mañana, (el pillin portaba segunda bateria de repuesto en la abultada).
Pasados unos kilómetros, (pocos a mi parecer, que aquello duraba más que un martillo en manteca…) las tropas de zaga sintieron un viento que ascendía de los bajíos del valle, pero ni viento ni brisa ni naa…Eran Junco y Ramón que ascendían por la cuesta a ritmo de entreno
dominical, superando las peñas como si fuera asfalto…llano…intenté subirme a su rebufo pero era como asomarse a un huracan...casi vuelo por el bardial.
El camino trepaba en esos momentos duros, parejo al arroyuelo Riesco del Monte, y siempre a la sombra de la Sierra de Peñamayor. 
Unas pedaladas después, la senda se retuerce, agonica, (como este menda) sobre sí misma unas cuantas veces y cambiamos de vertiente. 
Marín, el de la cometa rosa, se deja caer a posiciones traseras a saludar, pero el saludo dura poco, se levanta aire y el maño levanta vuelo como una alondra hueca.
También visita la zona Modesto, cuyo entrenamiento desconocemos y añoramos, pero poco dura el encuentro, que se despeja la zona.
A estas alturas,  Ramón y Junco ya están tocando el Collado de Breza;  a corta distancia llegan Jandrín, Yoli y Barquin; y a grupeta suelta,  irán tomando cima el resto: El preparado Josmar, Pepe y Modesto y Lalo, que esprinta. El poderoso Blas, cuya batería se parece a una naranja seca, reposa en la caseta desde haca ya algún tiempo. 
Mancha, que se ha retrasado unos doscientos metros, durante un descanso, da una pedalada seca y enreda la cadena en los piñones (más que pedalada aquello fue una coz!)
Hizo falta desmontar rueda, cadena y media mochila para poder acceder a la lazada. Y ni con esas…Al final, un buen tirón, de los de toda la vida y el apoyo de media docena de Santos y beatas, convocados por el forzudo, lograron deshacer el entuerto (-“Y ahora a subir…macagoên tooo…”). Mientras tanto, el resto del pelotón reposaba en una de las cabañas del Alto, con cervezas, chimenea y charleta de su propietario. 
Por supuesto, nada más llegar el del nudo, se emprendió la marcha….nada de descansar…a ver si me iba a enfriar…perros….
A partir del collado, la ruta entraba en una fase vacilante, las trazas se pierden (…y las que había se las comieron los jabalises…) y no queda más remedio que llevar a las jumentas por el ramal; se cruza un bosque en descenso y cuesta encontrar la senda. 
La topábamos, por fin, en el Collado Coballo, en donde ya estaban los Junco y Ramón, afortunados ellos al escoger una vereda más elevada. 
Al resto nos tocó trepar por una pradería húmeda y pegajosa, de escandalosa pendiente..
 Llegados allí, las cosas se facilitaban y en un santiamén nos situábamos en Les Praeres, donde disfrutar de un buen descanso; algunos escogían bocata lomo y otros tirábamos de suministros propios. 
Blas, aprovechando un descuido, sustituía la batería agotada por otra nueva. 
Estaba concurrido el local, eran fechas de Belenes de montaña (no como nosotros, que acabaremos subiendo en verano…) y varios grupos aprovechaban la racha de buen tiempo. Y el asfaltado de la carretera también ayuda, claro, ahora sube cualquiera.

Bueno, al lío; Después del merecido descanso, (sobre todo para Barquín , que el probe sufre lo
indecible para mantenerse…delante!!!), dimos en salir rápido, cogiendo carrerilla para ascender la rampa de Fayacaba…(Madre del Amor Hermoso!!!hacen falta cuatro patas para subir aquello…)
¡mechachis, que inclinación!!!.
Una vez superada la misma, Modesto, hombre tranquilo y reposado, echaba en falta la mochila; el bocadillo no, que ya lo había comido…y para abajo que se fue (con la cantidad de mochilas que hay en las tiendas, por Dios!!!…). 
El profesor, habil descendedor , y mejor escalador, volvería a las filas de la agrupación en pocos minutos…dando lugar a preguntas
incómodas…¿Cuándo entrenas?..¿quién te ha subido?...¿donde tienes el motor???...¿que hago yo aquí?, y lindezas por el estilo.
Fue justamente durante la espera del docente, cuando el nervioso Lalo, decidía reducir peso a su equipación, desprendiéndose de la suela de una de sus zapatillas, y es que algunos, en su afán por subir mejor…no saben que hacer…
A estas alturas ya habíamos perdido a Junco, que aburrido de nosotros o con prisas maritales, había fugado a La Pola. 
Solo restaba ya pasar por Campa Gues y Campa Fresneu para dejarse caer ¡por fin!, hacia Muñera. Como viene siendo habitual en las rutas de esta Casa, nada es tan fácil como parece, y un otrora apacible descenso se había convertido en una seudo trialera pringada y resbaladiza  que ocasionaba algún susto que otro. 
Pero llegamos, sucios y embarrados, pero llegamos al fin. 
Lo que resta suena a conocido, recogida de monturas y ropales sucios; adecentado, en lo posible, de los cuerpos serranos, despedida a la suela de la zapatilla de Lalo y al Mesón a brindar por la ruta. Ramón, que se había quedado con ganas (no se de qué!!!...) continuaría ruta por el Valle de Ribota y Jandrín, otro que canta, volvería por carretera, dando un rodeo….vamos que no queda uno sano. 
Las cervezas estaban estupendas, y yo que andaba un poco destemplado, me colé un caldo de marisco cuyo recuerdo, todavía, me hace saltar las lágrimas...Ayyyy....

Resumiendo una ruta excelente, con unos compañeros magníficos….en la lejanía;  lástima de la ausencia de rampas, asin  no avanzamos en el entrenamiento…que no dais un palo al agua…


lunes, 11 de noviembre de 2019

HARO EN OTOÑO, Y EL TOLOÑO


Al Condestable saldubense y firme defensor de las Causas Perdidas, Marín de Barcaiztegui, no le cuadraban ni las cuentas ni los datos. 
Ya era la tercera vez que miraba el recorrido de sus alguaciles y no encontraba explicación alguna donde encajar su desasosiego. Soltó un recio puñetazo sobre la mesa, haciendo saltar jícara, vasos y las migas de cuatro galletas, y en el acto se arrepintió del desmán…la mesa,  de buen castaño riojano, secado a los aires de la sierra, devolvía el golpe con intereses, haciéndole tintinear todas las falanges de la mano
Y es que no le salía una…medio año para preparar la inspección a aquellas tierras alavesas y justo unos días antes, un asunto familiar sin consecuencias  hacían imposible su viaje, teniendo que delegar viaje, visita, y pernoctas en sus comisarios. 
Sus comisarios…ahí radicaba el problema…Los legajos eran claros, a la prístina falta de seriedad de los sus apoderados se unía una total connivencia con los locales, como se reflejaba en los testimonios recogidos , incluyendo compadreos y francachelas varias…por todas las cantinas que visitaron, que no fueron pocas!!
Y es que ya el día antes de la expedición, tres de los sicarios
destacados, Echevarría, Gordejuela y don Rafael de la Venta se dedicarían a aprovisionarse de embutidos, vinos y pimientos asados.
Y a la llegada del resto de la escuadra, Zarate, Llorente y el Mancha,¡¡¡la cosa iría de mal en peor!!!…de ello daban fe los locales nocturnos de Haro…(La ira iba oscureciendo la tez de Marín, que golpeaba de nuevo la mesa sin pensar en futuras secuelas. Da nada habían servido las advertencias ni amonestaciones previas…aquello se había ido de las manos…la mano…como dolía la condenada…)
Por lo menos la fonda no informaba de trastornos ni desordenes, los secuaces se habían comportado…-algo es  algo…pensaba el atribulado contador-

Los papeles ya referían al día siguiente, el de la exploración. Tras un reparador desayuno y separados por un estricto asistente, los síndicos iniciaban ruta, guiados por el veterano Zarate, cuya peregrinación a Santiago habíale dotado de inusitada fuerza, y el circunspecto Llorente, como apoyo y crítico del primero.
A la vera acompañaban el local Gordejuela y el calmado Venta, seguidos, de cerca, por el quejumbroso Echevarría; al fondo derecha, la retaguardia estaba protegida por Mancha y su pequeña jumenta. 
Comenzaba la escuadra, entonces, una exploración hacia tierras de
Labastida, bordeando viñedos y taludes arcillosos, para ascender de forma suave por El Calvario y Ermita de San Ginés (el calvario estaba pasándolo Marín, que, en este momento, introducía su diestra en el pocillo con agua fresca…).
Por aquellas alturas se adelantaba el blando Echevarría, merced a urgencias intestinales, (serían por los caldos nocturnos, mascullaba Barcaiztegui…). Los folios mostraban la zozobra de sus compañeros al no aparecer el bien lustrado Echevarría hasta pasados unos largos y angustiosos minutos…¡de ascenso!. Para más inri, la trocha era estrecha y salpicada de piedras, hoyas y agujeros, obligando a cargar a hombros las monturas. Al final de la misma aparecía el rumboso abacero…que no encontraba acomodo
suficientemente recogido, decía el sujeto, descansado y fresco como clavel en difuntos.
El infame sendero terminaba en Peñacerrada, y continuaba por una buena pista a través de los hayedos norteños en dirección a las praderías de Bonbalatxe, para, tras pertinaz rampa, llegar a los bajos del Toloño y su monasterio, solitario desde el 1400.
Un ligero refrigerio bajo las piedras desterradas (el destierro era poco, mejor la tortura…ideaba la mente del líder lejano, frotando con árnica la extremidad deteriorada) y el equipo tornaba en dirección Burgos por el camino de Menditaza: una vertiginosa pista que descendía, peligrosa, hasta la condada villa de Salinillas de Buradón. 
Pero no hubo parada, ni descanso, ni visitas monumentales; el de Foncea, avivado tras un par de sustos en la bajada, en los que llegó a  vislumbrar enfermeras, clerigos y santos, por este orden…, imprimía un ritmo a los compañeros de pelotón que ni prófugos de penal.
Pasaban las leguas, los mojones y los villoríos de Valdazores y Bortuza como si fueran a caballo...loco….
Pero el riojano no aflojaba y saltaba a la general para seguir hasta Zambrana, arrastrando a sus extenuados compañeros: Gordejuela y Rafael aguantaban la embestida con elegancia y salero, Llorente confirmaba la ruta en su atlas, Echevarría veía consumirse, sin remedio, las reservas de su montura y Mancha apretaba espuelas y metía plato…todo pundonor…momentáneo.
El municipio de Zambrana pasaba como el resto, borroso; le seguían Betrusa, y El Infierno, donde los fugados cruzaban el Ebro. Al fondo asomaban los siniestros montes Obarenes y la pedanía de Ircio (Marín tomaba nota con la zurda, que la otra seguía en emplaste, de algunos comentarios sobre esta villa y los clavos de Cristo, que aparecían en los documentos…), a la que llegarían extenuados.
Hubo necesidad de aprovisionarse de bebercios varios en la cantina del lugar para calmar los ánimos. 
El camino atravesaba luego la Sierra por el paso del Portillo,
rodeaba el minipantano y seguía el cauce del Esperamalo para caer en la localidad de Villalba de Rioja, villa de acogida familiar de don Ángel, en donde reposarían los esforzados (¿¿¿reposar???, ¡¡¡ocho horas para hacer 60 kilómetros!!!...voto a…!!!...la mano de Marín, independiente de su cuerpo y sus dolores, sacudía de nuevo la tabla alavesa, dejando a su dueño sin habla, sin color y sin tres o cuatro huesos…)
En Villalba, población muy arreglada, los síndicos eran recibidos, ¡muy bien recibidos! por tía, tío, tiastro, primo, prima…y demás familia en la finca familiar.
Y la acogida se convertía en un banquete, leía con estupor Barcaiztegui, que revolviendo entre los  pergaminos hallaba el testimonio de Llorente, hombre de espíritu callado y comedido, pero de buena memoria: 

..."En tal feliz compañía nos hallamos, la de doña Pilar, su marido don José Luis, don Leandro y los herederos don José Daniel y doña Sonia, disfrutamos de viandas locales que no desmerecen en absoluto a las de nuestra tierra; así, ante nuestras flacas tripas, desfallecidas tras tan larga caminata, Pepe,  desfilaron pimientos, embutidos, espárragos, ensaladas, gildas, pasteles de hígado de pato (paté), costillas y chuletinas de lechazo asadas con mañizos de vides, convenientemente regado todo ello con los estupendos caldos blancos y oscuros de la región, de tal bella costura que daba gloria vernos: hombres hechos y derechos y casi llorando de la emoción
(a vosotros sí que os hacia llorar yo…en buena hora os mande a aquellas lejanías; malandrines, picaflores, rascatripas, llenavientres…terciaba el manco…). Tras la pitanza vinieron los licores y los cafés, tan agradecidos ellos para el acomodo de los manjares, que desaparecieron en un visto y no visto. Fue menester (continuaba explayándose el funcionario Joaquín) que nos enseñaran los jardines y las puertas para que consintiéramos en partir, que de allí no se iba nadie…_
Tras la despedida llorada, (por lo que dejábamos, que la parrilla seguía caliente) y con los buches a punto de explotar, retomaban camino de Haro de forma apresurada, que la noche les pisaba los talones y no era cosa de perderse por viñedos y campos de nabos. 

Echevarría, mascando la tragedia entre sus vigorosas carnes, tomaría recto camino hacia la urbe, con su desfallecida jaca a punto de expiar.
 El resto de aguerridos y repletos auditores seguiría por el camino indicado, el de Cubillas hasta reunirse con el desertor en la fonda cuartelera.
(Bueno, ya se acabó, descansaba el lejano canciller… de aquí a la cama…). 
Tras el obligado reposo, el otrora banquero y ahora feliz jubilado de sus tareas, Don Félix, había reservado cena en una de los mesones de mayor fama de la localidad…(…pero…¿otra vez de pitanza???, Marin no daba crédito a sus ojos, que frotaba con incredulidad…) Casa Terete, y
allí se desplazaron todos, a hacer honor a las delicias del figón…morcillas, pimientos, menestras, cordero asado al horno de leña, postres, vinos bien criados y cafés, rellenaron los pocos huecos que habían quedado libres en la comida.


 Hubo tanteos sobre si prolongar o no la noche, pero los ánimos estaban calmos y los cuerpos redondos y espesos, por lo que se, en contra de los deseos del riojano, se retornó al hostal a pernoctar.
El día siguiente amaneció gris y lluvioso, y fresco de ambiente...por lo que se decidió dejar reposar las monturas; se desayunó, esta vez sí, de forma grupal, (que el camarero estaba amenazado) y el clan decidió hacer algo de turismo por Casalarreina, visitando su afamado monasterio de La Piedad.
 Para el almuerzo, el feliz peregrino había concertado cita con otros de sus familiares, a la sazón hermana y cuñado, para despedir la jornada de forma alegre y allí se fueron los visitadores a la localidad de Foncea (sí como no!!!…no fuera a ser que adelgazaran los bellacos, se reconcomía Barcaiztegui, añorando la lejana Inquisición…). 
Y para allá que se fueron, con doña Luci y su esposo José Luis, a yantar en feliz armonía, y en compañía de una ruidosa peña de cazadores. 
Una vez rematados los platos y los postres, tocaba despedida, que los hogares estaban lejos y los patronos esperaban al día siguiente. 
Se escogió el camino más recto en este caso, desoyendo los pareceres de Gordejuela, siempre orientado al turismo nacional, por lo que las dos patrullas (Echevarría hacía tiempo que disfrutaba de los placeres conyugales en León…) tomaron por la ruta del interior, parando a medio recorrido hecho para aliviar un poco el apetito, que el fin de semana había sido parco en alimentos y profuso en esfuerzo...

…La familia del Condestable escuchaba, acongojada, los ruidos procedentes del otro lado de la puerta…a través de la recia puerta se escuchaba un estruendo de difícil explicación…ruidos de muebles haciéndose añicos, de vajillas arrojadas contra la pared, de papeles destrozados…y por encima de todo, los gritos de Marin…Me los cargo!!!...¡¡pisaverdes!, lechuguinos, petimetres, currutacos…libertinoss…¡¡¡zampabodigos!!!…y seguían con hambre!!!!

Pd. Con mucho cariño y agradecimiento a esa entrañable familia de Angel, que tan bien nos trató...tanto en Villalba como en Foncea...un poco mas y nos quedamos a dormir!!!


domingo, 22 de septiembre de 2019

NOREÑA 2019...NO LLEEEGOOO!!!

Siempre se ha dicho que son las personas desinteresadas y voluntariosas las que, con su apoyo y trabajo, mueven el mundo. Este dicho es cierto, y se nota, más aún, es estos tiempos de incompetencia política, cuando nuestros ineptos estadistas anteponen su cargo y su posible poltrona ante el beneficio de la colectividad…justo lo contrario al deber ser que proponía el filosofo Kant en su ideario…principio imperativo categórico, lo llamó...
Pero no nos vayamos por las ramas de la metafísica, que a esa no hay Cristo que la entienda…ni la comprendan, pobre….
Decía yo, bajándome del árbol metaético, que gracias al silencioso esfuerzo de un reducido grupo de valientes, es posible sacar adelante proyectos que, sin esos animosos, caerían en el triste olvido. 
Y me refiero, como ya sabrán vuecencias, al fabuloso trabajo llevado a cabo por Florín, Darío y Manuel Ángel, como integrantes del Club Btt de Noreña para deleitarnos otro año más con una ruta deliciosa por su querida tierra noreñense, ayudados de sus colaboradores y amigos, claro está.
Sí señor!!!, gran trabajo!!!.
Y se nota que le ponen cariño, y bollos preñados!!!, porque cada vez hay más ciclistas que acuden a la Quedada.
Diseñaron nuestros afectos un recorrido duro pero entretenido, donde lo mismo te encontrabas con rampas del 18% que con estrechados senderos; donde igual pasabas por impresionantes bosques de castaños que por deliciosos caminos secundarios.
Por supuesto, a la llamada del trió iniciático, acudían en tropel los Pelayos, no  fuera que sobraran bollos.
Y es que hacía tiempo que no se veía tal tasa de asistencia!!!…hasta 20 socios en la foto y algunos más que iban por libre o de prestao…
En esta ocasión, Florín, quién sabe si cuidando su salud, iba en fragoneta, acompañado por Juanjo, también delicado…¡¡de narices!!!...que  no le entraba la bici en el coche, adujo el manager, ante nuestras lascivas y acusadoras miradas…
De la cabeza del pelotón se encargarían, a duras penas, que se rodaría muy rápido, nuestros hombres de élite: Fran (…come algo hijo…), el feroz Eugenio que venía rodando desde Gijón para calentar motores, Junco y Eduardo; por detrás, alquilaban plaza de funcionarios, Joako, Modesto, Antonio y José Luis; seguían a corta distancia, los desaparecidos, y felizmente encontrados, Rafa y Félix; a un mar de distancia, navegaban el poderoso Blas, Zarate (Vendo coche, siempre Toyota, nunca Midas…) y de La Mancha, y cerrando filas y echando pestes, los de siempre…Jonatan, Marino y Gelu.
Bueno, este último acompañaría a los dos próceres hasta el avituallamiento, donde tropezaría con una piescal a la que dejó seca (te va a caducar la tarjeta del Mercadona, Gelu!!!)
Por la zona alta volaban las dos féminas Yoli y Eva, seguidas por un avispado cámara, a tamaña velocidad que a Eva le dio tiempo a ducharse, a acicalarse, a recoger a su mascota, a volver,  y todavía estaban entrando jinetes en la meta…pero que prisa había???
Rubén Patricio, fiel a su filosofía, iba de flor en flor…ahora arriba, ahora abajo, ahora paro, ahora arranco, ahora te hago una foto, ahora no…
Y además de las fuerzas Pelayas, las de los Asturcones, también numerosas, las de la Peña Aviento, los de Abadia, el RG Team…y mas que no me dio tiempo a recoger en la libreta…

¿Y la ruta???...Perfecta…36 kilómetros para unos 1400 metros de desnivel…
Al principio Florín y cía. diseñaban unas primeras rampas fuertes hasta Molledo para luego seguir ascendiendo hasta la Sierra de Paranza, donde alcanzaríamos la mayor altitud. 
Un ascender duro pero corto, donde pronto se hizo patente la velocidad del pelotón…¡¡Pero cómo corrían algunos!!!...o todos.
Con la mitad del circuito rematado, las pistas estaba solitarias, apenas un reducido grupeto por delante y las voces de Jonatan y Marino azuzando a los de atrás…a mi no, que no me pillaron.; el resto, ya andaban acechando la meta!!!
De La Paranza se descendía fuerte, por zona pedregosa, hasta Las Regueras, pasando antes por Cuervos, y Las Folgueras, donde comenzaban los bosques: un  entretenido tramo por Pielgo, La Collá y San Pelayo, que nos hacia cruzar, o ¡saltar!, regatos, cantos, tricheras, hortigales…unas veces en bici y otras trepando, que las fuerzas iban justas.
Aunque toda la ruta había sido muy bien señalizada, en esta zona, la frugalidad en las señales hacia que algunos diéramos casi dos vueltas al circuito.
El último trecho nos dejaba a la altura de la autovía de Langreo, que cruzaríamos por un resbaladizo aliviadero, encarando una de los ultimos repechos, La Vallina y su pequeña capilla de La Salud
Ya no se veía a nadie por delante, debían haber llegado todos
El que no había acortado en el avituallamiento, había ya desembarcado en Noreña
Por detrás seguían resonando los latigazos del Dúo Sacapuntas, azotando a algunos y despotricando contra otros. 
Quedaba un suave descenso de vuelta, con el olor de las chuletas ya presente, y aterrizábamos ya en el parque de llegada, tan a tiempo que se desmoronó, con gran estrépito, a nuestra espalda. 
El sorteo hacia un mundo que se había realizado, y el único que recibió algo fue Angel Zarate (vendo coche, siempre Toyota, nunca Norauto….¡¡¡vendido!!!) al que le cayó el trofeo al participante de mayor edad…la tenga o no, se lo merece!!!
Breve parada para saludar a la organización, corre, corre, devolver el dorsal y salir pitando a las duchas, que estaban a punto de clausura.
Por la zaga, y con los látigos desgastados, llegaban Marino y Joni, este último, preso últimamente de sus obligaciones paterno-conyugales-abejeriles, fugaba con premura; Marino, charran por naturaleza, se entretenía un poco más de la cuenta y se quedaba seco, o sea sin baño, teniendo que tirar para Gijón a devolverse un poco la pulcritud.
Ya no volvería, dejando a estos sus amigos totalmente desolados y con la tortilla para ellos solos, bueno y la empanada, y la otra tortilla, y los bollos, y la sidra, y la tarta…y…

Pues esto fue todo, de lo que me acuerdo, claro…

Desde este pedestal informático, vuelvo a agradecer a Florín, Dario y demás integrantes, amigos y familiares, el hacernos disfrutar un año mas de su tierra, y de sus viandas, faltaría mas!!!…

Pd. Para la próxima, Marino ya ha avisado que o sale por delante, o le regalamos un desodorante familiar, que la Partner todavía huele a choto…

martes, 10 de septiembre de 2019

LOS SIETE DE OMAÑA

Ha sonado como un latigazo, como el trueno de una tormenta seca, de esas que te sorprenden agachado y ya no te levantas en lo que resta del día…ZASSSKAAAA!!!
El eco de la detonación se repite por el valle de la Lomba y provoca algún que otro argayo en la escombrera cercana…A unos metros del origen, y arrinconados contra el travesal  intermedio de la mina La Cobriza, los jinetes se apagullan, como se dice por allí, unos a otros. Son seis, hombres hechos y derechos…jarotes de buena traza, pero que apenas osan levantar la mirada a su capitán.
 Este, de pie y henchido de voz y de orgullo geológico, repite la andanada….¡¡TETRAEDRITA!!!...así, sin dudarlo, sin tragarse ninguna de las “r”que conforman el obús balístico... 
Unas peñas ruedan de las ruinas cercanas y los soldados echan cuerpo a tierra. 
Uno de ellos, flaco de pelo y flojo de riendas, antiguo vendedor de ultramarinos, osa levantar la mirada al caudillo, que echa la vista atrás a su jumenta, mancada del pernil derecho y suelta otra salva de artillería…
...BRRROOOOOMMMM…viene,,,viene!!!¡¡¡TENNANTITA!!!!...esta lleva dos “n” juntas, la condenada…
La soldada no aguanta…levanta el pescuezo y echa a correr ladera arriba como perseguidos por jabariles,  con  la testa agachada porque sigue la granizada…¡¡¡MALAQUITAS!!!!....AZURITAS!!!!!...no saben si amoscarse o seguir corriendo...deciden lo ultimo.
Han sido poco más de dos leguas, las que ha recorrido la tropa, y así andamos…al trote largo…pero déjenme,  déjenme que ya les explico yo…
A la ruta anunciada seis valientes se presentaban: Don Juan de Blas, de potente montura sin parangón en el reino; don Marino Vigil, presto de verbo y rápido de mente; don Joaquín Lorente, fiel defensor de las causas tardías; don Lalo, antiguo y afamado abastecedor de frutas y hortalizas de la zona centro; el quinto bisoño don Roberto, adjunto en prácticas gráficas, y este que relata, celoso custodio de la retaguardia. Comenzaba la ruta sobre el rio Omaña, a media legua escasa de Riello. Allí se alineaban los citados a las órdenes del temido y siempre dispuesto Barcaiztegui, hombre de intachable reputación y no menos prodigiosa memoria.
Para siempre conocidos como...¡Los Siete de Omaña!!...que no había nadie mas por allí, vaya...solo siete...
La senda propuesta ascendía, ascendía, y ascendía, desde los márgenes del Omaña hasta la lejana Sierra de Gistredo, punto álgido de la excursión.
Se atravesaba, de esta manera, las despobladas aldeas de la Lomba…Castro, Campo y Santibañez, aprovechando para visitar sus iglesias y saludar a algún que otro celoso apicultor, pues aquella zona es abundante en panales de rica miel, y de ciruelas tempranas, también. El terreno se mostraba en buen estado, con pistas de rodar fácil, alternando algún que otro cortafuegos de poca inclinación.
Tras pasar el villorrio de Santibañez de la Lomba, las cosas cambiaban y las pistas se convertían en senderos estrechos y en algunos casos, cerrados por  alambreras. Pero la velocidad no disminuía, raudos en fila de uno, la escuadra descendía en pos de Barcaiztegui, cuyo conocimiento de la zona facilitaba el avance.
Llegados a uno de los cierres, quiso la ocasión que a la zaga del líder fuera el escurrido Moutas (Lalo…), que ante la inesperada frenada del gurú, no dudo en frenar también…contra la jumenta de Marin.
Saltaban por los aires pegatinas, pintura, el cable del cambio, algo de barro del sábado pasado y unas cuantas interjecciones del sorprendido propietario.
Como buen mercader, Lalo no desperdiciaba el negocio y atravesaba la valla por la parte superior,cual gamo acosado. Hizo falta toda la destreza del barbado Blas para enderezar la montura y poder proseguir la marcha.
El furtivo asaltante, mientras,  aprovechaba para retirar los alambres desde el otro lado.
La senda continuaba el descenso hasta la riega cercana, pero ahora se iba con mas tacto, y vigilando de reojo al temerario rentista, que estuvo ya tranquilo el resto de la jornada.
A esas alturas, y tras cruzar un afluente del rió Negro, el capitán entraría en crisis, la vegetación hacia difícil averiguar el trazado, el camino se comprimía entre escobales, espinos, y  ortigueras que dejaban recuerdos a la tropa, los jabalíes habían estado hocicando toda la zona y además su montura daba problemas en las rampas.
De nuevo hubo necesidad de la ayuda del  lugarteniente Blas, que solventó  el problema en un par de bufidos.
Entretanto, el resto de la legión hacia tiempo un poco más arriba, rodeada de plácidos roble disfrazados de encinas… 
Unificado el grupo, se alcanzaba, ya sin demora, el cercano camino de la mina.
 AAAAhhhhhh… La Cobriza, de 1900, lugar que atesora fríos y gélidos recuerdos para Marín, buscando el mineral aurífero en vano (o eso dice, que el pollo tiene un piso en Viesques!!!..) durante los crudos inviernos de Omaña, cuando el hielo de los gintonic se cogía directamente en el regato cercano.
Y  llegamos al momento actual, con toda la escuadra en fuga, afrontando un par de leguas de fuerte ascenso por la collada del Arroyo de Arroyos en dirección al altivo pueblo de Andarraso… (En tales ascensos es habitual que cada uno encuentre su ritmo, pero la próxima que os hagáis la foto sin estar yo, s`os cae la del pulpo…).
Andarraso, uno de los pueblos más altos de León, guarda una curiosa historia: la del vecino Jerónimo Martinez, que en los años 30 metía una pepita de oro, heredada de un abuelo emigrante, en las sacas de un ingeniero ingles que andaba investigando la zona, haciéndole creer de la existencia de una inmennnsa veta dorada en la zona. 
Se construyeron caminos, puentes y lavaderos, dando trabajo a mas de 100 operarios hasta que la falta de resultados condujo al cierre de la empresa…que cosas tú…A ver si el tal ingeniero era de Zaragoza???
Tras este desliz informativo, se llegaba a la Sierra y sus molinos, con los integrantes en diferente estado de forma…: Perfecto el de los caballeros Vigil, Moutas y Rodriguez; Espléndido como el Coñac, el de Lorente; Lógico el de Blas, mejorable el de Mancha y por supuesto, Intachable el de Barcaiztegui.
Y en estas alturas, el camino giraba en retorno, perdiendo altitud en dirección Norte; la velocidad aumentaba y se atravesaban los pueblos de Rosales y La Omañuela casi sin mirar.
Las pistas se ensanchaban y nos conducía al pueblo de Pandorado, famoso por su romería al Santo y su Gran Hotel, llegando, mediante una fuerte pendiente, al lugar de inicio, estableciendo un record para los anales de esta hermandad:…nueve leguas (41 kilómetros…) en siete horas y media!!!...ahin le hemos dao!!!
En esta ocasión no hubo restaurantes de postín, ni de los otros, hubo una merendola por todo lo alto, con productos locales y cervezas naturales,  precedida de un fugaz baño en el Omaña…no hay fotos que salieron todas movidas por el frío…

...Por cierto...si nos asustamos con los palabros, escuchar lo que es la Tetraendrita...antimoniosulfuro de hierro y cobre...me acabo de atragantar con la cena....

Saludos a todos

Huy...si que hay una foto!!!!...mira cómo corren!!!



miércoles, 28 de agosto de 2019

PICU MORU, POR LO LLANO...JA...


Vivimos una época de revival, de amor por lo vintage, de vuelta a lo clásico: en la televisión reprograman Verano Azul, nos calzamos playeros Adidas de los 80, en los chigres se vuelve a la sidra de toda la vida, fuerte y agria, vestimos gorras…si hasta han vuelto los gin-tonic!!;  si señores, es una verdad. Volvemos a poner en valor aquellos conceptos del pasado que quedaron obsoletos por esa modernidad mal entendida.

Pero todo tiene un límite, que en una ruta de bicicleta de montaña, con cuerpos llevados al límite (por lo menos algunos) con organismos a régimen de máxima potencia,  con los músculos y tendones a punto de rotura…cuando en vez de oler a choto o jabalí…se huele a Nivea y crema bronceadora…¡¡¡NO HOMBRE NOO!!!...Hasta ahí podíamos llegar…Esto se acaba Vane…
Si es que parecía que estábamos en un desfile de ropa infantil!!!...Vale que somos muy cumplidores y luego nos pasan revista en casa…pero ¡mentir bellacos!, decir que se os olvidó…que perdisteis la crema…que os la quitaron en un control de alcoholemia…lo que sea por preservar el rudus hominem…Por Dios…que aroma!!!!
¿Bueno, y  que decir de la ruta?? Pues que casi empieza mal…. El jefe de escuadra quedaba sin carruaje por mor de una indisposición de Blas, yacente en la cama y hubo que mover plazas y bicicletas para acomodar al líder…faltaría más!!!. 
Solventada la ecuación, las tropas aparcaban en el cómodo acceso a La Playa de Vega.

Se presentaban a la llamada el trió Marino, Lalo, Manel (venían en el mismo coche…lujuriosos…); la reciente campeona Vanessa; Barquín y Yoli, el abejero Jonatan; Gelu, Zarate, Joaquin, y Marín y este relator. Una buena docena de ciclistas.
La trama decía asín, y copio para  no inventar…"Playa de Vega, hasta Ribadesella por lo peor y lo que mas pincha, para volver por la Cuevona de  Cuevas, Monte Moro, bajar a Bones y volver por Meces y tal y tal y tal…"
De la primera parte no hay queja, terreno suave con algún que otro repechón inesperado, buenas vistas, caminos sencillos, paseo por la zona clásica de Ribadesella y unas buenas fotos en la Cuevona…
Pero a partir de ahí el caudillo, fiel a su fama sartenera, interpretaba el tal y tal…a su manera…
Al poco de salir de la Cueva, y todavía con una sonrisa en el rostro, el camino se empinaba  hacia el cielo, el GPS enloquecía y llegaba a marcar una cifra del 38%!!!.
La sonrisa se convertía en un rictus agónico y los cambios restallaban como látigos de siete colas. Pero era solo un corto tramo, para alivio de la formación… 
Se iniciaba la ascensión al Monte Moru: una larga y pedregosa pista que faldea por la ladera Sur de la sierra. 
Como era de esperar, cada uno escogía su ritmo…o sea…todos adelante menos uno y otro mas…¡¡pero qué prisa hay!!!. 
Seis largos kilómetros después, la ascensión alcanzaba la carretera comarcal donde reposar un poco. Gelu, que se le ve muy fatigado últimamente…se nos durmió. Baaa…¿qué fatigado?, este hombre tiene un reactor de fusión por corazón…inagotable el cansino de él…
Unas pocas curvas carreteriles y, tras coronar la máxima altitud, el camino descendía hacia las aldeas de Nocedo y Soto, por senderos estrechos y cerrados.
Llegados a la altura de El Carmen, encontrábamos la ruta cortada   
por una finca particular, pero los avezados Marín y Marino, rápidamente buscaban una alternativa al cierre rural por la población de Fresno, y eso que algunos locales insistían en que no era posible el paso…no nos conocen…(bueno, algo cerrado si estaba…en casa ya no se sorprenden cuando me ven coger la Mercromina!!! Otro clásico!!!)
Tocaba un tranquilo tramos boscoso hasta llegar a Barredo, donde rematar la última subida del día…otra larga y empinada ascensión hasta el Club de Golf de Berbes , para dejarse caer, ya tranquilamente, hasta los coches.
Aquí las fuerzas se separaban, mientras que Vane,  Jonatan y Gelu fugaban hacia sus obligaciones, logísticas las de ella, conyugales las del largo y desconocidas las del otro, el resto rendían petates y pedaleaban hacia la playa…la lejana playa…la muy pero que muy lejana playa…
Para la siguiente hay que aparcar en la arena misma. Y si lejana estaba la playa….más lejana estaba el agua, ¡marea baja!!! En fin,  el agua estaba buena!!.
Ángel no se bañó que renqueaba de tos, y nos vigiló desde lo lejos. Y una vez refrescados  y llenos de arena, a retornar a los vehículos, en el otro extremo del mundo!!! 
Lo siguiente no lo describo al ser lo habitual entre la sociedad Pelaya: cambio de vestimentas, recogida de monturas y acicalamiento general.
Y ahora, vamos a ver señores…hay que aclararse…si es una ruta de bocata, ¡¡¡Se come bocata!!!, que ya llevamos dos excursiones del mismo cordel y al final acabamos comiendo a la carta!!!!
El restaurante recomendado por el Señor Barquín fue el Prau, en Tereñes. 
Correcto, sin mas, que no se cómo lo hacemos que por un plato de huevos, jamon y patatas mas la bebida, acabamos pagando 22 lereles…
Para la próxima ruta de bocata…bocata, y un curso de orientación para el duo Marino-Lalo, que si no los llegamos a llamar, siguen dando vueltas a una rotonda .
¿Qué nos queda en la memoria???...una ruta muy divertida y entretenida, una compañía agradable y farandulera y ganas de repetir!!!!...pero con BOCATA!!!
PEPE!!!, que nos toque la Primitiva, que nos jubilamos!!!