Ha sonado
como un latigazo, como el trueno de una tormenta seca, de esas que te
sorprenden agachado y ya no te levantas en lo que resta del día…ZASSSKAAAA!!!…
El
eco de la detonación se repite por el valle de la Lomba y provoca algún que
otro argayo en la escombrera cercana…A unos metros del origen, y arrinconados
contra el travesal intermedio de la mina
La Cobriza, los jinetes se apagullan,
como se dice por allí, unos a otros. Son seis, hombres hechos y derechos…jarotes de buena traza, pero que apenas
osan levantar la mirada a su capitán.
Este, de pie y henchido de voz y de orgullo
geológico, repite la andanada….¡¡TETRAEDRITA!!!...así,
sin dudarlo, sin tragarse ninguna de las “r”que conforman el obús balístico...
Unas peñas ruedan de las ruinas
cercanas y los soldados echan cuerpo a tierra.
Uno de ellos, flaco de pelo y
flojo de riendas, antiguo vendedor de ultramarinos, osa levantar la mirada al
caudillo, que echa la vista atrás a su jumenta, mancada del pernil derecho y
suelta otra salva de artillería…
...BRRROOOOOMMMM…viene,,,viene!!!¡¡¡TENNANTITA!!!!...esta lleva
dos “n” juntas, la condenada…
La soldada no aguanta…levanta el pescuezo y echa a
correr ladera arriba como perseguidos por jabariles,
con la testa agachada porque sigue la granizada…¡¡¡MALAQUITAS!!!!....AZURITAS!!!!!...no saben si amoscarse o seguir corriendo...deciden
lo ultimo.
Han sido poco
más de dos leguas, las que ha recorrido la tropa, y así andamos…al trote largo…pero
déjenme, déjenme que ya les explico yo…
A la ruta anunciada
seis valientes se presentaban: Don Juan de Blas, de potente montura sin parangón
en el reino; don Marino Vigil, presto de verbo y rápido de mente; don Joaquín
Lorente, fiel defensor de las causas tardías; don Lalo, antiguo y afamado
abastecedor de frutas y hortalizas de la zona centro; el quinto bisoño don
Roberto, adjunto en prácticas gráficas, y este que relata, celoso custodio de
la retaguardia. Comenzaba la ruta sobre el rio Omaña, a media legua escasa de
Riello. Allí se alineaban los citados a las órdenes del temido y siempre
dispuesto Barcaiztegui, hombre de intachable reputación y no menos prodigiosa
memoria.
Para siempre conocidos como...¡Los Siete de Omaña!!...que no había nadie mas por allí, vaya...solo siete...
Para siempre conocidos como...¡Los Siete de Omaña!!...que no había nadie mas por allí, vaya...solo siete...
La senda
propuesta ascendía, ascendía, y ascendía, desde los márgenes del Omaña hasta la
lejana Sierra de Gistredo, punto álgido de la excursión.
Se
atravesaba, de esta manera, las despobladas aldeas de la Lomba…Castro, Campo y
Santibañez, aprovechando para visitar sus iglesias y saludar a algún que otro
celoso apicultor, pues aquella zona es abundante en panales de rica miel, y de
ciruelas tempranas, también. El terreno se mostraba en buen estado, con pistas
de rodar fácil, alternando algún que otro cortafuegos de poca inclinación.
Tras pasar
el villorrio de Santibañez de la Lomba, las cosas cambiaban y las pistas se
convertían en senderos estrechos y en algunos casos, cerrados por alambreras. Pero la velocidad no disminuía, raudos
en fila de uno, la escuadra descendía en pos de Barcaiztegui, cuyo conocimiento
de la zona facilitaba el avance.
Llegados a
uno de los cierres, quiso la ocasión que a la zaga del líder fuera el escurrido
Moutas (Lalo…), que ante la inesperada frenada del gurú, no dudo en frenar
también…contra la jumenta de Marin.
Saltaban por
los aires pegatinas, pintura, el cable del cambio, algo de barro del sábado
pasado y unas cuantas interjecciones del sorprendido propietario.
Como buen
mercader, Lalo no desperdiciaba el negocio y atravesaba la valla por la parte
superior,cual gamo acosado. Hizo falta toda la destreza del barbado Blas para
enderezar la montura y poder proseguir la marcha.
El furtivo asaltante,
mientras, aprovechaba para retirar los
alambres desde el otro lado.
La senda
continuaba el descenso hasta la riega cercana, pero ahora se iba con mas tacto,
y vigilando de reojo al temerario rentista, que estuvo ya tranquilo el resto de
la jornada.
A esas
alturas, y tras cruzar un afluente del rió Negro, el capitán entraría en crisis,
la vegetación hacia difícil averiguar el trazado, el camino se comprimía entre
escobales, espinos, y ortigueras que dejaban recuerdos a la tropa, los jabalíes habían estado hocicando toda la
zona y además su montura daba problemas en las rampas.
De nuevo
hubo necesidad de la ayuda del lugarteniente Blas, que solventó el problema en un par de bufidos.
Entretanto,
el resto de la legión hacia tiempo un poco más arriba, rodeada de plácidos
roble disfrazados de encinas…
Unificado el grupo, se alcanzaba, ya sin demora,
el cercano camino de la mina.
AAAAhhhhhh… La Cobriza, de 1900, lugar que atesora fríos
y gélidos recuerdos para Marín, buscando el mineral aurífero en vano (o eso dice,
que el pollo tiene un piso en Viesques!!!..) durante los crudos inviernos de
Omaña, cuando el hielo de los gintonic se cogía directamente en el regato cercano.
Y llegamos al momento actual, con toda la
escuadra en fuga, afrontando un par de leguas de fuerte ascenso por la collada del
Arroyo de Arroyos en dirección al altivo pueblo de Andarraso… (En tales
ascensos es habitual que cada uno encuentre su ritmo, pero la próxima que os hagáis
la foto sin estar yo, s`os cae la del pulpo…).
Andarraso,
uno de los pueblos más altos de León, guarda una curiosa historia: la del
vecino Jerónimo Martinez, que en los años 30 metía una pepita de oro, heredada
de un abuelo emigrante, en las sacas de un ingeniero ingles que andaba investigando
la zona, haciéndole creer de la existencia de una inmennnsa veta dorada en la
zona.
Se construyeron caminos, puentes y lavaderos, dando trabajo a mas de 100
operarios hasta que la falta de resultados condujo al cierre de la empresa…que
cosas tú…A ver si el tal ingeniero era de Zaragoza???
Tras este
desliz informativo, se llegaba a la Sierra y sus molinos, con los integrantes
en diferente estado de forma…: Perfecto el de los caballeros Vigil, Moutas y
Rodriguez; Espléndido como el Coñac, el de Lorente; Lógico el de Blas,
mejorable el de Mancha y por supuesto, Intachable el de Barcaiztegui.
Y en estas
alturas, el camino giraba en retorno, perdiendo altitud en dirección Norte; la
velocidad aumentaba y se atravesaban los pueblos de Rosales y La Omañuela casi
sin mirar.
Las pistas se ensanchaban y nos conducía al pueblo de
Pandorado, famoso por su romería al Santo y su Gran Hotel, llegando, mediante
una fuerte pendiente, al lugar de inicio, estableciendo un record para los
anales de esta hermandad:…nueve leguas (41 kilómetros…) en siete horas y media!!!...ahin
le hemos dao!!!
En esta ocasión no hubo restaurantes de postín, ni de los
otros, hubo una merendola por todo lo alto, con productos locales y cervezas
naturales, precedida de un fugaz baño en
el Omaña…no hay fotos que salieron todas movidas por el frío…
...Por cierto...si nos asustamos con los palabros, escuchar lo que es la Tetraendrita...antimoniosulfuro de hierro y cobre...me acabo de atragantar con la cena....
Saludos a todos
Huy...si que hay una foto!!!!...mira cómo corren!!!
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