¡Ah! señores, qué tiempos aquellos en los que una ruta no se medía no por su grado de dificultad, ni por su kilometraje, ¡ni siquiera por las horas empleadas en su finalización! (que a veces eran demasiadas…Ay…), sino por la seriedad y buen gusto de sus integrantes.
Eran tiempos en los que, amen del lucido y elegante uniforme, los ruteros presentaban un aire y una distinción propias de la sociedad a la que pertenecían, comportándose como caballeros…y damas, de buena cuna, de esos de copa fina y meñique en ristre.
Pero esto se acaba…no hay remedio…el buen gusto ha sucumbido!!!...que ¡demonios hacen esas, otrora refinadas, personas, subidas a un árbol!!!, y no a uno, sino a dos!!!!...y encima posando!!
Es obligado
recitar sus nombres, para que consten, in
perpetuum, en los escritos de culpa y condena...:Srtas. Yoli y Vanesa; Marín
como instigador del asunto; Marino el tenaz concupiscente; J. Blas y Barquin
como obligados coadjutores, Zarate y su osadía y Roberto el pálido, a los que
acompañaban el presuroso Gelu y el cumplidor (por esta vez, y sin que sirva de
precedente…) Joaquín, seguidos por el lennnnto De La Mancha.Pero esto se acaba…no hay remedio…el buen gusto ha sucumbido!!!...que ¡demonios hacen esas, otrora refinadas, personas, subidas a un árbol!!!, y no a uno, sino a dos!!!!...y encima posando!!
Treinta tres
fueron los kilómetros propuestos para este sábado, como la edad de Cristo (aunque en esto, también hay
dudas…) y 1350 metros de desnivel, los que sortearon los jinetes, la mitad de
ellos en ascenso, y a otra mitad…también, o eso me pareció a mi…
Se partía de
la famosa y concurrida Playa de La Espasa en dirección Sur, para coronar el afamado
Fito, atravesando la Sierra del Sueve, cuyo nombre viene de los Suevos, antiguos
habitantes del lugar (tenía yo un tío cercano, que era pariente lejano de ellos…en
todos los chigres que frecuentaba le apodaban Josín el suevo…o algo así, yo era muy pequeño…).
El caso es que el
conocido y docto Barcaiztegui, recién llegado de su excursión por territorios
paganos, diseñaba una ruta intrincada y complicada, que recorría los aledaños
de la sierra, de una forma peculiar a más no poder; ora a derecha, ora a izquierda,
por aquí no que no es, por allí tampoco, espera que no veo la flecha, pues no bajéis
mas que hay que subir….
Si a esto sumamos las prisas de Gelu, que no había
hecho la compra semanal, y las del resto de bosquimanos que tenía prisa por
bañarse…pues asín nos fue: a todo trapo, allí no paraba nadie!!
Después de un
ligero descanso en el kiosco del Fito (descansó el que pudo, o sea , todos
menos este escriba…¡perros!…), el grupo se tiraba carretera abajo hasta una pista
ganadera a media altura, donde asustaban a una feliz y pasional pareja..
La
pista se internaba en un frondoso bosque de pinaceas y castaños, algunos de
ellos tronzados sobre la ruta de mala manera. Y aquí no relato que ya están las fotos para eso… Ay
Madre…como críos…
La pista
desembocaba en el selecto campo de Golf de Berbes para seguir subiendo al alto
de la
Forquita, pequeño y empinado montículo asomado a Caravia y sus playas. Tuvimos
allí un momento de descanso y avitualle, que un servidor ya estaba chupando los
correajes de la mochila, que sirvió para decidir la ruta de retorno…o la rápida
o la sálvese quien pueda. Este sufridor pensó que se había escogido la primera,
hasta que nos encontramos Gelu y yo, solitarios en medio del bosque…tuvo que
venir Joaquín en nuestra búsqueda, cuando mendigábamos por el pueblo de
Cerracin. Desde aquí el camino se aclaraba, el grupo se estiraba, y Blas, y los
demás, comprobábamos lo que pesa una e-bike cuando hay que pasarla por unas
cuantas vallas…mucho…pesa mucho. Una vez en la Playa, y tras unos momentos de duda…me cambio aquí???, o me tapo con la toalla?...se me verá algo?…me llevo el pareo???, sustituíamos culottes por bañadores, de mejor o peor estilo y con bicis y todo, encaminábamos la playa. Y tan cerca nos pusimos, que a la salida, las olas ya lamian las ruedas de las monturas. Al punto, despedíamos a Gelu, con prisas mercantiles y Roberto, natural de la zona, nos llevaba a un bareto de La Isla, donde cerrar el día con unas cervezas…y unos bocatas…y de paso recordar lo que siempre nos dicen nuestras señoras…”hay que comprobar la cuenta!!!...pues una caña y cuatro pinchos de mas nos querían cobrar!!!
En fin, un día
delicioso, con una compañía más que agradable y el ambiente de siempre…nada mas
hay que añadir…
Bueno si, ¡¡que esto no se acabe!!!
Ale besos y
saludos pa`toos
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