Siempre que este literato se encuentra ante la duda de
encabezar la crónica anual, en base a nuestros acontecimientos deportivos o
sociales mas destacables, claro, (no nos vayamos a los políticos que de esos
este año vamos a estar mas que servidos), busca el evento más atractivo o
vistoso, que al final se trata de eso: de llamar textualmente la atención del
lector cansino y saturado de dulces navideños.
Suerte tenemos que en esta Peña
no andamos escasos de ninguno de los motivos nombrados, ni de los sucesos, ni
de los dulces tocineros.
Pero si hemos de recordar algo realmente inusitado e
inesperado de este año que nos abandona, lo tengo claro:
La drástica reducción
de lorzas que ha conseguido nuestro barbudo Blas: un hombrón hecho y bien
derecho que exhibía el año pasado tres cifras de buena y abundante masa
corpórea y que ha llegado a principios de este 2015 mostrando un cuerpo esbelto
y depilado que ya quisieran para sí la mayoría de nuestros socios.
Ya, ya..., cierto
es que tamaña merma ocasionada en sus carnes casi lo deja también sin alegría, y que echamos de
menos sus alborozos ante un buen chuletón con patatas, cachopo al cabrales o callos a la casera,
pero qué se le va a hacer, las dietas es lo que tienen…
Otra de las
consecuencias funestas, para algunos, de su estado, es que ahora anda como un
misil y cuando se corona un alto, no es nada raro encontrárselo allí con cara
de aburrido, mientras saca fotos al resto de de quejumbrosos que se arrastran por los caminos
Enhorabuena Juanillo, y ponte piedras que vas a volar como una cometa cualquier día
de estos.
En otro orden de cosas, el año 2014 se caracterizó porque la
meteorología fue un poquitínnn más benigna con las huestes Pelayas: salvo casos
aislados, que ya comentaré más adelante, no nos llovería en abundancia.
Los meses primerizos traían excursiones por Brañes, con
fartura incluida, por Arroes y la ya habitual visita a los Callos de Carreño. Por
esas fechas, si mal no recuerdo, asaltamos todo un tren de Feve para
desplazarnos hasta Noreña, digo asaltamos porque no entraba ni una bicicleta
más, ante la sorprendida mirada del maquinista carrilero.
Aunque dije que no
llovía en abundancia, si lo hacía con frecuencia, y mientras un temporal tras
otro se llevaban medio Muro por delante, aprovechábamos los aguaceros para que
Marín y Garrido nos deleitaran con un entretenido curso de GPS y orientación, que aprovechamos convenientemente para encontrar un buen restaurante donde reponer fuerzas.
También, en un
claro de las chubascadas, se acometía la Impensable Nocturna, muy dura en esta
ocasión porque el frió que nos asoló durante toda la noche hizo que más de uno
quisiera abandonar, al final solo se libraron un par de ellos, por mor de
averías mecánicas.
Y llegaríamos a Mayo, el mes de las flores y de las novenas
a la Virgen, que decía mi abuela (unas cuantas aguanté de pequeño, ¡coña!…tenía
yo un arte en hacer nudos al rosario que mis buenos coscorrones me costó).
Los
101 Peregrinos hicieron pasar calor a unos cuantos mientras que el resto
recogía sartenes a diestro y siniestro por los valles de Peón. Pero el tiempo
mejoraba y se imponía una visita a las playas de Ribadesella y alrededores.
Fue
allí donde se lesionarían Juanjo y Rafa Venta; el primero debido a un calamitoso
salto de 90 centímetros en Gulpiyuri (no era más, que no os engañe…) y el
segundo al aterrizar sobre unas piedras unos metros mas adelante; dos meses le
costará al boticario sanear el desperfecto, mientras que Echevarria sigue
padeciéndolo de cuando en cuando…según le interese…
Unos días después, Marín, el
inquieto y pérfido geógrafo, diseñaba una visita a sus añoradas tierras
palentinas y a sus cumbres. Un día de dura ascensión entre nieve y bisontes que
no vimos, y otro de recortado paseo pedestre ante una tremenda tromba de agua
que casi se lleva, flotando, el coche de Joaquín.
En las mismas fechas, unos
pocos valientes sufrían en El Soplao, haciendo buenos tiempos pese a las
roturas y el aumento de dureza de la
mítica prueba.
Seguían en plazo la Montemplaria, con un único y obligado
representante y la Degaña-Ibias, que marca el comienzo del verano y cuya
organización se esmera año tras año en superarse a sí misma en amabilidad y cuidado de los
participantes. Una buena recua de socios, siete en total y la mayoría neófitos
en la ruta, disfrutaron de la misma.
Reseño aquí, mal que me pese recordarlo,
que en todas las participaciones hasta la de este año, el clima durante las dos
jornadas variaba entre soleado a muy soleado, con temperaturas harto
calurosas…hasta ahora…¡que nos cayó la del pulpo!: un aguacero continuo durante
todo el primer día que hizo imprescindibles los chubasqueros, los gorros, las
botas y hasta las mantas. Se daba también la circunstancia que era la segunda
gran mojadura anual que sufría este escribiente (la primera fue en Chozas) y que en
ambas, estaba presente cierto individuo (patrocinador de la leonesa…), de corte
suave y amable…sobre cuya suerte con la climatología tengo yo mis dudas…no digo
más, pero aquí lo dejo escrito, por si llueve de nuevo estando el gachó cerca.
Pero llegaba el buen tiempo y, a pesar de los imponderables
burocráticos, conseguíamos hacer la Vuelta al Concejo de Gijón, la XXI, tras
descartar cruces, carreteras y zonas limítrofes con otros concejos. De nuestro cuidado en la planificación de la ruta daba fe la rapidez con que se acabaron las
plazas…¡cuatro días!!...¡¡ahí queda eso!!...
Y a los pocos días el Patronato nos encargaba una excursión a Covadonga con 27 voluntariosos inscritos en la marcha, férreamente vigilados por siete guías de esta casa. Como vehículo de apoyo, de nuevo que ya en la nocturna nos había acompañado, asistía el dispuesto Manuel Arrieta y su inseparable Marian.
Y a los pocos días el Patronato nos encargaba una excursión a Covadonga con 27 voluntariosos inscritos en la marcha, férreamente vigilados por siete guías de esta casa. Como vehículo de apoyo, de nuevo que ya en la nocturna nos había acompañado, asistía el dispuesto Manuel Arrieta y su inseparable Marian.
Por aquellas meses se unía a nosotros la gentil doncella
Eva, de cara a su preparación para la benéfica ruta Sevilla-Gijón, (que finalizó con gran soltura) y disfrutaba
de nuestro buen hacer en una ligera excursión por San Pedro de Nora…nos
perdimos unas cuantas veces.
Los peligros de las bicicletas flacuchas, esos engendros
delicados y resbaladizos hacían de nuevo acto de presencia y, por un quítame
allá ese bardial, Vega, el hombre-nube, arremetía con su montura sobre un
inocente Rubén Patricio, que lo llevaría al hospital con un codo perjudicado. También
recuerdo que, en la corta primavera, durante una frenada inesperada, Joaquín se
llevaba sentado en el manillar al tranquilo Rubén Varas, repartiéndose unos
cuantos verdugones entre los dos. Desde ese aciago día, Joaquín lleva
protecciones de enduro…por carretera!!!
Lacra esta, la de las bicicletas escuálidas, que está
invadiendo esta santa casa como la peste del XIV. A pesar de las amenazas y ataques
del feroz inquisidor Moya, cuya jaculatoria mete miedo (“carreteros de
m…#$%...!!!) hasta los más bragados y respetables socios e, incluso, los que
juraban en arameo ante la sola visión de una de estas monturas (caso del
barbado individuo del principio) van cayendo en sus redes.
Agosto traía una excursión corta pero intensa: La Carisa; 22
socios acometieron una fiera rampa de 25 kilómetros de subida, repleta de
piedras, escayos, pinchazos y averías (siete en total).
Cómo sería que el temeroso
salesiano, responsable del desaguisado, rebuscó una excusa en su mochila para fugarse antes de ser linchado
durante el ascenso.
Y volvíamos a Palencia, en esta ocasión equipados con
bicicletas serias y de las otras.
Una nutrida cuadrilla se presentó en Potes a
la llamada del cabecilla geográfico para rodar por montes y carreteras durante
dos días; el primero volviendo desde la localidad de Cervera por montes y
despeñaderos y el segundo retornando a ella por puertos y valles. Algunos hubo
que no secundaron la nueva religión (dos) y el segundo día, mientras que el
resto de secuaces hollaban asfalto duro y peleón, disfrutarían de una jornada
peatonal y campera.
Es de reconocer el esmero que puso don Marín en organizar
el viaje y sus posteriores excursiones, contratando incluso a una abeja para que
hiciera el viaje más entretenido a Ramón.
El otoño llegaba con un tiempo seco y
soleado, y con una ruta interminable…Cuevallagar…aquello no se acababa nunca,
siempre quedaba una rampa que ascender. La arriesgada pendiente de Bandujo se
descendió con las últimas luces del día…pocos hubo que la hicieron montados…qué miedo
El invierno se presentaba mojado; tras dos semanas inhábiles
por los chaparrones, las ansías confundían a Paulino, que intentaba sobrevolar
una bicicleta tirada en medio del camino, sin éxito (Pau, la próxima vez tómate
un RedBull…da aaalas…); el resultado fue de empate; Camino 1: Paulino Uno…brazo
roto (bueno, sólo la cabeza del húmero).
La ruta a Gorfolí con los amigos de Avilés se suspendería
una semana después con el grupo atechado en una cabaña, mientras los torrentes
rodeaban la misma. Lo que no se aplazó fue el cachopo posterior en Los
Manjares, otro clásico.
Ya se veía venir la Navidad y antes de que lo hicieran las
nieves, rodamos por el bosque de Valgrande, subiendo de paso hasta la estación
de Pajares, que queda alta que te rilas, por así decirlo.
Entretanto, Fran Morís y Patricio ascendían desde Sevilla,
por la Ruta de La Plata, opíparamente patrocinados por la Federación Asturiana.
Y llegaban los festejos invernales: la Cena de Navidad, el
belén de cumbres…bueno de Deva, la San Silvestre…etc, etc.
En una de estas reuniones deportivas: la travesía a nado del
puerto, el intrépido Briansó, felizmente
recuperado de sus males, nos
sorprendía reclutando a un grupeto de valientes para afrontar la citada
singladura…dado el frío que se les ve en la foto, dudo que repitan el año que
viene, y encima alguno se corto un dedito...Valientes!!
Y todo esto me llama la atención sobre el hecho de que esta
Peña cada vez abarca más disciplinas…a la primigenia de BTT ya se une la de
bicicleta de carretera, la de los corredores, la de los moteros (…pobres de
ellos, para una excursión que organizan, les llueve a mares…), la de los
nadadores, la de los que se quedan a tomar cervezas los viernes y días de
guardar…los noctámbulos, raza aparte…los endureros, mención aparte a nuestro joven campeón Diego...etc, etc. Qué banda!!!
Ayyy, menudo año; y estrenamos sede nueva!!
Bueno, que se me acaban los apuntes, porras!!!
Como siempre, se han quedado muchas rutas y anécdotas en el
tintero, demasiadas, pero ya sabéis que las mejores de todas son las atesoráis en
vuestros recuerdos.
Dicho lo cual, voy a seguir jugando con el Ibertren que me
han traído los Reyes Magos, no soy capaz de que suba una cuesta de nada que le
he puesto…¿le pondré un 12-36???
Un abrazo
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