miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA TRAGEDIA DE COALLA
08:30 de la mañana, el Dr. Peláez, psiquiatrista argentino de gran prestigio, se dispone a efectuar una prueba sobre un paciente; este, un hombre joven y apuesto, de mediana edad, se encuentra sentado a horcajadas sobre una silla mientras con las manos agarra fuertemente el respaldo…no le han podido quitar el casco…ni los guantes…ni la mochila...
(Habla el argentino…)
-Bien, estoo, vamos a hacer una prueba de relación, yo le digo una palabra y usted me responde otra...¿Entendido, che…?...vamos para allá: ..Bicicleta…
-¡BARRO! Responde el joven sin dudar…
-bueeeno,… ¿excursión?…
-¡BARRO! Repite el joven con la mirada hundida en el suelo, y los dientes apretados.
-bieeen…veamos esta: ¿Coalla?
-¡BARRO!…
-¡Vaya! … me parece que tenemos una fijación…probemos con esta otra: ¿PAchu?
El joven no responde, pero en un instante los ojos se le inyectan en sangre, mientras los colmillos asoman descarados por las comisuras de los labios, en una mueca de extrema crueldad…y una de sus manos se alarga hacia el abrecartas que está encima de la mesa….
(-¡¡Que mal bicho le habrá picado a este huevudo!!!...), Piensa el espantado doctor, mientras echa mano del informe que los de Asuntos Sociales le han pasado sobre los hechos que han incapacitado al infeliz, basados en el relato de uno de los supervivientes…

RUTA DEL CONDE DE COALLA
Todo empezó a las 09:30 de la mañana del lunes 7 de Diciembre, en el aparcamiento del bar El Tiro, cerca de Alcubiella, donde nos habíamos reunido para acometer la ruta del Conde en cuestión, así llamada por ser el camino de retirada del siniestro individuo, después de asolar la Villa de Grado, allá por la primavera de 1308, (tenía yo una tía-abuela, que según mi padre, estuvo tirándole piedras al Conde en aquellas fechas…no nos dejó un duro…) . Pues allí estábamos Don Pachu, alguacil y mecenas de la ruta, acompañado de sus secuaces: Pablo, Paulino, Javi Barredo, Juan Blas y De la Mancha, preparando pertrechos y monturas en una mañana nublada y bastante húmeda. Partimos fresquitos, y al poco, en un giro a la Izquierda, iniciamos realmente la ruta, subiendo por el margen derecho del río Varas; después de cruzar unas cuantas portillas, y unos cuantos charcos, las cancelas dieron paso a una senda, un poco más alta que el río, por la que seguíamos sin mayores contratiempos, exceptuando algunas imprecaciones, un sapotazo de Javier, y un intento de fuga fluvial por parte de De La Mancha. Una vez acabado este tramo de investigación, todos arañados y con unos cientos de puntos menos en nuestras ropas, llegaríamos a la aldea de Coalla, lugar de nacimiento del innoble noble. De aquí al núcleo de Pumarín, donde ya algún lugareño nos miraría con recelo mientras guardaba el duerno de matanza, iríamos por carretera; En Pumarín tomamos una subida pedregosa y resbalosa que calentaría nuestros músculos, en dirección Sur; A la mitad de la misma, nos encontramos con un hermoso hígado, que insistió en hacerse unas fotos con nosotros…a lo que gustosamente accedimos. Seguía la subida, con altibajos, y ya accedímos a los antiguos predios del conde, los charcos ya se insinuaban con orgullo. Un poco más adelante, Javier, en un tierno gesto de cariño, se abalanzó sobre Pablo, a este casi le salta un radio, y a aquel el sillín… (las 3 horas de ruta ya se habían consumido, y lo que faltaba…) . Avisados los mecánicos del grupo y el hombre percha, se intentó solucionar la cuestión (casi le desmontan hasta el manillar…) , pero el tanteo fue demoledor: Sillín 5, Secuaces 0. Javier anda torcido desde entonces (mas). A todo esto ya estábamos (…muertos de fame…dilo…) en la zona de la Llamera, donde por cierto, sufrimos el asalto de una banda de motoristos, que nos quitaron las pocas ganas de pedalear que nos quedaban, pero el alguacil mandaba y en breve nos presentamos en una bella campera donde se iniciaba la subida al pueblo conocido como San Martín de….digo… Santo Adriano del Monte, y aquí…y aquí…y aquí...nos encontramos con el Barrizal Mayor del reino, 800 o 1000 metros de barro, con una pendiente del 12 o del 15, que mas da…en cinco metros las bicicletas absorbieron el doble de su peso en barro, dejamos de ver los frenos, los tacos, los cables, las roldanas, la cadena…¿Dónde está mi bici?... ¡MI BICI ERA BLANCA!!!...Todo estaba sepultado bajo una capa de barro de varios kilos de espesor. Los más valientes arrastraban la bici de lado, los menos tiraban de frente, otros tiraron para el monte, (alguno mas de la cuenta…) …los pasos se duplicaban…dos para arriba, uno para abajo…poco a poco, y a duras penas, conseguimos llegar al citado pueblo, que está abandonado... ¡claro!; Mientras reponíamos fuerzas, y buscábamos los desviadores, sucedió que escuchamos una voz en la lejanía, que al principio tomamos por el fantasma del pérfido Conde, pero pronto nos dimos cuenta de que era Javier, que voceaba por encima de nosotros. Unos figos pasos después, salimos de Santo Adriano, al pie del monte el Buey Muerto, de una forma elegante…con la bici en la mano. Contactamos con el explorador Barredo, aburrido estaba de esperar el probe, y nos dimos de frente con una heróica familia (Padre, madre, niña, bebé, sillita y perrillo…), que ascendían hacia el pueblo…que valentía…Bueno, atravesamos un lodazal de bolsillo, y ya nos dispusimos a descender hacia Baselgas. Bajada a media ladera...rassshh, durante un trecho...rasssh y directamente después...a fondo, rasssh, sin demasiada dificultad. Desde Baselgas, ya por carretera, descubrimos que el guía de la expedición sufría una perturbación lingual, y siendo la carretera para arriba, el decía siempre –YE PA´BAAJO!!...vaya, que hasta nos condujo a un pueblo que se llamaba El Pico, y claro…para arriba. A estas alturas, las tripas de alguno parecían una manada de Ñus salvajes. Como unos 8 Km. mas tarde, y ya bajo intentos de motín y linchamiento, llegamos por fin al restaurante ( ¡las 16:30 !!, y sin comer!) , casi sin desmontar, Javier irrumpió en el bar y la cocinera, amedrentada por la apariencia del finado y la rapidez en el habla, apiadándose de nosotros, consintió en darnos de comer. Previo lavado de bicisbotaspiernascaras con una manguera prostática, accedimos al comedor y allí…OOHH!!, que potaje!!!, HUMMM, que carne ¡!!, AUMM!!, que postres..!!...decir es de derecho que nos olvidamos del cansancio, del frío, del barro, que olvidamos hasta el barro…vaya…hasta del "YE PA`BAAJO.."...
El Doctor Pelaez, temblando, levantó la vista sobre los folios y, sorprendido, observó como el paciente limpiaba las patas de la silla con el plumero en una mano y el abrecartas en la otra…

2 comentarios:

El Correcaminos dijo...

Si tenemos que subir otra bajada más, comemos gazPachu... LoL

Juanjo dijo...

je,je,je....