A baja velocidad, por una pista más o menos lenta, basta unos toques de freno y un poco de control para detener la bici y poder reparar la rueda sin mayor dificultad. Eso pasa a menudo.
A mayor velocidad, por ejemplo 30Km/h, rodando por asfalto, la máquina se mantiene relativamente recta hasta que comienzas a tumbar en la curva. En ese momento, notas que la dirección intenta girar un poco más de lo necesario, en ese segundo que el cerebro necesita para analizar la situación; entonces, la primera reacción es la enderezar la bicicleta, resultando que la rueda delantera pretende encaminarse en la dirección contraria mientras el resto de la montura intenta seguir recto.
Por efectos puramente físicos (e=mc²) se produce un colapso del sistema bicicleta-ciclista, provocando que ambos se vayan al suelo. La bicicleta no sufre daños reseñables (recordemos que la rueda pinchada estaba así con anterioridad).
En próximos incidentes intentaré determinar si es habitual producirse quemaduras en muslo-rodilla-pantorrilla o las lesiones son aleatorias. También buscaré las causas de que duela la mano contraria al lado de la caída.
Bip, bip
PD: niños, no salgais sin guantes.
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