Versos dedicados a las tropas participantes en la batalla de Villaviciosa, acaecida el décimoctavo día del mes de Julio del año de Nuestro Señor 2009.
De la playa de Merón partieron los secuaces
habialos de todas las edades, incluso algunos paecían guajes
En ruta a las alturas iniciaron el ascenso
Al principio cosa fácil, aunque se fue algo lento
Comandados por Don Ivan, los caminos asolaban
piedras, pájaros, canes, todos corriendo escapaban
También algo mandaba el ilustre teniente Eusebio
Que aunque flojo de carnes, era y es bastante serio
Llegando al ecuador, algunos tunantes desertaban.
Llego tarde, tengo prisa, too me duele, decían aquellas damas,
pero la verdad sea dicha, corrían que tropezaban
Y bien hicieron en fugar!!, que ya venían las rampas !!
Primero para arriba, que aquello no se acababa
mas que cuesta era caída, aunque bien apisonada.
Luego, un descanso y para abajo
hasta el fondo, donde yacía un peñasco
Era tierra de praderas, los cascos no agarraban
y mas de uno y de dos, las monturas colgaban (del hombro)
Los valientes aguerridos sin desmayo lo intentaban
Y cierto es que algunos de ellos, sus huesos deslomaban (AY!!)
Llegados a este punto…no olvido al infante “Jandro” (Alex no rimaba…)
Que echándole desparpajo no quiso bajar andando
Dejonos a todos tiesos , que bajó hasta el tajo
Y alguno decía luego:” si lo se, no me bajo”
Algún infame inmortalizaba, las posturas utilizadas
para mofa de extranjeros, sitos en tierras lejanas
De cabeza, de tripa, de salto, para atrás
Todo valía, al final…todo daba igual
Acabose la batalla y todos salimos sanos
y encaminando por los caminos que caminaban por allí al lado
Llegamos a una alegre posada, San Justo, casa de los cuñados
donde nos dieron cariño y nos dejaron alimentados
Allí sufrimos la baja, por todos sentida
del teniente Don Eusebio, que se quedó a la comida
Y de allí a contar baches, o mejor socavones
que algunos de nosotros ya sufríamos de dolores (co…s)
Poco después arribamos, de nuevo a la empedrada playa
Y cual perro fiero de aguas cogimos rápidos la toalla
A merced de las olas flotamos unos pocos
Otros muchos las temieron y allí nos dejaron solos
Solo quedaba la pitanza, en una fonda cercana
Con lo que allimentar las barrigas de forma bien adecuada
Y al final, arañados y contentos, fartucos y lisonjeros, todos de vuelta a casa
Que ya era hora de vuelta, desde temprano por la mañana (golfo!!...vaya horas…!!!)
Todo esto y mas acaeció
En tan larga jornada
Si en algo erro yo
No dudeis vos en contala.
El humilde escríbano Don Arturo de la Mancha
2 comentarios:
Mi mas sincera felicitación por tan magnos versos,que sin par estarían en otra época a la altura de los del mismísimo Quevedo.
Es usted un autético bici-literato Don Arturo de la Mancha
Anonadado me hayo !!!!
Vaya resumen mas explicito..
Gracias
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