miércoles, 27 de mayo de 2009

LOS 10.000 DEL Soplao (3ª Edición)

23-05-09 (Primera parte)

Parece que no escarmentamos, ni los de la 1ª Edición ni los de la 2ª, ya que de nuevo nos volvimos a ver las caras en el Infierno del Norte como dan a conocer a esta prueba que se esta convirtiendo en un ejemplo a seguir por lo bien organizada, por el animo y apoyo de la gente de los pueblos por donde discurre la prueba, y por un montón de anécdotas que os intentare reflejar mas adelante.
En esta edición no hubo tantos Pelayos como en la anterior (una lastima), y los que fuimos lo hicimos sin organizar nada en grupo, pero nos fuimos encontrando por Cabezón y durante el desarrollo de la prueba. Para esta ocasión, me alié con Manu (Brianso), así que la aventura y la diversión estaban más que aseguradas con el “Capitán Riesgo”, apodo que se gano Manu en sus ultimas vacaciones en Lanzarote.
Partimos de Gijón el viernes a última hora de la tarde en el “Galeón” del “Capitán Riesgo” y llegábamos a Cabezón de la Sal sobre las 21:00, después de hacer una foto a un “cartel” muy representativo de la prueba que estaba en la glorieta de entrada al pueblo, nos fuimos directamente a por el dorsal y el chip para la bici a la carpa que estaba donde el año pasado.
Justo al llegar a la carpa nos encontramos con algunos Pelayos, allí estaban Rober, Mª Jose, Arsenio y Manu (Pedal). Cogimos los dorsales y nos fuimos a tomar unas cervezas con ellos para charlar un poco de los ánimos, la Bimbache y demás comentarios relacionados con la bici y la prueba que íbamos a disfrutar al día siguiente.
Nos despedimos pronto, ya que teníamos que buscar el pueblo donde nos íbamos a alojar y que estaba a unos 6 km de Cabezón.
El pueblo se llama Casar de Periedo y el establecimiento Posada Vallejo, un buen sitio donde pasar un par de noche agradables y con un trato muy familiar. Os dejo el enlace http://www.posadavallejo.com/default.htm
Una vez dimos con la posada, nos quedaba todavía cenar y ya se nos estaba echando la hora encima, pues eran mas o menos las 11 de la noche, así que nos fuimos directamente a La Caseria, un restaurante que hay prácticamente en frente del cruce de entrada a la posada.
Cenamos rápidamente una buena ensalada de la casa y unos macarrones con su tomate y algo de chorizo que estaban muy ricos. Después un paseo hasta la posada y a dormir rápidamente para estar preparado al día siguiente.
Después de algunas risas, nos quedamos profundamente dormidos, hasta que a las 4:30 de la mañana me despertó un enorme trueno seguido al poco de relámpagos y más truenos que ya me hacían imaginar lo que nos esperaba al amanecer. Siguió lloviendo prácticamente hasta el amanecer, y sobre las 6:30 más o menos nos fuimos levantando para bajar a desayunar. En el comedor ya había más participantes que como nosotros dieron rápidamente cuenta del desayuno con la mirada puesta en el cielo para ver si nos mojaríamos o no.
Al salir de la posada vimos que ya no llovía, aunque el cielo seguía cubierto y amenazador.
Nos desplazamos a Cabezón y una vez allí fuimos preparando nuestras monturas, algo de aceite, presiones, dorsales, chip, chubasqueros, ropa de abrigo, barritas, gel, agua, cascos, etc…, un ritual que miraras donde miraras lo veías repetido en el resto de participantes de la prueba.
Seguidamente nos fuimos para la calle donde se encuentra la salida de la prueba, cuando llegamos nos encontramos prácticamente al final de una larga y multicolor marejada de beteteros situada en el centro de la calle y todas las aceras repletas de gente del pueblo, familiares y amigos para dar ánimos a nuestro particular reto.
Al poco saludamos a Juanin, a Carlos y Jorge (de Trasgo BTT) y algún otro de los que no recuerdo el nombre.
Pasaron los últimos minutos de nervios y enseguida oímos y vimos el humo de la traca que daba paso a la salida de la prueba o a la entrada del infierno del norte.
Durante unos minutos circulamos por las calles de Cabezón, donde los lugareños y familiares, a ambos lados de la calle, nos aplaudían y nos daban ánimos para conseguir acabar esta “locura”.
En esos momentos solo piensas en no tropezar con nadie y que te vayas al suelo en mitad de mas de mil participantes.
Después de unos pocos km de asfalto nos desviamos a la derecha para empezar a sufrir los primeros tramos de barro, que aunque no había mucho, estaba muy diluido por las lluvias recientes y apenas podías ver por las salpicaduras de unos, otros y de tus propias ruedas.
Manu y yo fuimos ganando posiciones y comenzamos los tramos de bajada a buen ritmo, aunque como dije antes apenas podíamos mantener lo ojos abiertos, y para mas fastidio comenzaba a llover débilmente.
Llegamos al primer avituallamiento en el pueblo de Caviedes (Km 20), y decidimos no parar, continuando hasta el siguiente que estaba en las Cuevas del Soplao.
Después de pasar Caviedes comienza un pequeño tramo de asfalto que nos acerca en rápidas bajadas y curvas enlazadas al pueblo de Roiz y a la “temible” subida de La Cocina, una interminable pista con gran pendiente adornada con barro, piedras, losas y eucaliptos a ambos lados, además de una multitud de espectadores que no dejaban de darte ánimos para conseguir llegar arriba y que sabían que allí iban a tener espectáculo.
Entre la cantidad de participantes, la mayoría a pie empujando las burricletas, y el estado de al pista, apenas se podía mantener el equilibrio, pero en esta subida yo tire como un “campeón” y no puse el pie al suelo.
Al final el esfuerzo y la insensatez de no tomármelo con más calma me pasarían factura, pero es que a veces a uno se le calientan los motores y no hay quien lo baje de la burricleta.
Manu (más inteligente) subía a un ritmo mas tranquilo, por lo que tuve que esperarlo brevemente arriba.
A continuación seguía la subida pero por una pista con mejor piso que ya nos dejo prácticamente en la parte alta de acceso a las instalaciones que hay en La Cueva del Soplao donde se encontraba el segundo avituallamiento (Km 34).
En este paramos brevemente a comer un par de plátanos y rellenar nuestras reservas de líquidos.


A continuación venia una de las bajadas mas espectaculares del recorrido, ya que se trata de una pista ancha con el piso bastante irregular y llena de un barro especial de color marrón oscuro que te permitía lanzarte a bastante velocidad para ir trazando las curvas que en algunas ocasiones se enlazaban de izquierda a derecha y viceversa. En algunas curvas los regatos del agua y la acumulación de piedras te hacían poner todas las neuronas en alertas para no irte al suelo. En esta zona Manu iba por delante adelantando continuamente a participantes que bajaban con cierto temor.
Al final de la bajada esta el pueblo de Celis y las últimas rampas y curvas de entrada al pueblo son de hormigón rallado, así que tuvimos que ponernos en alerta para no irnos al suelo ya que estaba bastante resbaladizo.


Ya en el pueblo la gente se ofrecía a lavarte la bici con mangueras y seguidamente a la salida del pueblo estaban las asistencias para el engrase y retoques por si algo fallaba o se desajustaba en la bajada. Es de agradecer que las gentes de esos pueblos se vuelquen con la prueba y compartan con nosotros todas las experiencias que vivimos en esos momentos.
Después de Celis nos toca otro tramo de carretera que pasando por La Cotera, Puentenansa y Carmona nos va acercando a la siguiente subida, el Monte Aa.

Continuara ...........

2 comentarios:

Juanjo dijo...

Sois tremendos, como siempre...

Gracias por el resumen, muy bueno.

merp dijo...

Esperamos la segunda parte..... que recuerdos me trae todo esto.

a ver si pa el año que viene tengo mas ganas y me animo.