La vida
del cronista aficionado es dura, estéril, ¡desértica!, siempre a la búsqueda de
un detalle, de una noticia, de la gesta que realcen el sentido de un relato y
den energía al mismo de tal forma que el leyente, aún ajeno a las
circunstancias de la historia, se vea cautivado o incluso atraído hacia su
lectura.
Condiciones estas que no ayudan precisamente a la buena salud mental
mental del pobre escriba, siempre bajo la presión de confeccionar una
decente narración que deleite a los fieles.
Pero en ocasiones…¿veo muertos?
Pues no, hay ocasiones en las que las musas o la tecnología, en este caso, se
ponen de acuerdo en soplar en la misma dirección y otorgan un placet al sufrido
prosista.
Y es este el asunto del año que se fue, o acaso ¿no hemos sufrido en
carnes propias y ajenas el fatal zumbido que antecede a Echevarría y su e-bike?.
Sí
señores, este ha sido el año de ese
engendro mecatrónico que nos lleva castigando durante unos cuantos meses.
Meses
de sufrimiento y condena, aguantando cómo el sonriente individuo accionaba su
maneta y ascendía por las cuestas como si fueran llanuras…por esas mismas
rampas en las que, años atrás, pedía ánimos, compasión y hasta oxígeno.
Y el
mencionado sujeto, no contento con su “hazaña”, subía y bajaba de nuevo, y
¡¡hacía fotos!!!, y se permitía incluso “atacar” a los profesionales del pedal.
No
solamente actuaba en las rutas menores, el prójimo, si no que incluso se atrevió
con las grandes…Travesía, VCG, Noreña, etc.
Pero la justicia acaba llegando a
todos, aunque no tengan tarjetas Black, y en estas últimas rutas, se observa
cierto decaimiento de la capacidad propulsora del motor Bosch…
Sí
hermanos, si, han sido días muy duros, en los el pecado del secuestro y venta a
tratantes de blancos estuvo muy presente en nuestras mentes...ayyyy...
En otro
orden de cosas, el año estuvo movidito, exceptuando febrero, donde llovió de lo
lindo y nos tuvo encerrados en casa (las malas lenguas dicen que Blas se quedó
sin uñas ante el déficit kilometrero…), las rutas fueron continuas:
Llosorio-Viapará, Les Praeres-Foces del Pendón, el pico Paxoto, Priescas, Playa
de Vega, etc, etc.
Siempre bien dirigidos por la castigadora batuta del
perverso Marín, cuya capacidad para diseñar tramos imposibles parece no tener
fin en esta vida.
Pero llegaba
Mayo, mes de las devociones como muy bien sabemos todos, y el travieso geólogo,
en su afán de la búsqueda de la excelencia, nos obsequiaría con la ruta del
año: Los Ancares: Un glorioso fin de semana en Ambasmestas que nos arrancará
una sonrisa hasta que nos falle la memoria.
Fue ahí, en esa ruta, donde tuvo
lugar el estreno del demoníaco vehículo motorizado, y buen estreno hizo, ¡iVive
Dios!, que no hubo forma de que el bellaco echara pie a tierra.
Y no cuento más
porque ya lo narré en su día, y si queréis escuchar de nuevo las habaneras de Alfonso,
¿ incluso había un vídeo?, si, que no lo borré.
Ese mes florido,
también llevaba a algunos socios a los 101 Peregrinos, destacando el
informe
que el alférez Arguelles haría al finalizar la aventura...”Hemos llegado Antonio y yo, del resto ni idea”…y tan pancho se quedaba el zagal...caían así, en el olvido: Sergio, Rene, Alberto, Vicente, Hector y Nando (la preocupación del joven por sus compañeros sentaría cátedra entre los veteranos).
Otros
socios se irían a La Garandilla con el comandante Vega y, a finales de mes, un
reducido grupo se desplazaría a Degaña para romper radios, horquillas de
suspensión y extraviar el Gps de Blas.
Suerte hubo que la piscina estaba en su
punto, que había fiesta de inauguración en el complejo acuático y que el Gps
apareció al día siguiente, ante el alborozo del flaco Juan.
Los meses
veraniegos aparte de nuestra VCG, líder del periodo estival, trajeron un abrumador
estreno de bicicletas: ya fuera por rotura, cansancio, o porque tocaba, Felix,
Rafa, Lalo, Pablo, Fredo, Antonio, Angel Zarate y alguno más que se me escapa,
estrenaban monturas en versión 27,5 o superior, ¡que el mercado manda!.
Fueron
meses de relajo y paseos tranquilos, Fario, La Ñora, Monte Areo, Candás,
aprovechando que el licenciado correteaba por las Azores y su anticiclón.
Pero la
alegría duraba poco y en Agosto, los infelices que quedaban en la villa sufrían
lo suyo en la Niembro-Llamigo, un sartenazo Mariniano de tal envergadura que
hasta la batería de Echevarría dio su brazo a torcer.
Cómo sería el asunto que
la ruta hubo de ser acortada, ante las amenazas de linchamiento contra el
veterano geólogo.
Se hacía perdonar unas semanas más tarde en la
Peñerudes-Dosango, con final en un buen restaurante de la zona, cortesía del
olvidadizo Saúl.
Por aquel
entonces, acudían a una pseudo competición de esas de cuerdas, maderos y todo
eso, OrientaRaid se da en llamar… los señores Barquin, Alberto, Vicente, Joako
y José Peon, para mi, viendo el listado, con mayoría
de solteros, que
van a ver si pillan a la Pedroche, aficionada también a esas maneras, pero
nada, que no pillaron que se sepa. Bueno, José sí que
pilló: una placa de titanio con 14 tornillos, fruto de una tonta caída (todas
las caídas son tontas…).
Llegaba
Septiembre con su Travesía, donde Electroman hizo de las suyas, otra vez; con la Geras-Beberino con corderada final y con la
Vuelta a Noreña, estreno televisivo de la Peña Pelayo, con un humilde,
conciso y casi desconocido Juanjo delante de las cámaras; del
saludo final, mejor ni hablo…
Octubre,
además de la compañía de Tanja, nos llevaba (bueno, el mes no, Marín) por la zona
de VegaPujin, allá por Las Omañas y en pleno Valle Gordo. Y gorda nos la lió, de nuevo, el mariscal de los mapas: 15 buenos hombres sufrieron lo suyo
para acabar la ruta; ni siquiera con la ayuda del café de un servidor ni de la
cazalla, que portaba el perito en guijarros, pudimos con aquellas rampas.
Hasta
el citado Marín tuvo un desfallecimiento, y qué decir del hombre-voltio…sus
pilas dijeron basta poco después del café cargado y tuvo que arrastrar el
artilugio siniestro por la cuesta, como si fuera un Ecce Homo con su Cruz.
Todas
las rutas tienen ese algo que las diferencia, y en esta fue la compañía que nos
hizo una perruca que, saliendo de Fasgar con nosotros, se hizo los 45
kilómetros al trote perruno, ante nuestra gran sorpresa…y envidia!!!.
Quedaban un par de excursiones
serias para terminar el año: la típica de Ventaniella, donde el recurrente Pepe
olvida la cámara, año tras año y otra por las tierras vaqueiras, de la que
alguno todavía luce cardenales en el tobillo.
Cerrabamos ya el año con una
multitudinaria asistencia al Belén…(nos quedamos sin tortilla…¡fartones!!), a
la que siguió una también masiva asistencia a la cena de Navidad, (nos quedamos sin
bacalao, ¡¡triperos!!), y en la que logramos clausurar el restaurante con ¡75!! comensales, a este paso la hacemos en el Pinal, el de las bodas, y ¡mira!, nos queda cerca
del Belén.
No quisiera yo rematar la faena
sin recordar las hazañas de nuestra Yoli, que no ceja en su empeño de ganar
carrera tras carrera, del joven Diego, mas de lo mismo y de nuestro flamante Campeón de Asturias 2015, Agustín, cuya
fama de gran deportista y mejor persona superan los límites de la autonomía, (que
pregunten en Cantabria), aunque en todo ello algo tendrá que ver su entrenadora
personal, que recientemente ha cumplido años, muy pocos eso si…
También hay que hacer una mención para el capitán de los endurolays, don Nando Junco, que ha sido feliz padre de
un retoño de nombre bíblico-galaico.
Y ya que estamos en recordatorios
y demás, me permito unas palabras de aliento a un querido compi que anda un
poco perjudicado:
"Antonio, te queda un puerto por subir, y vas a hacerlo en plato GRANDE...
¡ANIMO!"
Un fuerte abrazo