
LLOVIZNA: “Lluvia menuda que cae blandamente”...
. ..También conocida por estos predios como Orbayo, Calabobos, Sirimiri, a veces convertida en Orpín (mas suave que el Orbayo), y mas lejos llamada como Chuvinela, aguanina, albaina o aguarradilla. Pues este elenco de acepciones denominan con diáfana claridad el fenómeno que sufrimos este sábado 3 de Julio, Santo Tomás, para más señas. Y lo de sufrir se extiende a la arenilla que a base de pedalear, acabó salpicando todas nuestra partes visibles e invisibles...puagh..., y puagh…
En fin, difícil tarea la de cronicar y relatar el desenlace de
e sus monturas. Y…y…y…no debemos olvidar a los esforzados de la ruta, que aún con la que caía, hicieron que este sábado se convirtiera en una fiesta de la bicicleta de montaña, a pesar del barrillo, y del agua….y del fresco, que no frío...Pero bueno, entremos en asunto…La expedición comenzó puntualmente a eso de las
a temida rampa del camping, la cabeza de la soldada apretó los calzones y los primeros sudores resbalaron sobre la piel, confundiéndose con la blanda llovizna que caía. Fue la última vez que vimos a Juanín y a su sombra, gentes del lugar nos confirmarían luego que sí, que iba en cabeza... Ya a un ritmo ligero unos y cansino otros, siempre bajo el suave murmullo del Sirimiri que nos empapaba, ganose
.-“¡¡¡CAGOENTOOOO!!!”...otro pinchado, y otro con la cadena rota...y aquel de allá, que se me cae por la trialera...¡¡A ESTE PASO NO LLEGAMOS...¡A VER;...QUITAENMEDIO!! NO ME .....AS..!!!....(Pablo, que estás en directo,…moderación...), - Ah, ya...vale...bueno, pues en
quello parecía un desguace de bicicletas. Se acaba el hormigón, seguimos por la senda, que está resbaladiza a más no poder, y llegamos a la pradería, allí arriba nos encontramos a Luis Madrazo, que tenía calados hasta los rizos, ocupado en solventar otra avería en otra bicicleta, de paso cerrará las portillas. Por cierto, que cruzar la pradería era como ir por un estanque, que mojadura...A partir de aquí, hay pocos ascensos, el ritmo es bastante ágil, -“¡¡¡PERO ANDE VASSS...!!!”... -Vamos cerrando Moya y yo, acompañados de Guti y Manu, que retiran cintas mientras nosotros retiramos cambios. En llegando a Paraguezos, importante nudo betetario y organizativo, q
Ya sigo yo Pablo, grrracias...pásate por el finiquito luego…; Como veis, a estas alturas, el orbayo incesante y el lodillo saltarín, ocasionaba no pocas averías mecánicas, amén de un estado permanente de humedad. Por
lugar Ordás, atascado en la subida al Gavio, al disponer sólo del plato grande. Dicha cuestión fue hábilmente solventada por la dispuesta doncella Úrsula que atendió las quejas del negado agente, y a continuación, las del resto de participantes… En la zona ya estaban el eficaz equipo de avitualladores Viviana-Rubén, acompañados por el biónico Barredo, que voceaba en dirección al monte, espantando al ganado de la zona. A los pocos minutos llegaba el grupo líder, encabezado entre otros por el frígido Briansó que no dudó vestirse un sayo anti-agua de confección propia.Un breve descanso de media hora fue necesario para que todo el pelotón se juntara de nuevo, dándose algo de calor humano, a la vez que degustaba el calórico desayuno.... ¡!NOS VAMOS EN CINCO MINUTOS!... Tronó una voz…y nos pusimos en marcha en dirección a Muño, siempre arrullados por el suave murmullo de la chuvinela. Y de nuevo los cancer
beros de cierre Moya-Trapote pusieron en práctica sus habilidades mecánicas; patillas, eslabones, zapatillas, calas, cubiertas, cámaras pasaron por sus manos en un, a veces vano, intento de reparación. Seguía pertinaz el calabobos, y las emisoras sucumbían una tras otra, con lo que el silencio se extendía sobre las trochas, solo roto por los gemidos en las cuestas y el rechinar de las cadenas. Por aquí se incrementó el ritmo de deserciones, algunas notables: Jose el profe y Gelu, por chivar dos, decidieron ir a secarse a casa. El ascenso al Bosque se antojó duro, y a veces imposible, las últimas riadas habían dejado algunas pistas en un estado ruinoso, y el tirar de la bicicleta fue la tónica habitual durante la subida. Una vez en el alto, el bosque de Muño no defraudó a nadie: rápido, peligroso, de contornos arbóreos difuminados por la niebla, con siniestros palos a la altura de los desviadores supervivientes; de escorados y profundos regueros, sonorizado por los chirridos de los frenos…su descenso no dejó a nadie indemne y a la postre, provocaba algunos pescozones entre la soldadesca, sin mayores consecuencias…un placer...el placer es mio.... La rápida pendiente terminaría en una triste riega, que nos llevaría, hectómetro
s por medio, al cruce de
entre, y otros invadían un hórreo cercano, bajo las recelosas miradas de la dueña, que veía peligrar sus tendales ante aquellos embarrados excursionistas. Poco después de llegar el grupo cerrajero, de nuevo tronó el altavoz y las huestes se pusieron en marcha…en cuatro pedaladas nos encontramos en Unos tramos de enlace carretera- pista por la zona de Peñaferruz nos llevaron al descenso mas comprometido de la jornada, la bajada de la cantera, ancha, veloz, y con la gravilla empapada, propiciaría los percances mas serios: un par de reclutas que salieron de los zarzales de la zona, con arañazos varios y el susto en el cuerpo, y la zambullida de otro infortunado, que, cegado por el agua, no vio donde se metía, asunto solucionado con unos pocos puntos en el codo, y la pronta retirada del dolido corredor. Mención especial hay que hacer a Jorge, cuyas bajadas meten más miedo a los demás que a él mismo…(-Pa haberse matao...)
-Al poco llegamos a la general, que atravesamos para ascender hacia el torrexon de San Pedro, alternamos hormigón con tierra con piedras, y nos lanzamos raudos hacia la embalsada de San Andrés para hacer un breve receso en la posada Romari (km 55…buff…), a fin de tomar unas infusiones que facilitaran la digestión un poco. . Degustando estábamos de los placeres de la fonda cuando los comandantes dieron la voz de alarma y tuvimos que acometer de nuevo el asedio de la ruta. Las temibles rampas del Monte Areo se intuían, y los oficiales tomaron posiciones para rechazar a los posibles desertores, que haber húbolos que lo intentaron, y no diré nombres, que nos conocemos todos… Iniciado el ataque, las cosas se pusieron serias...no pocos buscaron, inútilmente, piñones de repuesto en las mochilas…los cascos de las monturas resbalaban, los jinetes gemían, algunos empujaban, otros retrocedían (para tomar carrerilla)…todos sufrían…poco a poco, con titánicos esfuerzos, se vencieron los taludes. En uno de estos, el siempre preparado Tino, tuvo a bien celebrar un pequeño concilio alrededor de su montura, y allí nos fuimos congregando hasta 10 Pelayos, de paso, le cambiamos la patilla rota (que no tenía, tuvo que dársela Manu Barquín), y gracias a la pericia y la comprensión de todos, el citado pudo continuar la ruta, no sin antes recibir algunos improperios por el estado de su montura (rompe en todas las salidas...). Ya todos en alegre grupo dicharachero , remontábamos las últimas rampas del monte cuando a la salida de una curva, apareció el Frontera del comandante Nacho, que venía a buscarnos,, y a un servidor casi se lo lleva puesto en el capo...Solo nos quedaba el reagrupamiento en Monteana, de donde partimos, escoltados por Una vez en Las Mestas, con el protocolo habitual, se repartieron
las elegantes camisetas, que algunos utilizaron para secarse un poco y entre chascarrillos, comentarios, despedidas y buenos deseos, diose por finalizada la ruta.Que no la fiesta, que continuó para algunos con el partido España-Paraguay y la cena consiguiente en un restaurante de la localidad, amenizada por la música y los juegos de salón amañados. Posteriormente algunas unidades golfas del grupo fueron vistas en locales poco recomendables hasta altas horas de la madrugada. En resumen, un día perfecto...”...¡¡¡AAAtttchussss!!!!....”
Postdata: ¿A vosotros también os chirría la lavadora...???